El pacto de no agresión entre Susana Díaz y Pedro Sánchez se consuma. La baronesa andaluza encara el proceso congresual que la reelegirá secretaria general del PSOE-A sin ningún candidato sanchista que le vaya a disputar el liderazgo. El plazo para presentar candidaturas terminaba este martes a las doce y, a excepción de un lobo solitario jiennense, la presidenta renovará su mandato orgánico.

Susana Díaz puso a punto la maquinaria del PSOE andaluz, que lidera desde noviembre de 2013, justo después de perder las primarias del 21 de mayo. Eso fue un domingo, y horas después su equipo ya anunciaba que a finales de julio se celebraría el congreso regional. Esta precipitada convocatoria pretendía bloquear cualquier maniobra de un sector crítico andaluz que había resurgido que hasta ahora estaba adormecido por su poder.

La propia baronesa ha acudido este martes a registrar su candidatura con el objetivo de “renovar un proyecto de éxito” tanto para el PSOE-A como para Andalucía y lanzando un mensaje a Pedro Sánchez: está convencida de que al igual que ella respeta a la dirección federal del PSOE, debe haber ese “respeto recíproco” ante el proceso congresual que inician los socialistas andaluces.

Díaz no da batalla a cambio de un congreso tranquilo

La mejor carta de presentación de Susana Díaz ante su debilitada posición en el PSOE tras la derrota del 21-M es ser la presidenta del Gobierno andaluz. Así, en declaraciones a los periodistas, ha destacado que su proyecto ha conseguido el “apoyo mayoritario” en las elecciones andaluzas y en las municipales. Igualmente, ha destacado que Andalucía “está creciendo económicamente, está recuperando y ampliando derechos y se está demostrando que se puede gobernar de otra manera”.

Durante el proceso de primarias del PSOE, la presidenta andaluza sólo ganó en Andalucía, pero más de 30% de los votos recayeron en la candidatura ganadora de Pedro Sánchez. Ante el temor de que los sanchistas se levantaran en la comunidad, Susana Díaz se comprometió a no dar la batalla en el congreso federal, apoyar la Ejecutiva de Pedro Sánchez y no reclamar cuotas de poder; todo ello, a cambio de un cónclave regional sin sobresaltos.

Ella cumplió -aunque han sido muy criticadas sus ausencias durante el congreso federal-, y el sanchismo, también. Desde el mismo lunes, el equipo de Pedro Sánchez descartaba plantar batalla alguna en Andalucía auspiciando una candidatura alternativa a Susana Díaz, pero tampoco podrían evitar que cualquier militante se presentara a título personal, una posibilidad que no descartaban las plataformas críticas andaluzas.

Los militantes sanchistas se movilizan

De hecho, éstas comenzaron a movilizarse y animaron al socialista José Antonio Pérez Tapias a dar el paso y “continuar” con el proceso de cambio en Andalucía. Sin embargo, el exdiputado se ha descartado como alternativa a través de las redes sociales por falta de tiempo y al ser un “proceso sin garantías”, al tiempo que daba las “gracias a quienes me habéis alentado”.

Otra batalla muy diferente será la de los congresos provinciales que se celebrarán tras el verano. Los sanchistas ya habrán tenido tiempo de rearmarse y preparar el asalto a los cónclaves de las provincias. Fuentes consultadas por este periódico dan por hecho que habrá batalla en buena parte de las ciudades andaluzas -especialmente en Almería, Cádiz, Granada y Málaga-, cuyos actuales secretarios generales apoyan sin fisuras a Susana Díaz.

Quien sí ha dado finalmente el paso para batallar contra la lideras andaluza es un militante de Jaén. Se trata de Francisco Miguel Tirado, un militante de Linares de 39 años miembro de una de las plataformas andaluzas de apoyo a Pedro Sánchez que tendrá que reunir 4.850 firmas –el 10% del censo de militantes— para poder disputarle a Susana Díaz la Secretaría General del PSOE-A.

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