El tsunami que asola a la clase política en Murcia sigue provocando consecuencias impredecibles. La Asamblea regional tiene previsto debatir el 5 y el 6 de abril la moción de censura contra el presidente autonómico. El Partido Popular ya ha adelantado que no va a presentar ninguna moción alternativa a la que encabeza el líder socialista, Rafael González Tovar, que ya cuenta con el respaldo de Podemos para convertirse en el nuevo presidente. 
La única baza con la que cuentan los conservadores para retener el poder es que Ciudadanos se resista a entrar en un tripartito y la moción de los socialistas no prospere. Pero en Génova se han encendido todas las alarmas y son conscientes de que Albert Rivera puede cerrar un acuerdo que aúpe a los socialistas hasta el Gobierno. En ese hipotético caso de que la oposición se alíe para derrocar a Pedro Antonio Sánchez, en el Partido Popular priorizarán retener el Ejecutivo a mantener el apoyo al presidente todavía imputado. De hecho, fuentes solventes del PP confían en que él mismo "se sacrifique en el último momento" para salvar el Gobierno. 
La doctrina que imparten desde Génova es, a día de hoy, respaldar públicamente a su presidente en Murcia. Sin embargo, fuentes de la dirección nacional reconocen que es un partido que "se juega día a día" y que conforme se vaya acercando el debate y votación de la moción "iremos viendo" qué camino seguir. Las mismas fuentes apuntan a que en el PP no hay solo un plan B, "sino también un plan C" para aplicar en caso de máxima urgencia. A pesar de que hay un "elevado porcentaje" de perder el Gobierno, el equipo de Mariano Rajoy no está dispuesto a dejar caer uno de los cuatro Ejecutivos regionales que tienen (junto con Madrid, La Rioja y Castilla y León) por su presidente. 
Si Ciudadanos y el PSOE consiguen cerrar un acuerdo para que la moción de censura contente a los dos grupos parlamentarios, el camino que tomaría el PP en el último segundo de este partido es que el propio Pedro Antonio Sánchez dimita "de forma voluntaria", presentándose como una víctima acorralada que no tiene más remedio que irse para defenderse ante la Justicia y no perjudicar a su partido ni la estabilidad de su región.
Los conservadores están dispuestos a llevar la tensión hasta el debate de la moción del día 5 de abril. Será en ese momento donde todos los grupos políticos pondrán las cartas boca arriba y se verán las posibilidades reales que existen de perder el Ejecutivo. "Hay tiempo", según fuentes de la dirección nacional del partido, de presentar la dimisión del presidente "hasta un minuto antes de que se vote" la moción de censura. 
El objetivo de la moción es precisamente retirar la confianza del presidente y de su Consejo de Gobierno, por lo que la dimisión del jefe del Ejecutivo regional la dejaría inmediatamente sin validez. De momento, es Génova la que tiene ya las cuentas echadas mientras el PP de la región se resiste a dejar caer a su presidente. Este martes, el coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maillo, aprovechaba el pleno del Congreso de los Diputados para despachar durante unos minutos con el parlamentario murciano Teodoro García Egea. Al finalizar el pleno, el mismo diputado salía del Hemiciclo conversando con la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. 
Si finalmente Sánchez da un paso atrás, la Asamblea regional pondrá otra vez el reloj en marcha y dispondrá de quince días para elegir a un nuevo presidente. En este caso, el PP contaría con el respaldo de Ciudadanos para apoyar un presidente de su partido, ya que Rivera siempre ha mantenido que respaldaría al PP siempre y cuando cambie de candidato. Los nombres que ya están encima de la mesa son tres: Marcos Ortuño, alcalde de Yecla; Patricia Fernández, alcaldesa de Archena y Fernando López Miras, coordinador territorial del PP en la región y miembro de la Junta Directiva Nacional del PP. Qué pasará es cuestión de días.