Desde que ETA abandonó las armas en 2011 la preocupación por la violencia terrorista y sus consecuencias ha descendido a niveles muy inferiores, casi residuales entre la población vasca. Hasta el punto de que el último Sociómetro elaborado por el Gobierno vasco reduce al 2% el porcentaje de ciudadanos que a día de hoy consideran que ETA y sus presos constituyen uno de los principales problemas del País Vasco. Si la pregunta, que llamaba a enumerar los tres más importantes, se traslada al nivel personal la percepción desciende al 1%.



La difusión de los resultados del sondeo, dado a conocer este jueves, coincide en el tiempo con las noticias sobre el inminente desarme de ETA y la actualización de las reivindicaciones del Gobierno vasco en torno al acercamiento a Euskadi de los 260 reclusos de la banda encarcelados en prisiones españolas. El trabajo de campo, no obstante, se realizó entre el 7 y el 13 de febrero, antes de que los interlocutores de ETA anunciaran el propósito de la banda de entregar las armas.



El 79% de la ciudadanía vasca identifica los problemas relacionados con el mercado laboral, el empleo, entre los tres principales del País Vasco. Las dificultades económicas son las más mencionadas en segundo lugar, por un 15%, seguidas de las referentes a la situación política (12%), la vivienda y los desahucios (9% ) y el funcionamiento y cobertura de los servicios públicos y las ayudas (9%).



La enumeración de mayor a menor importancia se extiende luego a múltiples apartados como Sanidad, Educación, Inmigración, Corrupción y Fraude, Pensiones… hasta llegar al epígrafe de Violencia , terrorismo, presos y proceso de paz, que se iguala con el 2% de las respuestas a los problemas lingüísticos, la violencia contra las mujeres y la conciliación de la vida familiar y laboral.



Cuando la encuesta se traslada al ámbito personal los resultados del sondeo del Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno vasco arrojan que la mayoría de la población tiene entre sus máximas preocupaciones el mercado laboral (51%), los problemas económicos (19%) y los servicios básicos de Sanidad y Seguridad Social (16%), Educación (8%) y Vivienda (8%). La situación política afecta al 2% y el terrorismo, los presos y el proceso de paz únicamente al 1%.



De la comparativa entre el Sociómetro y el último Barómetro realizado por el CIS, se desprende que la población vasca tiene una mejor percepción de la situación de Euskadi frente a la del conjunto de los españoles sobre la marcha de la economía y la política en España. Es llamativo que sólo el 5% de los vascos identifique como uno de los principales problemas la corrupción y el fraude, frente al porcentaje del 38% que arroja el sondeo estatal.



SIN VENCEDORES NI VENCIDOS



La mayoría de los vascos apoya las tesis que sustentan la política de paz y convivencia desarrollada por el Gobierno de Urkullu a raíz de las respuestas aportadas por el Sociómetro, que ha preguntado sobre los principales enunciados que sustentan sus planteamientos.



Así, la población vasca “está muy de acuerdo” con que se debe hacer justicia con todas las víctimas, tanto las causadas por ETA como las de la violencia policial (58%). Comparte también que la organización terrorista debe reconocer la injusticia del daño causado a sus víctimas (55%) y que el proceso debe acabar “sin vencedores ni vencidos” (54%). Si se incluye en el cómputo a quienes están “bastante de acuerdo” con esas premisas los porcentajes se elevan al 84%, 82% y el 80% respectivamente.

CONSULTA SOBERANISTA

Los vascos, que aprueban con una puntuación de 5,4 sobre 10 la “eficacia” del Gobierno de coalición PNV-PSE-EE y otorgan un 5,5 al lehendakari, Íñigo Urkullu, se pronuncian también sobre las reivindicaciones soberanistas de los nacionalistas y la superación del Estatuto de Gernika.



Sobre la consulta independentista, defendida por EH Bildu y recogida en el programa del PNV, la mayoría desea que pueda llevarse a cabo, pero en los últimos años la proporción de quienes pretenden ser consultados sobre la organización territorial ha descendido considerablemente. Si en 2014 el 74% de los vascos deseaba su realización, ahora es sólo el 57% el que quisiera pronunciarse en las urnas sobre el marco de relación entre Euskadi y España.



De ese 57%, el 41% optaría por que el referéndum se convocase en cualquier caso y el 16% que sólo tuviera lugar si estaba previamente pactado con el Gobierno español. En 2014, el 51% apostaba por la consulta, hubiera pacto o no, y el 23% se pronunciaba a favor siempre y cuando fuera aceptada por Madrid.



El sentimiento independentista vuelve a los valores medios registrados desde 2000 y gana cuatro puntos respecto a 2016. Una cuarta parte de la población (25%) se decanta claramente por una Euskadi independiente mientras el 31% está en desacuerdo y el 30% la apoyaría o no en función de las circunstancias.



La superación del techo competencial del Estatuto de Gernika es vista mayoritariamente de forma positiva. Un 52% de la población cree que un mayor autogobierno favorecería a la economía vasca, un 57% que repercutiría en el mejor funcionamiento de los servicios públicos y un 48% que sería favorable para la convivencia entre vascos.



No obstante, el 34% prefiere preservar el modelo actual de comunidades autónomas, frente al 23% que apuesta por un Estado Federal en que las comunidades tengan mayor autonomía, y un 20% que defiende que las nacionalidades puedan convertirse en Estados independientes.