Poco a poco, con “paciencia” y “hechos” cuando la Administración estadounidense esté funcionando a pleno gas, y no en base a “opiniones”: así es como el Gobierno español quiere interpretar a Donald Trump. Lo ha dicho este lunes el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, y lo ha aplicado al pie de la letra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tras hablar 20 minutos por teléfono con el presidente electo de Estados Unidos.

Inicialmente, la Weltanschaung de Trump no disgusta al Gobierno de Rajoy: la lectura que Moncloa hace de la cosmovisión del presidente electo republicano resulta positiva para los intereses de España. De manera muy especial, en lo que se refiere a Cataluña, el principal dossier político del país. Según fuentes gubernamentales, Trump elogió ante Rajoy “la gran ciudad española” que es Barcelona, donde el presidente electo estuvo en 2014 para participar en una conferencia empresarial.

En Moncloa, la mención a Barcelona no ha pasado desapercibida: sobre todo porque se pone en el contexto de la única vez que Trump ha hablado sobre la cuestión se ha pronunciado de manera tajante en contra de la independencia catalana. Fue apenas una semana después de ser elegido presidente de los EEUU, y en respuesta a un cuestionario que le envió su principal asesor en cuestiones hispanas, el empresario puertorriqueño John Regis.

"¿Apoyaría su administración la secesión de regiones europeas como Cataluña?", preguntó Regis a Trump a lo largo de una entrevista para el medio español Alerta Digital.

La respuesta de Trump, el pasado 13 de noviembre, fue así de clara: “No. Para encarar los desafíos hay que permanecer unidos. Europa tiene problemas que requieren gobiernos fuertes. Dijimos en la campaña que Estados Unidos no debía terminar como Alemania ni como otros países europeos donde hay problemas con los yihadistas. No creemos que estos problemas puedan solucionarse debilitando y dividiendo a los países. Eso sería un desastre”.

COMO OBAMA

Desde el Gobierno, sin embargo, se aplica la máxima prudencia: Trump también se pronunció a favor del “derecho sagrado de autodeterminación” de los pueblos tras los resultados del Brexit el pasado 24 de junio. No obstante, la lectura diplomática de una entrevista cinco días después de ser elegido es más potente para el Ejecutivo española que el tuit que puso tras el referéndum británico cuando aún era solo un candidato a la presidencia que aún no se había hecho con la nominación republicana.

El 15 de septiembre de 2015, el Gobierno español exhibió como un gran triunfo diplomático en su batalla contra la secesión de Cataluña las palabras que Barack Obama pronunció en la Casa Blanca ante el rey Felipe VI: "En materia de política exterior, estamos profundamente comprometidos para mantener la relación con una España fuerte y unida, su presencia no solo es importante para Europa, sino también para EEUU y el mundo”.

La conversación telefónica con Trump de este lunes y su entrevista al citado medio digital español producen buenas vibraciones en el Gobierno de Rajoy, que emitió un comunicado a media tarde para informar de la charla poco después de que se produjera. Según el comunicado de Moncloa, Rajoy y Trump hablaron también de economía y de terrorismo después de que el presidente español volviera al electo estadounidense por su victoria electoral. Según fuentes gubernamentales, Rajoy hará todo lo posible por mantener el nivel “robusto” de relaciones entre Washington y Madrid independientemente de quién ocupe la Casa Blanca.

Fuentes diplomáticas mantienen que la más que probable embajada en Washington para el ex ministro Pedro Morenés servirá para “catapultar” una relación que apunta bien, sobre todo después de la conversación de este lunes. Morenés ha sido secretario de Estado en tres ocasiones antes de ser ministro, y siempre en las áreas que más interesan a los norteamericanos: defensa, seguridad y tecnología. La mención de Trump a Barcelona, política aparte, corre ya el peligro de convertirse en un lugar común similar al que derivó el viaje de Obama como mochilero a España a finales de los años 80.