Durante cinco años, España ha vivido una situación insólita: ha sido el único de los grandes países de la Unión Europea sin "portavoz autorizado para hablar con el mundo", según fuentes diplomáticas. ¿El motivo? José Manuel García-Margallo, un eurodiputado desconocido en la política nacional hasta que su amigo Mariano Rajoy lo nombró ministro de Asuntos Exteriores en 2011, decidió crear un aparato de propaganda personal bajo el nombre de Dirección General de Medios (DGM) para que actuara de forma paralela a la tradicional y prestigiosa Oficina de Información Diplomática (OID).

La decisión de Margallo, en contra del criterio de la cúpula saliente, tuvo un coste: para saltarse el ojo vigilante de Hacienda, que no permitía duplicidades administrativas, suprimió la Dirección General (DG) de África y la Unión Africana -creada por el ministro Miguel Ángel Moratinos- con la diplomática Carmen de la Peña al frente y que abarcaba toda el África subsahariana, incluida Sudán. Tras suprimirla, Margallo la incluyó en la DG del Mediterráneo, Magreb y Oriente Próximo. El resultado fue un "monstruo" con un área geográfica gigantesca desde Rabat hasta Teherán.

"Fue una decisión mala", recuerda un diplomático que lo vivió de primera mano. "Se había dado impulso grande a la política africana, que antes quedaba engullida por países de la importancia de Israel o Marruecos y cuya relevancia se puso de manifiesto con la crisis de los cayucos en 2006 jugó un papel. Aumentó nuestra presencia en África y nos consiguió votos para el Consejo de Seguridad".

DGM, AFRICA Y EUROPA

Mala para España, buena para el ego de Margallo. La propagandística DGM, inicialmente a cargo de la periodista María Claver, tuvo su gran puesta de largo el 23 de marzo de 2012 con un viaje a Túnez: 26 periodistas a bordo de un Airbus 310 acompañaron a Margallo en una visita rutinaria con un sobrecoste para el erario público de 23.500 euros, según se encargó de calcular el periodista Ignacio Cembrero, que iba en ese avión. El ministro podía haber volado perfectamente en un Falcon 900 con capacidad para 14 personas.

Sin DG para África pero con una DGM para mayor gloria del ministro, la OID se transformó en una oficina técnica a la que los periodistas acudían por información precisa mientras la DGM trabajaba el perfil del ministro organizando apariciones en televisiones, almuerzos con directores de periódicos y el reparto de exclusivas a medios amables. A mediados de la legislatura, la relación del ministro con Claver se quebró: la destituyó fulminantemente y en su lugar nombró a Tomás Povedo, un antiguo asesor parlamentario que ahora quiere volver al sector privado del que proviene. En Exteriores se habla ahora de Ana Rodríguez, la consejera de Información de la Representación Permanente en Bruselas, como posible cara al frente de la nueva OID. Rodríguez no es diplomática, pero sí alta funcionaria con amplia experiencia con medios en la UE.   

Alfonso Dastis, el nuevo ministro de Exteriores, trabaja en una reestructuración de Exteriores junto a un grupo reducido de asesores que incluye borrar del mapa la DGM, a la que Moncloa nunca vio con buenos ojos. Una persona cercana a Rajoy llegó a calificarla de "ocurrencia de Margallo". 

JORGE TOLEDO

Previsiblemente este viernes en Consejo de Ministros, Dastis quiere recuperar también la DG para África y apuntalar la política europea del ministerio, que quedó dañada en la época de Margallo por sus desavenencias con Íñigo Méndez de Vigo- el secretario de Estado nombrado por Rajoy- y al que sustituyó por su amigo Fernando Eguidazu, un hombre ajeno a la construcción europea que proviene del sector privado.

Dastis es un diplomático con treinta años de experiencia que conoce la casa y sus necesidades al dedillo. Ahora, en Exteriores dan por hecho que será el diplomático Jorge Toledo, hombre de confianza de Jorge Moragas en su gabinete de Moncloa, el destinado a apuntalar la remontada de Rajoy en Europa. Bien como secretario de Estado de la Unión Europea o como embajador ante la Representación Permanente de Bruselas, Toledo jugará un papel fundamental en una época en la que Rajoy ha pasado de ser un pato cojo a un "elefante con piel dura", en palabras de Angela Merkel. Toledo, uno de lo más brillantes diplomáticos de la carrera, destacará especialmente en una época en la que España se convierte en referente de una Europa en una encrucijada histórica, según fuentes diplomáticas. Ambos cargos se esperan para este viernes. 

El resto de los nombramientos irá sucediéndose en viernes sucesivos a medida que vayan aceptándose los plácets de embajadores.  De confirmarse el futuro nombramiento de Eduardo Gutiérrez como número dos del ministerio (Secretario de Esatdo de Exteriores), Moragas se consolida como un canciller en la sombra al colocar en la cúpula a sus hombres de confianza.

"Es una vuelta a los orígenes del ministerio", señala un ex director de la OID en sus años dorados, cuando veteranos como Alberto Aza (después defe de la Casa del Rey), Máximo Cajal o Chencho Arias ponían voz y contenido a la política exterior de España. "Nuestra función era explicar de forma articulada la política exterior del ministerio, los temas en los que está concentrado el ministro y ser esclavo 24 horas de los medios de comunicación”.

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