El contrato único no es una buena idea en España. Así de claros han sido los líderes de los dos principales sindicatos, UGT y Comisiones Obreras, junto con los representantes de las patronales CEOE y CEPYME. Los dos sindicatos han defendido la necesidad de conservar la modalidad del contrato temporal dadas las características de la economía española y su estacionalidad.

La reforma laboral en el primer aniversario

Los agentes sociales se han reunido para debatir sobre la reforma laboral que necesita España dentro del ciclo de conferencias organizadas por EL ESPAÑOL para celebrar su primer aniversario. Ahí han reflexionado sobre la sentencia reciente del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en la que instó a España a igualar la indemnización por despido de los trabajadores interinos a la de los indefinidos. Hay quien empleó esta sentencia para defender rápidamente el contrato único, sin embargo, tanto los sindicatos como la patronal no están de acuerdo y defienden la importancia de la modalidad de los contratos temporales.

La temporalidad, cuando tiene causa, está justificada: cuando hay una obra distinta a la actuación habitual de la empresa o cuando hay un pico de trabajo

Especialmente vehemente han sido los representantes de los dos sindicatos. Álvarez, secretario general de UGT, ha insistido en que "en España el contrato único no tiene sentido por su modelo productivo". Sectores como el turismo o la agricultura tienen un modelo de negocio muy temporal, lo que hace que las empresas necesiten contratar a mucha gente en unas temporadas concretas del año. El turismo y la agricultura son dos ejemplos de la alta temporalidad que tiene la economía española y a la que tiene que adaptarse el mercado laboral, ha indicado Álvarez.

Fernández Toxo, durante las jornadas del I Aniversario de EL ESPAÑOL. Pablo Cobos

"La temporalidad, cuando tiene causa, está justificada", ha advertido Toxo, por lo que esta modalidad de contrato tiene que mantenerse. Eso sí, ha limitado la contratación temporal a lo que marca la ley, esto es, “cuando hay una obra distinta a la actuación habitual de la empresa o cuando hay un pico de trabajo que no se puede afrontar con la plantilla estructural”. Es sólo en esos casos en los que se puede hacer contratación indefinida.

En España el contrato único no tiene sentido por su modelo productivo

También para los empresarios es importante mantener la modalidad de los contratos temporales, ya que permiten a las compañías adaptarse al alto componente estacional de la economía española. Juan Rosell, presidente de la CEOE, considera que el objetivo prioritario tiene que estar en "solucionar uno de los grandes problemas del mercado laboral: tenemos una bolsa importante de indefinidos con toda una serie de derechos y otra bolsa de temporales con una relación de derechos infinitamente menor que la de los indefinidos". En su opinión, el objetivo tiene que ser ver "cómo se puede compensar a unos y otros para que en el futuro, todos los trabajadores tengan las mismas obligaciones y los mismos derechos". Y, esto es importante, equiparar los derechos y las obligaciones no significa eliminar todas las modalidades de contratación para unirlas en un solo contrato.

De izquierda a derecha: John Müller, Pepe Álvarez, Ignacio Fernández Toxo, Eva Fernández, Pedro J Ramírez, Juan Rosell, Antonio Garamendi y Andrés Rodríguez Pablo Cobos

Igualdad no es contrato único

Para los sindicatos, la existencia de diferentes modalidades de contrato no está reñida con que todos los trabajadores tengan los mismos derechos. Por este motivo han dado la bienvenida a la sentencia de la Justicia europea en la que iguala la indemnización que tienen los empleados interinos (que no cobran nada por rescisión de su contrato) con la de los indefinidos (que cobran 20 días cuando el despido es objetivo). Para los sindicatos (y así lo ha interpretado también el Tribunal Superior del País Vasco en esta sentencia inédita en España), el TJUE está igualando la indemnización por despido de todos los empleados, tengan el tipo de contrato que tengan.

"El Tribunal europeo consagra el principio de igualdad entre los trabajadores", explica Álvarez. Para Toxo, esta sentencia obliga a "adaptar el estatuto de los trabajadores” y así respetar el contenido de una directiva europea del año 1999 que insta a la igualdad entre los trabajadores.

Álvarez lamenta que los jueces hayan tenido que venir a parar una reforma laboral del Partido Popular que atentaba contra los derechos de los trabajadores. "Esta sentencia y las que van a venir son una enmienda a la totalidad a la chapuza de las leyes que han aprobado en los últimos años", ha denunciado, y reprocha que "el PP ha ido reformando su propia reforma en la medida en la que los jueces le iban dando la razón o quitándosela a su reforma".

En España legislamos mucho y mal, hasta tal punto de que muchas veces, cuando recibimos una ley no sabemos lo que está diciendo

Precisamente la elevada judicialización de las relaciones laborales supone el mayor problema para los empresarios. Juan Rosell, presidente de la CEOE ha lamentado que “en España legislamos mucho y mal”, hasta tal punto de que "muchas veces, cuando recibimos una ley no sabemos lo que está diciendo". Esto se debe precisamente a la falta de concreción de la normativa, lo que hace que, en última instancia, sean los jueces quienes tengan que interpretar el contenido de esa legislación.

Juan Rosell, en la mesa redonda organizada por EL ESPAÑOL. Pablo Cobos

Este alto grado de inseguridad jurídica supone un lastre para el empleo. "Cuando contratamos sabemos cómo entramos, pero no cómo vamos a salir", ha ironizado Antonio Garamendi, presidente de Cepyme. "Pensamos que habría que flexibilizar el sistema de contratación y hacerlo mucho más sencillo", ha pedido el presidente de la patronal de las pequeñas y medianas empresas.

Los políticos no saben

Hasta aquí resulta evidente que las patronales y los sindicatos tienen varios puntos de vista comunes sobre cuál tiene que ser el futuro del mercado laboral en España. Pero su comunión va más lejos, ya que han reclamado, al unísono, que el futuro gobierno vuelva a situar la negociación colectiva como elemento central de las relaciones entre las empresas y los trabajadores. En este punto, Rosell ha sido el más explícito al asegurar que ninguno de los políticos que recorren los pasillos del Congreso “tiene ni idea de lo que es la negociación colectiva”. Por no dejar a nadie fuera, Toxo ha dicho que tampoco Pedro Sánchez, el ex secretario general del PSOE tiene mucha más idea.

Ninguno de los políticos que recorren los pasillos del Congreso tiene ni idea de la negociación colectiva

Tanto los sindicatos como la patronal han mostrado su voluntad de dialogar, negociar y alcanzar acuerdos que sirvan para mejorar la situación de los trabajadores y reducir la litigiosidad del mercado laboral. Sin embargo, lamentan que la última reforma laboral del Gobierno haya dejado en un segundo plano la negociación colectiva. "Hay un punto en común en que ha quedado muy tocado", ha remarcado Toxo, pero "si se introducen algunos cambios, los interlocutores somos capaces de ponernos de acuerdo". "Es básico y fundamental recuperar la negociación, pero soy consciente de que eso no es fácil", ha reconocido Álvarez.

Garamendi va un paso más lejos y cree que los políticos tampoco son conscientes del coste que supone crear empleo. "Yo pediría a los políticos que contrataran a un trabajador durante dos meses con el salario mínimo", ha explicado, "así verían cuál es la diferencia entre el salario que se le paga directamente al empleado con los costes reales que tienen que asumir las empresas".

Ahí pincha en hueso el presidente de Cepyme, ya que desde los sindicatos creen que es fundamental empezar a subir los salarios de los trabajadores. El primer paso tiene que ser elevar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) para reducir la desigualdad entre ricos y pobres, que en España está entre las más elevadas de Europa.

Álvarez va un paso más lejos y asegura que si no se frena el trasvase de rentas desde el trabajo al capital (esto es, devaluación salarial para elevar los márgenes empresariales y los beneficios de los accionistas), la conflictividad volverá a las calles. "Podemos felicitarnos de que en los últimos años no haya habido huelgas, pero las habrá" ha asegurado el secretario general de UGT, "no se puede aguantar mucho más la desigualdad existente entre mujeres y hombres; jóvenes y mayores y ricos y pobres". "Es un elemento que estamos a tiempo de abordar", ha advertido.