Hubiera sido uno de los cambios políticos más vertiginosos de la democracia. Pero ni se esperaba ni finalmente sucedió. Mariano Rajoy y Pedro Sánchez liquidaron en menos de media hora su reunión este lunes en el Congreso sin atisbo de flexibilización en el "no" del PSOE a la investidura. 
Con un "ya veremos", el presidente en funciones llegó al Congreso puntual mientras que Sánchez prefirió no ver a la prensa antes de su encuentro. Los socialistas habían descartado cualquier avance asegurando que el PSOE votará "no" y hará que Rajoy naufrague. "Somos la alternativa", repiten para justificarse. 
Mientras, en el PP comenzaban a dar la investidura por perdida por el "no" del PSOE.

Horas previas

Cuando Mariano Rajoy le pidió su apoyo, Pedro Sánchez dijo "no". Cuando el candidato insistió, el líder del PSOE amplió su rechazo a cualquier ley de presupuestos que presente el PP en el futuro, si es que la legislatura echa a andar algún día. Este domingo se hizo pública la convocatoria para este lunes de una nueva reunión entre ambos adelantada hace tres días por EL ESPAÑOL. Sánchez fue de nuevo un paso más allá.

El equipo del líder de la oposición distribuyó a la prensa las líneas maestras de su discurso en el debate de investidura de Rajoy en el que el PSOE ni se plantea variar su voto negativo. ¿El objetivo? Dejar claro, para quien sigue alimentando las dudas, que lejos de ceder ante las presiones, Sánchez se crece ante ellas. Digan lo que digan.

"Rajoy seguro que todavía piensa que nos íbamos a doblegar y que el PSOE iba a ceder. Eso demuestra que no nos conocen", resumía este sábado Patxi López, miembro de la Ejecutiva socialista y cercano a Sánchez.

Desde las últimas elecciones y hasta el viernes 2 de septiembre, fecha de la segunda votación de investidura de Rajoy, el mensaje de Ferraz es inmutable. Incluso se ha ido imponiendo a los sectores del partido que en un primer momento valoraron públicamente la abstención.

Nadie debe esperar de esta semana novedad alguna. Tampoco Rajoy, que tras presentar este domingo su pacto con Ciudadanos, volvió a presionar al PSOE sin hacerle ninguna propuesta concreta. "Algunos hemos cumplido con nuestro deber y ya hemos hecho nuestro trabajo. Hemos logrado sumar 170 escaños, como nos habían pedido", dijo el presidente.  "Ahora falta que los demás cumplan con lo que crean que es su obligación", pidió.

Este lunes, a las 13:00 en el Congreso de los Diputados, Rajoy y Sánchez se verán de nuevo las caras en la víspera del debate de investidura del líder del PP. No parece que se vaya a tratar de una reunión agradable, ya que el PSOE ya ha hecho público lo que dirá su líder desde la tribuna de oradores. Hay poco suspense. Incluso aunque Rajoy reservase un nuevo golpe de efecto para su encuentro in extremis con Sánchez, su negativa ha sido tan machacona que difícilmente podría justificar un viraje.

Además, la decisión de rechazar a Rajoy la tomó el Comité Federal, el máximo órgano socialista entre congresos, donde dos centenares largos de dirigente socialistas ratificaron la posición de su líder. De cambiar de opinión, Sánchez debería convocar al comité antes del viernes, algo que nadie contempla en las filas socialistas hasta después de la segunda votación de investidura.

Las líneas maestras del discurso de Sánchez

Lo primero que Sánchez hará en el discurso de investidura será darle una lección de humildad a Rajoy- El 3 de marzo, cuando el que se sometía al examen era el líder del PSOE, el líder del PP se burló descaradamente de un pacto con Ciudadanos tan insuficiente como el presentado por él este domingo.

Según el equipo del secretario general socialista, Sánchez hará alusión a "aquellas desafortunadas expresiones en tono displicente que utilizó Rajoy para menospreciar el acuerdo con C’s". Entonces, Rajoy ridiculizó el acuerdo PSOE-Ciudadanos como un "gran paso histórico que sin duda los niños estudiarán en las escuelas con el Compromiso de Caspe y los Pactos de la Moncloa", dijo mientras brotaban carcajadas y aplausos de la bancada popular.

Más allá de una fría revancha por el tono de aquel debate, Sánchez pretende erigirse en verdadero líder de la izquierda. Es él quien tiene la llave de la gobernabilidad y quien cerrará la puerta a Rajoy frente a un Podemos que lleva semanas con escasa presencia pública. "Sánchez defenderá el 'no' a Mariano Rajoy realizando un análisis cualitativo y cuantitativo de las políticas que ha realizado el gobierno popular en la legislatura de la mayoría absoluta, donde impuso una manera de hacer política absolutista", explica el escrito distribuido por Ferraz. Para el PSOE, durante los últimos años Rajoy hizo recortes "con más motivación ideológica que técnica" y por eso ahora "le resulta imposible articular una mayoría conservadora en la cámara".

La corrupción y el acuerdo con Ciudadanos

Sánchez también tiene previsto atacar a Rajoy por uno de sus puntos más débiles: el de la corrupción. "La regeneración del PP pasa necesariamente por colocarlo en la oposición, en lugar de indultarlo, que es lo que significaría que el PSOE le permitiera por activa o pasiva alcanzar la Moncloa", sostiene el equipo del líder del PSOE. Además, Sánchez hará su ya clásico recorrido por la situación de España frente a sus múltiples desafíos antes de abordar lo que probablemente sea el punto más controvertido de su discurso: la crítica al acuerdo PP-Ciudadanos.

Rivera explicó que el nuevo acuerdo tiene mucho en común con el que su formación logró con el PSOE hace unos meses. "100 de las 150 reformas las firmamos Pedro Sánchez y yo", dijo Rivera este domingo. El PSOE no está de acuerdo. Según los socialistas, el pacto es "continuista, conservador que no elimina ninguna de las medidas lesivas, como la reforma laboral".

Por ese motivo, Sánchez dirá "no" y tumbará a Rajoy, falto hasta ahora de otras abstenciones o votos a favor entre los nacionalistas. Tras el 2 de septiembre, con un enésimo escenario inédito, el PSOE tendrá que decidir qué hace si, como dice, su objetivo es evitar una nueva convocatoria electoral para la que el reloj habrá comenzado ya a correr.

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