Alejandro Requeijo Daniel Montero

El sargento de la Guardia Civil acusado de acosar, violar y obligar a abortar a una subordinada suya en el puesto de Molina de Segura (Murcia) se acogió a una baja después de que la noticia sobre la denuncia de su presunta víctima saltase a los medios de comunicación, según han confirmado a EL ESPAÑOL fuentes de la Guardia Civil.

Otras fuentes conocedoras de la situación precisan que los facultativos médicos del Instituto Armado dieron su autorización por motivos psicológicos. La baja fue aprobada un día después de que el sábado 16 de julio El Confidencial publicase la noticia del caso.

No fue hasta el miércoles 20 de julio cuando el Director General de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, anunció la tramitación del pase a la situación administrativa de suspenso de funciones y posterior cese del destino del sargento O.M.G.

En cualquier caso, las fuentes consultadas por este periódico explican que el hecho de acogerse a una baja no evita la posibilidad de ser cesado, como ha sucedido en este caso.

Abuso de autoridad

Según su Departamento, esta decisión no se pudo tomar hasta que no recibió oficialmente el auto de procesamiento del Juzgado Militar Territorial Número 14 con sede en Cartagena, que investiga el caso. Formalmente, el sargento está procesado por un presunto delito de abuso de autoridad en su modalidad de trato degradante o inhumano en concurrencia con otro contra la libertad e indemnidad sexual en concurso con lesiones psíquicas graves y maltrato.

Horas antes de que la Dirección de la Guardia Civil anunciara el cese de este sargento, la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) -que ejerce la representación legal de la mujer- realizó una rueda de prensa en la que ofreció algunos detalles de la denuncia presentada.

Según dijo el portavoz de este colectivo, la situación se prolongó durante varios años. Narró que la mujer fue obligada a abortar después de ser violada por el acusado. "Saca eso de ahí, eso fuera de ahí. Tú no me vas a joder la vida", es una de las frases que le dijo el sargento, según la denuncia presentada por la víctima.

La mujer desempeñaba sus funciones en la unidad de violencia de género del mismo cuartel en Murcia. Tuvieron relación consentida entre septiembre y diciembre de 2010 y encuentros esporádicos de enero a febrero de 2011. El acoso empezó siete meses más tarde.

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