Barcelona

A cuatro días para que se celebren elecciones generales, parece que ni siquiera las filtraciones de las conversaciones entre el entonces Ministro del Interior (ahora en funciones) Jorge Fernández Díaz y Daniel de Alfonso, director de la Oficina Antifraude de Catalunya, han logrado despertar a un independentismo catalán que apenas ha sido protagonista durante la campaña electoral.

Las tres principales organizaciones independentistas de Catalunya apenas han logrado movilizar a mil personas en un acto de protesta que se ha celebrado frente a la delegación de gobierno en Barcelona para pedir “un nuevo país libre de corrupción de Estado”.

“Hay cuatro gatos”, le comenta en castellano Roser de la Osa (48 años) a un participante al que conoce mientras en su mano sujeta una estelada todavía por desplegar. No esconde su decepción ante la escasa participación cuando se le pregunta, aunque lo excusa: “aquí en Catalunya trabajamos hasta las ocho” (la manifestación se ha convocado a las siete y media).

“España es una tierra amiga” apunta Roser. Con familia en Murcia y voluntaria de la ANC (una de las asociaciones organizadoras). “Estoy enfadada y decepcionada. No entiendo como en España siguen votando al Partido Popular”. Pero tampoco se fía de Podemos: “Aunque ganen no aceptarán un referéndum. El de la coleta ha demostrado que sus líneas rojas son de color salmón”.



El acto ha empezado con la lectura de un manifiesto. “El estado español trata a los catalanes como ciudadanos de segunda”. “No garantizan ninguno de los derechos básicos”. Pocas referencias al asunto Fernández Díaz- De Alfonso, más allá de un cantico pidiendo la dimisión.

La gente se saluda, muchos parecen conocerse de actos independentistas como el de la tarde. La delegación está en el centro de Barcelona pero muy pocas personas se suman al acto ya empezado. Un hombre ataviado con una capa de superman y una barretina vende camisetas con lemas independentistas. A su lado unos jóvenes miran el acto desde la distancia, atentos a las intervenciones mientras beben cerveza.

Muchos asistentes comentan entre si la poca gente que se ha acercado. No es para menos, unas horas antes Artur Mas se había referido al asunto de las escuchas diciendo que la victima de lo sucedido era el pueblo de Cataluña. Mas utilizo la palabra “franquista” (“matriz franquista”) como también el presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, pero ni los cánticos ni los discursos de los organizadores han utilizado esa palabra que recuerda a tiempos pretéritos.

“Nos dirán que estamos cansados. Pero ahora que estamos tan cerca no tenemos derecho a sentirnos fatigados” ha concluido Jordi Sànchez, presidente de la ANC en el discurso que cerraba el acto.

El acto ha terminado con el público cantando “els segadors”, himno oficial de Catalunya. Mientras, los cristales de la delegación del gobierno reflejaban como espejos lo que sucedía frente al edificio cercado por cuatro furgones de los Mossos de Escuadra que a la postre fueron demasiados.

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