Murcia

Las temperaturas anormalmente altas que están marcando el invierno son un caldo de cultivo para los incendios más propios de la primavera, por este motivo, el Ayuntamiento de Murcia ha movido ficha para reducir riesgos. El concejal de Medio Ambiente, Antonio Navarro, ha anunciado la puesta en marcha de un ambicioso proyecto para paliar los efectos del calor de enero, convertido en el mes más caluroso desde que se tienen registros, y que consistirá en extraer 1.123 toneladas de biomasa forestal en una extensión de unas 60 hectáreas.

"Con esta intervención se buscará minimizar el riesgo de que un potencial conato se convierta en incendio", según ha destacado Navarro. El edil ha estado acompañado en la presentación del proyecto por el decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales, Esteban Jordán. Durante la rueda de prensa, ofrecida este miércoles, el titular de Medio Ambiente ha avanzado que los trabajos se desarrollarán en las inmediaciones de Torre Guil: en la pedanía murciana de Sangonera la Verde.

Esta intervención para prevenir incendios contará con un presupuesto de 290.000 euros y tiene un plazo de ejecución de ocho meses. "Esperamos que se desarrolle a lo largo de este 2024", según ha afirmado el concejal.

Navarro ha detallado que esta actuación busca "reducir la densidad de arbolado" junto a los principales viales, además de rebajar "las cargas de combustible en las zonas próximas a urbanizaciones y residenciales". Todo ello, con el objetivo de "controlar la continuidad del combustible vegetal en las ramblas porque pueden constituir corredores de fuego".

El concejal de Medio Ambiente, Antonio Navarro, y el decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Esteban Jordán, en la rueda de prensa de esta mañana. J. I. M. Murcia

El decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales, Esteban Jordán, ha recalcado que este proyecto también pretende que "sea más fácil actuar, en caso de que un conato supere la extensión de una hectárea". Además, el ingeniero explica que no solo se trata de reducir el fuego y la carga de combustible: también se trata de agilizar la labor de los bomberos. "Si reducimos humo, pavesas e incertidumbre, los medios de intervención lo tendrán mejor para actuar", según Jordán.

Biomasa en continuo crecimiento

El decano recuerda que "cada año se incorpora una tonelada de biomasa a cada hectárea de superficie del terreno". Este elevado ritmo de crecimiento genera altas cantidades de combustible forestal y obliga a actuar sobre el mismo, para mantener la seguridad en zonas boscosas. De hecho, el proyecto se basa en los resultados de simuladores y el rápido crecimiento del pino carrasco augura que esta intervención forestal posiblemente se tenga que repetir "dentro de 6 o 7 años".

Jordán ha explicado a EL ESPAÑOL cuál será el destino del combustible extraído: "El proyecto incorpora una medida novedosa que contempla la Ley del Monte que es el pago en especie. Si se extraen 1.000 toneladas de biomasa, a la empresa adjudicataria se les descuenta de su factura, con lo cual nos sirve para actuar en una mayor superficie". No obstante, el ingeniero ha aclarado que "habrá combustible que no se retirará" por diferentes motivos de carácter técnico.

"Tenemos que dejar una parte de la biomasa que en materia fresca pueden ser unas 25 toneladas, para que se incorporen de nuevo al sistema y mejoren el aporte de materia. Así vamos a tener suelos más fértiles, una mejor retención de agua, una mayor retención de nutrientes…". El proyecto también prevé extraer troncos que hay junto a varios viales y que no se pueden astillar en las máquinas que se utilizan en el monte. 

Jordán subraya que se está trabajando para que los materiales extraídos en esta intervención "se utilicen de forma local". Por ejemplo, en empresas que tienen la necesidad de reducir su huella de carbono y que podrían utilizar la biomasa en sus calderas. "Otro de los destinos podría ser el pellet".