Como todas las elecciones, el 18-F en Galicia, además de votos, ha dejado anécdotas: seguir la misa por la tele en un colegio electoral, llevar chocolate con churros a un nieto que se estrenaba como elector y además como miembro de una mesa, o ver al expresidente del Celta de Vigo, Carlos Mouriño como apoderado del PP han sido algunas de ellas.

En la resaca de los carnavales, con fiestas en algunas localidades de la geografía gallega, hubo quien acudió con disfraz -a cara descubierta- a votar. De monja, tigre e incluso un 'condenado a muerte'. Caracterizaciones a las que también se apuntó algún presidente de mesas electorales.

No faltó quien sacó las urnas a la calle y conformó su propio decorado de elecciones, con listados sobre la mesa y, eso sí, alguna bebida alcohólica al lado de los votos emitidos, en pleno terraceo. Sin embargo, la peor de las anécdotas, aconteció en el colegio electoral de Balaídos Distrito 4, en Vigo, en el que una apoderada del PPdeG habría agredido, presuntamente, a uno de Sumar Galicia, según ha denunciado la formación que lidera Yolanda Díaz.



El incidente se produjo a las 12:45 horas, cuando, de acuerdo con el relato de Sumar, una apoderada del PP se encontraba en el interior de una de las cabinas "manipulando las papeletas y ocultando las de los demás partidos".



El apoderado de Sumar Galicia le llamó la atención y le urgió abandonar la cabina, de la que, según ese partido, la mujer salió y empujó al hombre, que cayó y se golpeó la cabeza contra una mesa y quedó inconsciente unos minutos.

En un comunicado, explican que fue una apoderada del BNG la que llamó a la ambulancia, que trasladó al herido al Hospital Álvaro Cunqueiro, donde se encuentra en estos momentos a la espera de valoración y parte de lesiones. En el lugar se personó la Policía Nacional, que recogió la denuncia del apoderado de Sumar.

[Galicia se juega hoy su papel dentro de España y Feijóo y Sánchez sus opciones de futuro]En cuanto tuvieron conocimiento de los hechos, incluso antes de que hubiera llegado la ambulancia, se personaron en el colegio la diputada de Sumar en el Congreso Verónica Martínez Barbero y el número 1 de la lista del partido por Pontevedra, Ramón Sarmiento, quien pudo hablar con el apoderado agredido en cuanto recuperó el conocimiento y justo antes de ser trasladado al hospital.Según Sumar, los tres miembros de la mesa, así como las dos apoderadas del BNG y otra apoderada de Sumar Galicia corroboran los hechos. Los servicios jurídicos de Sumar Galicia se encuentran evaluando la situación para interponer las acciones que correspondan.

El PP de Vigo, por su parte, niega la versión de Sumar y califica lo sucedido como un "leve altercado"Según fuentes del partido consultadas por Efe afirman que "se produjo un altercado de carácter leve" y que "tanto la versión de nuestro apoderado como de testigos presenciales desmiente que fuera una agresión como afirma Sumar". 

Sin embargo, lo que sí confirman es que que el apoderado de Sumar le llamó la atención al del PP cuando esta comprobaba que las papeletas estaban debidamente colocadas, una de las competencias, según la consideran, que son encargadas a los apoderados de cada partido.

Mouriño, de presidente a apoderado

En un colegio real, el de A Casa das Artes de Vigo, un protagonista inesperado: el expresidente del Celta, Carlos Mouriño, participó como apoderado del Partido Popular cinco meses después de haber renunciado a la presidencia del club de fútbol para ceder el testigo a su hija Marian.

El empresario, enemistado desde hace años con el alcalde de Vigo, Abel Caballero (PSdeG-PSOE), decidió mostrar públicamente su apoyo a los populares en las elecciones autonómicas.

De un padre y una hija a otro progenitor y un descendiente que nunca habían formado parte de una mesa electoral y esta vez les tocó hacerlo a ambos y, además, en la misma, una ubicada en el Colegio de Arquitectos de A Coruña.

Ausencias en las mesas

No siempre se lleva bien integrar las mesas. Hubo suplentes que pasaron a titulares y, al menos, otro que afrontó por primera vez unos comicios como elector y también como parte de los designados para confirmar los votos de los demás, una tarea que llevó mejor el joven de Vilagarcía de Arousa (Pontevedra) a quien sus abuelos le llevaron chocolate caliente y pastas para compartir con sus compañeros.

Frente a los 'novatos', un clásico de estas citas es el marqués de Sargadelos, un vecino de Ribadeo (Lugo) que ha vuelto a desempolvar el disfraz con el que acude a las elecciones desde hace más de decenio y medio.

Esta vez, le ha tocado en una fecha más propia para caracterizaciones. Manuel José Pérez Fernández viste a imagen y semejanza del creador del primer gran complejo industrial de Galicia: casaca azul, chaleco rojo, pantalón negro y peluca con tocado.

Entre voto y voto, misa

Aunque hablando de tradiciones, y de vuelta a Vilagarcía, la televisión no solo sirvió para dar cuenta de los avances de participación sino también para que los fieles cumplieran con la misa dominical, aunque no fuera en la iglesia.

Fue una homilía virtual, no presencial, casi como lo que se temieron en un colegio de Vigo en el que no aparecían las llaves, lo que retrasó su apertura en la ciudad más poblada de Galicia.

Allí sonó la alarma, en sentido figurado, pero en un colegio de Pontedeume el sonido de la sirena fue real porque no se había desactivado el dispositivo. Si bien ese contratiempo no restó puntualidad al centro ni alarmó a los electores, principalmente los madrugadores, que pudieron ejercer su derecho a voto en las elecciones gallegas.