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La afirmación del líder de Junts, Jordi Turull, de que Juanma Moreno subvenciona mascotas y el gimnasio de los andaluces "con dinero catalán" deja en una situación delicada a los socialistas andaluces.

Y es que la líder del PSOE andaluz es la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, y por ello, la encargada de acomodar la fiscalidad autonómica catalana al gusto de los separatistas catalanes, aunque quien presida ahora la Generalitat sea otro socialista, Salvador Illa. Con él está negociando el Gobierno el cupo catalán.

Las manifestaciones de Turull envenenan esa negociación, que tiene un alto coste electoral para la candidata a la Junta. De ahí que esté tratando de mantener un perfil bajo, pese a ser la máxima responsable de Hacienda.

No es casualidad que tras las declaraciones de Turull, Montero reaccionara poniéndose de perfil. Censuró sus palabras, pero aprovechó para cargar contra la exlíder del PP Esperanza Aguirre por un comentario que la exdirigente del PP hizo el año pasado sobre el acento andaluz.

Su intención es no aumentar los decibelios de la polémica, en un momento en el que las elecciones autonómicas asoman ya en el horizonte.

Su condición de vicepresidenta de un Gobierno que tiene a Junts como socio prioritario de legislatura explican también esa tibia reacción.

De hecho, la número dos del PSOE en Andalucía, María Márquez, también evitó la confrontación con el partido de Carles Puigdemont, y prefirió atacar al presidente de la Junta, al que acusó de "confrontar" con Cataluña.

Según Márquez el PSOE está "totalmente en contra de esta política de confrontación entre territorios".

La declaración sí provocó la inmediata reacción del presidente de la Junta, que exigió "respeto" a Turull. También la de la consejera de Economía, Hacienda y Fondos Europeos, Carolina España, o la del consejero de Presidencia, Antonio Sanz.

El Gobierno andaluz ha anunciado esta semana una batería de rebajas fiscales con desgravaciones para gastos de veterinario, gimnasio y alquiler de vivienda. Como respuesta a Turull, Moreno avanzó que habrá una cuarta, que se conocerá la próxima semana.

La izquierda a la izquierda del PSOE fue un paso más allá en las críticas a Moreno. El portavoz de IU, Enrique Santiago, se puso del lado de Turull.

"Es una vergüenza que el señor Moreno Bonilla haya entrado en campaña electoral a la vez que recorta los servicios sanitarios y los servicios educativos, que están en una precariedad absoluta en Andalucía", dijo, sin entrar a valorar las palabras del político catalán.

Para Santiago, no es razonable que Andalucía tenga bajadas de impuestos en veterinarios o gimnasios "que realmente no son los que garantizan el bienestar de la ciudadanía".

'Tradición' de insultos

Sea como fuere, los insultos de políticos de Cataluña a Andalucía no son nuevos. Hay registros de faltas de respeto desde que Jordi Pujol fue presidente de la Generalitat.

En un libro publicado en 1956 y luego editado en 1976 escribió: "El hombre andaluz no es un hecho coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido".

El otrora molt honorable, condenado por corrupción, agregaba en su libro que el andaluz es un hombre "poco hecho", que "hace cientos de años que pasa hambre y que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual".

"Si por la fuerza numérica llegase a dominar, sin antes haber superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña . Introduciría en ella su mentalidad anárquica y paupérrima, es decir, su falta de mentalidad", terminaba en su reflexión sobre los andaluces quien gobernaría luego Cataluña durante 23 años.

Turull no ha sido original siquiera al relacionar a los andaluces con la idea de no pagar impuestos. Así, Joan Puigcercós, cuando era dirigente de Esquerra Republicana (ERC), sostenía que su tierra no estaba mejor por culpa de Andalucía.

"Tenemos a la Agencia Tributaria instalada en casa, mientras que Madrid es una fiesta y en Andalucía no paga impuestos ni Dios", aseguró en su momento.

Sobre la cuestión del acento andaluz también hay una larga tradición. La diputada catalana del PP Montserrat Nebrera, aseguró en 2009 que el acento de Magdalena Álvarez era "un chiste".

Álvarez era entonces ministra del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Según la catalanista, la andaluza hablaba de forma "chulesca" y con un deje "agigantado en su incomprensibilidad por el hecho de ser andaluz y, por tanto, rápida".

El cónsul en Washington, el catalán Enrique Sardá, publicó en su día un mensaje imitando el acento de la entonces presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Fue cesado de manera fulminante.

¿Qué decía el mensaje? "Hay que ber q ozadia y mar gusto la de la susi mira que ponerse iguá que letirzia. cm se ve ke n.sabe na de protoculo ella tan der pueblo y de izquielda. nos ha esho quedar fatá a los andaluse. dimicion ya".

Lo del acento también es una cuestión recurrente cuando los separatistas catalanes quieren burlarse de Andalucía. Artur Mas, siendo presidente de la Generalitat, dijo aquello de que "los niños en Sevilla, Málaga o Coruña hablan castellano, pero a veces no se les entiende".

Y si lo del acento es repetido, lo del gasto andaluz en cuestiones peregrinas, tampoco. Ya lo usó Josep Antonio Duran i Lleida (CiU).

En 2011 aseguró que "Cataluña no está justamente tratada en materia de aportación fiscal al Estado. Mientras los payeses catalanes no pueden recoger la fruta por los bajos precios, en otros sitios de España, con lo que damos nosotros de aportación al Estado, reciben un PER para pasar una mañana o toda la jornada en el bar del pueblo".