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España cuenta con medio centenar de lugares Patrimonio de la Humanidad de España y es uno de los países del mundo con más sitios declarados bajo este amparo, pero ¿tienen suficiente protección ante catástrofes o incidentes?

El incendio en una de las capillas de la Mezquita-Catedral de Córdoba ha reabierto el debate, a pesar de la rapidez con la que se pudo extinguir el fuego originado, según los primeros indicios, en una máquina de limpieza.

Muchos usuarios de la red 'X' cuestionan hasta el lugar donde se guardaba, junto a una capilla. Piden revisar los protocolos y depurar responsabilidades.

El monumento cordobés, uno de los más significativos de la etapa andalusí, es Patrimonio de la Humanidad desde 1984. Diez años después fue incluido también el centro histórico de la ciudad.

Por este hecho, la Unesco ha solicitado al Ministerio de Cultura información detallada sobre el incendio y su nivel de incidencia, pero realmente es labor de la Junta y del Gobierno su protección, precisamente, para que pueda seguir bajo su paraguas.

Sus representantes, el ministro, Ernest Urtasun; la consejera de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Patricia Del Pozo, y el alcalde de Córdoba, José María Bellido, mantuvieron una conversación telefónica al respecto horas después del incendio.

Ahora, las administraciones tendrán que elaborar el informe correspondiente que será remitido a la organización para una descripción pormenorizada de la zona afectada, la valoración de los daños, las medidas adoptadas de forma inmediata y las previsiones de intervención a corto y medio plazo.

El Plan Nacional del Riesgo

Tras el incendio, el Gobierno activó de forma inmediata el Plan Nacional de Gestión del Riesgo y Emergencias en Patrimonio Cultural, en colaboración con la Consejería de Cultura y Deporte.

Dicho plan se centrará en la coordinación de actuaciones para garantizar la protección, conservación y recuperación de este bien único, símbolo de la historia y la identidad cultural de España.

La respuesta ante la emergencia se articuló en el marco del citado plan, que establece protocolos y medidas "para actuar de forma rápida y eficaz" ante daños en bienes culturales.

A su vez, el Ministerio, según informó en un comunicado, propició canalizar desde el primer momento el apoyo técnico y la cooperación interinstitucional necesarios para afrontar el suceso con las máximas garantías.

De hecho, remarcaron desde el Gobierno que gracias a la correcta aplicación de estos protocolos y a la rápida intervención de los bomberos, "se logró evitar que el fuego se propagara al resto del monumento y al centro histórico".

Comparación con Notre Dame

Cuando se originó el incendio y las redes sociales empezaron a llenarse de fotos y vídeos de la Mezquita-Catedral ardiendo, pronto surgieron las primeras comparaciones con el fuego que asoló la catedral de Notre Dame en 2019.

Afortunadamente, las consecuencias en este caso han sido mucho menores. El monumento cordobés pudo abrir sus puertas al día siguiente al acotarse la zona afectada. La misma supone 25 metros de 23.000 metros cuadrados.

La catedral parisina tardó cinco años en reabrir. Lo hizo el pasado mes de diciembre tras una rehabilitación completa. No obstante, el Cabildo responsable de la mezquita ya se había fijado en el nuevo sistema contraincendios instalada en Notre Dame tras su reconstrucción.

Tanto que, antes de este incendio, ya tenían previsto implementar este otoño el mismo modelo. Se trata de uno de los más modernos que existen y es por agua nebulizada.

En concreto, el templo parisino cuenta con una red de cámaras térmicas y tuberías de nebulización que liberan finas gotas de agua en el caso de detectarse cualquier conato de incendio.

"Estamos a la vanguardia", aseguró el deán presidente del Cabildo Catedral, Joaquín Alberto Nieva, quien en todo momento minimizó los daños en la rueda de prensa que ofreció a los medios, diciendo además que "la visita era segura".

Pero sí reparó, no obstante, en que la extinción por agua también había producido otros daños menores en obras escultóricas, pictóricas o retablísticas, pero en cualquier caso todo estaba muy localizado.

Las labores de limpieza y restauración corresponden a este Cabildo, que es el titular del inmueble en este caso. No obstante, todo lo que se realice previamente deberá pasar por los controles de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, quien ya ha mostrado su máxima disposición para colaborar en su restauración y "se resuelva cuanto antes".

En su visita a la mezquita tras los hechos, la consejera de Cultura aseguró, precisamente, que tras el incendio de Notre Dame, se realizó una exhaustiva campaña de revisión de los sistemas de extinción en los bienes de titularidad de la Junta.

Una labor, ha subrayado, que se ha extendido a fenómenos naturales como los terremotos, tal como ocurrió con el simulacro llevado a cabo el pasado abril en el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, también declarado Patrimonio Mundial.

El sistema de autoprotección de los bomberos

En cualquier caso, la consejera puso en valor que el sistema de autoprotección había funcionado. Este se controla periódicamente en colaboración con el Cuerpo de Bomberos de Córdoba y que está sujeto a permanente revisión.

El mismo incluye la realización de simulacros periódicos de incendio, así como la formación actualizada de los bomberos del Servicio de Extinción de la ciudad. De hecho, la visita al templo es parte del programa formativo de los nuevos efectivos.

Así lo explicó el jefe de Bomberos, Daniel Muñoz. "Cuando llegamos todos conocíamos perfectamente el edificio y cómo actuar".

En concreto, se activaron los parques central y del Granadal. Sin embargo, otros bomberos, que estaban de descanso o vacaciones, se acercaron a ayudar. En total trabajaron contra el fuego 35 efectivos con dos puntos de ataque, por el interior y el exterior, y seis vehículos.

Su trabajo se centró desde el primer momento en "sectorizar el incendio, conseguir que el fuego no se propagara por las capillas colindantes", algo que consiguieron, reduciendo los daños principales a las dos de menor valor patrimonial.

La que colapsó lo hizo por el daño del fuego en las vigas y el peso del agua, pero la estructura del resto de la mezquita estaba intacta. De ahí que se pudiera abrir al público con total seguridad.

La protección de las catedrales

Por su parte, Antonio Tortosa, vicepresidente de Tecnifuego, que es la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios, reflexiona al respecto en un artículo publicado cuando se cumplieron cinco años del incendio de Notre-Dame.

Según esta asociación, en España se contabilizan 93 templos, entre catedrales, basílicas, monasterios e iglesias singulares acogidos al Plan Nacional de Catedrales, entidad encargada de proteger y conservar este patrimonio histórico español, integrado por Estado, comunidades autónomas y Conferencia Episcopal.

La Mezquita-Catedral de Córdoba está incluida. Sin embargo, aseguran que en el Manual Básico de Seguridad y Protección contra Incendios en Ciudades Patrimonio, dentro del Plan Nacional de Patrimonio Histórico que depende del Ministerio de Cultura, no se contempla el de incendio en la carta de riesgos para este tipo de edificios.

Como cada templo está gestionado por un consejo diferente, existe variedad de criterios y diversidad en la adopción de los Planes de Autoprotección, por lo que no existe un marco armonizado para la protección contra incendios (PCI) en las catedrales.

En las instrucciones del citado manual se reconoce fundamental el papel que deben jugar todos los implicados, desde los Servicios de Bomberos hasta los trabajadores y responsables de seguridad y mantenimiento de las instalaciones para garantizar que el patrimonio artístico, religioso y cultural de una catedral pueda perdurar.

Para ello hay que planificar una serie de acciones tendentes a evitar o minimizar los daños que pudieran derivarse de un incendio.

Tres fases

El mismo debe abordar la salvaguardia del edificio y su contenido desde tres fases de trabajo: una fase preventiva, una segunda fase de extinción y salvamento; y una tercera de recuperación.

En la primera preventiva es necesario realizar un estudio de riesgos, con el fin de corregir las diferentes situaciones que pueden generar peligro. Durante esta fase es necesario inspeccionar cuidadosamente el edificio, sus instalaciones y si el mantenimiento es el adecuado.

En la fase de extinción y salvamento entran en juego los sistemas contra incendios instalados y los protocolos de trabajo para enfrentarse al incendio: cómo se debe proceder, desarrollo de un sistema de comunicación, etc.

Una de las decisiones más trascendentales en la planificación de un incendio es la de la asignación de responsabilidades y la creación de una cadena operativa que determine con claridad quién es la persona encargada de tomar las primeras decisiones.

La última fase, denominada “de recuperación” se centra en establecer cómo se procederá para recuperar la normalidad. Planificando la fase de recuperación, el equipo responsable deberá seleccionar los medios disponibles para la conservación de las obras salvadas.

Por tanto, desde la citada asociación, de ámbito nacional y sin ánimo de lucro que agrupa a los fabricantes, instaladores, mantenedores y otros servicios de seguridad contra incendios en España, creen que aún queda un camino por recorrer para mantener protegidas iglesias de interés histórico y catedrales.

De hecho, creen que la protección contra incendios en estos espacios debe ser acometida del mismo modo que se hace con un museo.

Es decir, con sistemas y elementos desarrollados específicamente para su salvaguarda, agentes para la extinción que no sean dañinos pero sí eficaces, con total garantía del cuidado de las obras.

Algunos de los sistemas más eficaces son: la detección de incendios precoz, con conexión a una central receptora de alarmas de incendio y que active las funciones de control programadas, y la instalación de rociadores automáticos en el falso techo de la estructura.

De ahí que la Mezquita-Catedral quiera seguir los pasos de la parisina Notre Dame para aumentar su protección. Todo ello, teniendo en cuenta que este año ha registrado su mejor año al alcanzar los 2,2 millones de visitantes generando más de 22 millones de euros de ingresos para el Cabildo Catedralicio.