Valencia y su área metropolitana amanecieron el 29 de octubre de 2024 con un cambio en las previsiones meteorológicas de Aemet. El aviso naranja del día previo pasó a rojo a las 7:36 horas. Como tantas veces ocurre en otoño, una posible gota fría amenazaba el Mediterráneo. Nadie imaginaba entonces que sus proporciones serían bíblicas.
La previsión más agorera hablaba de 180 litros por metro cuadrado en 12 horas, pero llegó a caer más de esa cantidad en solo una hora. Jamás había llovido tanto en España, y el infortunio quiso que el destino de esa agua fuera un conjunto de barrancos abandonados, en los que el Gobierno llevaba desde 2011 sin ejecutar las obras diseñadas por los ingenieros para evitar tragedias como la que tuvo lugar.
El medidor del Poyo registró justo a las 11:30 de la mañana la primera avenida de agua en el lugar. Las lluvias en la cabecera de la cuenca generaron un caudal que superó los 200 metros cúbicos por segundo durante casi una hora. El umbral rojo de la CHJ para el barranco es de 150 metros cúbicos por segundo, de modo que la organización estatal alertó de lo que ocurría a la Generalitat Valenciana, competente en materia de Emergencias.
Todo funcionó como marcan los protocolos esa mañana, y la situación en absoluto era dramática en ese momento. De hecho, la avenida remitió poco a poco en el Barranco del Poyo. En paralelo, se produjo también una avenida en el río Magro, ubicado al sur. Este fue el primero en contar con la declaración de una alerta hidrológica por parte del Centro de Coordinación de Emergencias a las 11:45, enviada a todos los municipios afectados. Justo un minuto después se produjo un aviso por el rescate de dos personas atrapadas en el techo de su coche en un pequeño barranco de l’Alcúdia. Llegaban las primeras llamadas de afectados al 112, si bien estas fueron insignificantes frente a las que recibiría el servicio por la tarde. Alcanzaría casi 3.000 simultáneas.
Llamadas al 112 en la jornada del 29 de octubre de 2024
La avenida de la cuenca del Poyo alcanzó a mediodía los 264 metros cúbicos por segundo, tal y como notificó la CHJ a Emergencias por correo electrónico a las 12:09. Ello tuvo como consecuencia, por parte de la Generalitat, la declaración de la alerta hidrológica en los municipios por los que transcurre, así como la vigilancia de la rambla. Esa alerta se produjo a las 12:20 y jamás fue desactivada. “La tendencia es ascendente y se mantienen las precipitaciones en la cabecera”, alertó entonces el gobierno autonómico.
Pero no fue así. A partir de ese momento la avenida de agua comenzó a remitir de forma paulatina en el barranco del Poyo. A las 13:20 horas era de la mitad, de 120 metros cúbicos por segundo, ya por debajo del umbral rojo de la CHJ, tal y como volvió a comunicar el organismo estatal. La comunicación fluía entonces entre administraciones y el riesgo en el Poyo parecía inexistente. Ello, unido a la preocupación creciente en el río Magro, resultaría fatal por la tarde, cuando las lluvias alcanzaron su máxima intensidad.
Las cuencas del Júcar y del Serpis baten récords de lluvia
A las 18:00 horas crecen barrancos de la cuenca del Poyo
A las 14:00 empezaron los desbordamientos en la localidad de Utiel, bañada por el río Magro. Fue el primer municipio en sufrir inundaciones graves. Todos los ojos pasaron a mirar al río Magro, cuyo desbordamiento motivó la convocatoria del Centro de Coordinación Operativa Integrada, el famoso Cecopi, para las 17:00 horas.
Al inicio de la tarde los escenarios eran muy dispares. En el barranco del Poyo la medición cayó a 28,7 metros cúbicos por segundo. Y ese dato de un barranco menguante, ofrecido a las 15:50 horas, fue el último que transmitió la CHJ a la Generalitat. En cambio, de Utiel llegaban imágenes aterradoras, de ríos por las calles arrastrando coches con violencia.
La preocupación por el río Magro llevó a la Generalitat Valenciana a solicitar a la Delegación del Gobierno el despliegue en Utiel de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Las avenidas de agua, al término de la jornada, causaron un total de 6 muertes en el municipio. El Magro acaparó toda la atención desde entonces y distrajo a los dirigentes políticos del que sería después el verdadero epicentro de la tragedia. Así lo acredita la relación de avisos sobre el barranco del Poyo de la CHJ. Fueron inexistentes entre las 16:13 y las 18:43 horas.
Cronología de los avisos durante la dana acorde a la Rambla del Poyo
El episodio meteorológico, lejos de remitir, estaba a punto de registrar su mayor intensidad. Aemet actualizó hasta en cinco ocasiones durante la tarde su aviso rojo. Sin embargo, como ya le había ocurrido durante la mañana, no logró acertar sobre el área en la que la lluvia iba a descargar la avalancha. “De las 18.00 a 21.00 horas el máximo de intensidad ya está en la serranía de Cuenca hacia la meseta”, manifestó en una llamada telefónica a Emergencias a las 16:16 horas.
La lluvia, sin embargo, descargó sobremanera en las cuencas de Turia, el Poyo y el Magro, en particular en estas dos últimas. El detalle de las llamadas registradas por el 112 desde antes de las 17:00 horas da buena cuenta de cómo el agua, de oeste a este, empieza a arrasar por donde pasa, en particular, en la cuenca del Poyo. A esa misma hora comenzó al fin el Cecopi para coordinar la emergencia, en el que la CHJ “notifica verbalmente del incremento general de caudales, especialmente del río Magro y el Júcar, y de la inminente declaración del escenario 2 de la presa Forata”. No hay mención para el Poyo.
Hasta seis metros de inundación en el oeste valenciano
Más y más llamadas dramáticas llegaban al 112 sin que los integrantes del Cecopi parecieran ser conscientes de las miles de desgracias que los ciudadanos relataban por teléfono. Todo a pesar de que el 112 las atendía en el mismo edificio de L’Eliana en el que se reunían los mandatarios, liderados por la exconsellera de Emergencias, Salomé Pradas, investigada junto a su secretario autonómico, Emilio Argüeso, por su gestión ante la catástrofe.
Durante el Cecopi, el cielo prosiguió con su monumental descarga de agua, que alcanzó en esos momentos la friolera de 184,6 litros por metro cuadrado en una sola hora en Turís. El municipio, vertiente a las cuencas del Poyo y el Magro, batió con esa cifra el récord de España vigente hasta la fecha, y alcanzó un total de 771,8 litros por metro cuadrado en el acumulado de 24 horas. La preocupación, por desgracia, la seguía acaparando la presa de Forata, ubicada en Yátova y vertiente al río Magro. La misma, eso sí, estaba más que justificada. “Han entrado más de 20 mil millones de litros al embalse y supera un máximo histórico que se remonta a 1971”, explicó la CHJ antes de las 18:00. Fue en este contexto en el que los técnicos pusieron sobre la mesa la posibilidad de alertar de su posible ruptura a la población mediante un mensaje ES-Alert.
El desastre, en cambio, ya era una realidad en la cuenca del Poyo. Antes de las 18:30 se produjo una avalancha de alrededor de 1.500 metros cúbicos por segundo en el barranco de Horteta, afluente del Poyo posterior al medidor de Riba-roja. Este último registró una medición de 1.686 metros cúbicos por segundo a las 18:43, hora en la que la CHJ, tras dos horas y media de silencio y un último aviso de caudal decreciente, volvió a informar a la Generalitat por correo electrónico.
El último dato que ofreció el medidor de Riba-roja fue de 2.282 metros cúbicos por segundo. Fue a las 18:55 horas, momento en el que el tsunami destruyó el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH).
Los posteriores hidrogramas estimativos elaborados por el Cedex para el Gobierno cifran las avenidas en máximos de 3.500 metros cúbicos por segundo en el Poyo, 1.500 en Horteta o 1.000 en el barranco del Gallego, todos ellos integrados en una misma cuenca con un mismo tramo final. Valga como comparativa que el caudal medio del río Nilo es de 2.830 metros cúbicos por segundo. El máximo durante la estación húmeda del río africano es de 5.663 metros cúbicos por segundo.
La tragedia estaba servida, pero se dio la gran paradoja de que el Cecopi, reanudado a las 19:00 tras una hora de pausa, continuó ajeno a la misma, de nuevo con el peligro de Forata como único debate.
La avalancha del agua lo fue también de llamadas al 112 y de vídeos compartidos por los vecinos sobre la desgracia antes de que cayeran también las telecomunicaciones. Pero Miguel Polo, presidente de la CHJ conectado al Cecopi de forma telemática, no expuso en la reunión los datos que conocía sobre el Poyo. Tampoco llegó la información a la cúpula de Generalitat pese a que ya había recibido el correo electrónico a las 18:43.
Las administraciones seguían debatiendo sobre un riesgo venidero sin atender al drama que ya sufrían los ciudadanos. 229 vidas se cobró la desgracia en la provincia de Valencia. El grueso, durante esos instantes, aunque el Es-Alert masivo, enviado al fin a las 20:11 a los móviles toda la provincia, también se impulsó inicialmente por el peligro de la presa. El 112 colapsó, y los cuerpos de seguridad del Estado eran incapaces de atender a miles de emergencias simultáneas.
El recuento de víctimas tardó días en reflejar la verdadera tragedia y meses en ofrecer la cifra exacta de 229. Paiporta fue el municipio peor parado con 46 muertes. Es el cuello de botella del barranco, una localidad atravesada por el mismo justo antes de su desembocadura en l’Albufera de Valencia. Catarroja, una localidad mucho más grande, registró 25 pérdidas humanas.
Paiporta, el pueblo con más muertes por la dana
Salvo el caso de 6 personas cuyas muertes se produjeron en hospitales, la práctica totalidad -las 223 restantes- permiten cifrar la mortandad de cada cuenca. En la del Poyo fueron 200 las defunciones, el 89,7%, frente a las 17 del Magro (7,6%) y las 6 del Turia (2,7%). La misma desgracia, con avenidas semejantes de agua y la misma gestión, tuvo un impacto mucho más letal en la única cuenca sin obras hidráulicas para proteger a la población. La presa de Forata protegió a los pueblos del Magro, y el desvío sur del río Turia, a la intacta ciudad de Valencia. Solo murió gente en sus pedanías.
Más allá de las desgracias personales, la dana destrozó decenas de municipios. Infraestructuras, casas, negocios y vehículos de todo tipo fueron aniquilados, entre muchos otros bienes. La Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) cifró las pérdidas en 9.365 millones de euros. El Ivie elevó después la cifra a 17.000 millones. Las obras jamás ejecutadas de encauzamiento, desvío y laminación de agua para la cuenca del Poyo tan solo habrían costado 240 millones, según estimaron los ingenieros de Typsa que elaboraron los proyectos.
En medio de la desolación, y ante una catástrofe inabarcable para las administraciones públicas, que tardaron días en llegar por primera vez a muchos puntos, cientos de miles de voluntarios se volcaron en la llamada zona cero para empezar, desde el primer momento, a revertir el desastre. El grueso acudió a los municipios andando. La peregrinación masiva desde ciudades como Valencia, a través de los puentes que quedaban en pie, se convirtió en un icono internacional de solidaridad.
Cerca de un millón de personas afectadas en 74 municipios valencianos
El drama continuó los días posteriores al constatar los vecinos las muertes de sus allegados y los daños ocasionados por las riadas. Todo mientras la calma tensa entre las distintas fuerzas políticas fue dando paso a una guerra sin cuartel entre el Gobierno de España y la Generalitat Valenciana. El PSOE acusa al Ejecutivo de Carlos Mazón de negligencia en la gestión de la emergencia y de haber permanecido en el restaurante El Ventorro con la periodista Maribel Vilaplana mientras se producía la desgracia. La Generalitat replica que la desatención de la cuenca del Poyo la provocó el pronóstico equivocado de Aemet y el silencio de la CHJ sobre lo que registraba su medidor de Riba-roja.
En paralelo a la bronca política, ambas administraciones habilitaron planes de ayuda que la Generalitat Valenciana está ejecutando con mayor celeridad, además de una reconstrucción sin precedentes en materia de infraestructuras estatales, autonómicas y provinciales.
¿Y qué hubiera pasado si se hubieran hecho las obras que corresponden?
La gran pregunta sin respuesta es qué habría pasado si hubieran estado construidas las obras contra las riadas ideadas por los expertos. El episodio meteorológico superó con creces los escenarios más adversos con los que se diseñaron las obras.
Pero ingenieros de caminos, canales y puertos como Javier Machi, director de Typsa cuando esta empresa elaboró la solución hidrológica, o Jorge Paciarotti, el autor de los proyectos concretos para el Poyo, coinciden en que “muchas vidas se habrían salvado”. “Con la actuación hecha, el agua habría rebosado el 29-O, pero apenas habría tenido impacto en los núcleos urbanos”, llegó a afirmar el primero.
Se da la circunstancia de que Teresa Ribera, cuando era secretaria de Estado del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2011, rubricó la declaración de impacto ambiental positiva de los proyectos redactados por Typsa para el Poyo. Su gobierno, sin embargo, dejó el poder sin presupuestarlos, como tampoco hizo el posterior ejecutivo de Mariano Rajoy.
Cuando el PSOE de Pedro Sánchez recuperó la Moncloa en 2018, con Teresa Ribera como ministra para la Transición Ecológica, el actual Gobierno de España ni actualizó las obras ni las presupuestó en sus primeras cuentas, que no llegarían hasta 2021. Justo ese año, en una presentación, la CHJ lamentó que el proyecto pendiente del Poyo, que entonces llevaba una década en el cajón, había sido descartado “por falta de disponibilidad presupuestaria”.
METODOLOGÍA
Para la elaboración de este especial se ha simulado una de las llamadas realizadas al 112 por un denunciante al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 3 de Catarroja, a la cual ha tenido acceso este periódico.
El crecimiento hidráulico del barranco del Poyo durante la jornada del 29 de octubre de 2024 constituye el eje principal de la visualización interactiva de este especial. La representación muestra cómo el nivel del agua inunda progresivamente la pantalla hasta que el sensor se rompe. Este episodio se ha seleccionado por la magnitud de las inundaciones provocadas por el barranco y por la dificultad de obtener otros cálculos sin incurrir en resultados imprecisos.
En el proyecto se han utilizado datos de la Agencia de Seguridad y Emergencias de la Comunidad Valenciana para contabilizar las llamadas al 112, contextualizados con información de la Guardia Civil. La estimación elaborada por la Universidad de Valencia se ha empleado para señalar las zonas afectadas por la dana, completada con datos de Copernicus que permiten visualizar la altura alcanzada por el agua en esa jornada.
La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ha aportado información sobre el caudal del barranco y los registros del pluviómetro, mientras que el Miteco ha ofrecido la estimación del caudal de los barrancos que rodean el Poyo.
Para representar la cantidad de personas afectadas por la dana, se han utilizado datos del Gobierno de España sobre los municipios impactados, junto con cifras del padrón de 2024 para ofrecer una estimación aproximada.
Los datos relativos a las ayudas estatales derivadas de la dana proceden de Moncloa, mientras que las ayudas autonómicas han sido aportadas por la Generalitat Valenciana.
También se ha aportado la declaración a los medios de Victoria Sánchez, víctima de la dana que denuncia que asistió “casi en directo” a la muerte de su marido.
Las imágenes empleadas proceden, en su mayoría, del equipo de EL ESPAÑOL. La apertura es cortesía de MAXAR y se incluyen también fotografías de EFE para comparar el antes y el después de los puntos señalados.