Si el pasado 2024 un descomunal diluvio salvó a Sánchez de la pitada que recibe cada 12 de octubre desde que es presidente del Gobierno, este año Pedro Sánchez no ha logrado librarse de los abucheos del público que acudió al desfile del Día de la Fiesta Nacional.
Desde el año 2019, Sánchez es recibido con silbidos en el desfile anual de las Fuerzas Armadas del Día de la Hispanidad. El líder del Ejecutivo, en un año convulso como pocos, con buena parte de su entorno más próximo investigado por diversos casos de corrupción, ha tenido que escuchar una vez más los gritos de quienes acuden a esta cita cada año en el centro de Madrid.
La protesta se hizo sentir a la llegada, aunque no se escuchó desde los palcos. Se percibió algo más a la salida del presidente, una vez acabada la parada militar. Mientras la comitiva de la Familia Real se perdía rumbo al paseo de Recoletos, la que transportaba a Sánchez abandonó la tribuna en dirección a Atocha.
Fue ahí, en torno a las 12 y cuarto de la mañana, cuando más se apreció la bronca, incluso desde la tribuna, alejada del público hace ya dos años, cuando se modificó la ubicación del evento.
Se ha convertido, un año tras otro, en un momento inevitable. En ediciones anteriores ha tratado de mitigarlos al llegar casi al mismo tiempo que la Familia Real. En 2019 tuvo que aguantar la pitada durante más de 15 minutos.
Formación 'Mirlo' dibujando la bandera nacional sobre Madrid
Desde aquel año, su presencia se dejó de anunciar por megafonía para evitar concentrar la atención del público sobre él. En 2020 el desfile se canceló debido a la pandemia y se trasladó a un reducido acto en el Palacio Real.
En 2021 el acto recuperó su esplendor, y volvió también la pitada. En 2022, Sánchez apuró tanto su llegada que los Reyes llegaron antes que él, y tuvieron que esperar en el coche unos minutos a la llegada del presidente.
La reiteración en las manifestaciones de protesta llevó al Gobierno en 2023 a proceder a un cambio de ubicación del desfile. El evento cambió del paseo de la Castellana al de Prado. Eso permitía una mayor distancia entre el público y las autoridades. Pese a ello, la pitada fue sonora. La jornada llegó en plena negociación con el independentismo de la Ley de Amnistía.
El pasado año la lluvia ejerció de aliada del presidente. En esta ocasión no ha logrado eludir un episodio que se ha convertido ya en la tónica habitual de la jornada.
Ausencias
El evento ha estado también marcado por las ausencias. La más notoria ha sido la de Álvaro García Ortiz, Fiscal General del Estado, en el foco en las últimas semanas tras la decisión del Tribunal Supremo de sentarlo en el banquillo.
De la misma forma, el acto ha acusado la ausencia de cuatro ministros: las ministras de Sumar, Mónica García y Sira Rego, de viaje oficial; el ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Bustinduy; y la ministra de Igualdad, Ana Redondo.
Como es habitual, no asistió el lehendakari vasco, Imanol Pradales, y en esta ocasión tampoco estuvieron presentes los presidentes de Canarias, Fernando Clavijo, y de La Rioja, Gonzalo Capellán, ambos por compromisos previos.
También excusaron su asistencia la presidenta de Baleares, Marga Prohens; el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón; y el de Murcia, Fernando López Miras, quienes están pendientes de la evolución de la DANA Alice que afecta a sus regiones.
El desfile
Más de 3.850 efectivos —3.323 hombres y 524 mujeres— integrantes de las Fuerzas Armadas, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y otras instituciones han recorrido este domingo el Paseo del Prado y después el de Recoletos.
Los Reyes Felipe VI y Letizia han estado acompañados por la Princesa de Asturias, Leonor de Borbón, que este año asistirá con el uniforme de gala del Ejército del Aire y del Espacio, tras su ingreso en la Academia General del Aire. También por la princesa Sofía.
El monarca ha recibido los honores militares y pasado revista al Batallón de Honores, antes de saludar a los representantes institucionales. Uno de los momentos más esperados ha sido el salto paracaidista, solventado de forma impecable por dos integrantes de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire y del Espacio (PAPEA).
Debido a las condiciones meteorológicas se ha reducido el número de formaciones participantes en el desfile aéreo. De las 18 formaciones programadas, finalmente tan solo cinco han surcado los cielos de Madrid. Fueron lideradas por dos cazas F-18 Hornet, pertenecientes al Ala 12 de la Base Aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid).
Uno de los momentos más esperados del desfile de la Fiesta Nacional lo ha protagonizado por la Formación 'Mirlo', una novedosa unidad compuesta por cinco aviones Pilatus PC-21, las modernas aeronaves turbohélice utilizadas en la formación de los futuros pilotos de la Academia General del Aire, con sede en San Javier (Murcia).
Esta escuadrilla ha asumido por primera vez el honor de dibujar en dos ocasiones la bandera española sobre los cielos de Madrid: la primera, tras el homenaje a los caídos, y la segunda, al cerrar el desfile aéreo, tomando así el relevo de la emblemática Patrulla Águila.
El icónico grupo acrobático español ya no participará de la Fiesta Nacional después de que, el pasado junio, el equipo se despidiera del público tras 40 años de exhibiciones aéreas.
Siempre aplaudida y bien recibida, la Unidad Militar de Emergencias (UME) ha contado este año con una presencia destacada en el desfile con dos compañías, en lugar de la única habitual, con motivo de la celebración de su 20 aniversario. Ha participado con medios de emergencias NBQ, grúas, drones terrestres, maquinaria pesada y unidades de apoyo a catástrofes.
Su participación sirve también como merecido reconocimiento a su excelente trabajo tras el paso de la DANA en la Comunidad Valenciana y en la operación de ‘Lucha contra los Incendios Forestales’.
