Mohamed VI está haciendo un esfuerzo por mantener su agenda, que desde hace meses se reparten en muchos casos su hijo y sus hermanos, debido a su delicado estado de salud.
Su última aparición pública fue el miércoles con motivo de la inauguración de varios proyectos ferroviarios en Casablanca.
El acto fue ampliamente difundido por los medios marroquíes para ofrecer imagen de estabilidad del reino y desmentir algunas informaciones de los medios argelinos que hablan de un agravamiento de su enfermedad.
La realidad es que, entre sus dos últimas comparecencias, ha trascendido que Mohamed VI, de 62 años, fue trasladado a Francia por problemas de salud.
Las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL explican que se trató de "una revisión" después de "una recaída, que no es la primera”.
Precisamente, por la delicada salud, el monarca alauita está allanando el camino a su hijo Moulay Hassan, que reinará algún día en Marruecos como Hassan III.
Con 22 años está preparado para gobernar. Incluso "ya ha elegido a sus propios jefes militares, el futuro jefe de la (DEGED), el servicio de espionaje, y su equipo personal de asesores", explica un agente de la inteligencia de un país occidental.
En todo caso, al otro lado del Estrecho aseguran que no habrá sucesión hasta que Mohamed VI fallezca.
"¿Sabes qué significa la institución real aquí? Pues lo es todo. España no es Marruecos. Aquí no se cambia nada hasta que sale el último aliento del rey. No va a haber abdicación", detalla un miembro del servicio de seguridad a EL ESPAÑOL.
Hablar de sucesión en Marruecos es conflictivo. De hecho, el diario francés Le Monde ha recibido duras críticas en los medios de comunicación marroquíes por los últimos artículos acerca de las intrigas palaciegas derivadas de la frágil salud del rey.
En la Fiesta del Trono, Mohamed VI cedió a su hijo y heredero el honor de presidir la mesa, junto a su hermano, Moulay Rachid.
Fue llamativo que el 4 de septiembre inaugurase el estadio Príncipe Moulay Abdellah, en Rabat, tras las obras de su reconstrucción para ajustarlo a las normas de la FIFA 2030.
Esa jornada, el joven pasó revista a una sección de la Guardia Real, que le rendía honores antes de ser saludado por varios ministros y autoridades regionales. Hasta ese momento la mayor autoridad en este tipo de eventos relacionados con el deporte era el jefe de la Seguridad Interior, Abdellatif Hammouchi.
A lo largo de 2024, Moulay Hassan sustituyó a su padre en cerca de cincuenta actos deportivos, políticos, educativos y de defensa, e incluso lo acompañó por primera vez en momentos importantes, como la firma de los acuerdos con el presidente francés, Emmanuel Macron.
En noviembre de ese año, el príncipe recibió en Casablanca al presidente de la República Popular China, Xi Jinping, que realizó una breve visita al Reino.
El futuro rey marroquí conoce perfectamente la lengua y la cultura españolas, y ya ha compartido mantel con el presidente Pedro Sánchez, el ministro José Manuel Albares y los reyes Felipe VI y Letizia en varias ocasiones, aunque hasta el momento siempre acompañado de su padre.
Preparando el terreno
"La política marroquí de sacar a Ceuta y Melilla como elemento amenazador, yo creo que ha pasado a segundo plano precisamente por la situación delicada sobre la sucesión", señala Amin Azmani, diputado en Melilla y presidente de Somos Melilla.
"Es una oportunidad que tiene que aprovechar España. Por eso llevo diciendo tiempo que Marruecos no apuesta por un contexto de conflictividad. Su situación en torno al asunto de la sucesión requiere de apoyo diplomático, especialmente de España y Francia", añade.
En Madrid hay cierta cautela sobre una posible abdicación o una próxima sucesión. "Tenemos que ser muy cuidadosos y no dar un solo paso que pueda entorpecer las relaciones", coinciden tanto en Moncloa como en la Zarzuela.
El Ministerio de Exteriores se abstiene de valorar cómo se prepara para un posible relevo en la casa real marroquí. Se trata de evitar molestar a Rabat, en la línea del compromiso adquirido por Pedro Sánchez de no interferir en asuntos de soberanía.
No obstante desde la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE) inciden en que Exteriores "carece de una unidad u oficina bien dotada con personal y recursos para realizar análisis de prospección y soporte concreto a la estrategia, lo que nos hace depender de visiones generadas en Francia, Estados Unidos o Reino Unido".
"Espero que en la Casa Real, donde está Camilo Villarino, que conoce muy bien Marruecos, sí estén preparándose para el cambio”, mantiene un ex cónsul en el país magrebí.
Villarino fue consejero político en la embajada de España en Rabat, antes de convertirse en el jefe de departamento de Ministerio de Exteriores, primero con Alfonso Dastis y después con Arancha González-Laya.
