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Al puzle le faltaba una pieza. Huyó cuando todo el peso de las autoridades españolas le buscaban por estar involucrado en uno de los sucesos que más ha tenido en vilo, de forma reciente, a la sociedad española: el asesinato de los dos guardias civiles de Barbate.

La muerte de los agentes David Pérez Carracedo y Miguel Ángel González Gómez se remonta a la noche del pasado 9 de febrero de 2024. El caso vuelve al foco mediático por una buena causa. La detención de Abdennour El Hichou, el último tripulante de aquella narcolancha, es una realidad .

La estrecha colaboración entre la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y la Policía de Marruecos ha presionado a El Hichou para que regrese a España de su país de origen (Marruecos) y se entregue, según ha podido saber EL ESPAÑOL mediante fuentes de la investigación.

En la operación se ha seguido el mismo patrón que en las anteriores detenciones de los tripulantes de la narcolancha de Barbate. La unidad de élite de la Guardia Civil ha sido la parte "negociadora" que ha logrado finalmente poner fin a la huida y que ha torcido el brazo de la organización criminal a la que este individuo pertenece. También era del interés del clan presionar al piloto para que accediera a entregarse, al igual que el resto de integrantes de la tripulación que aquella noche asesinó a los agentes del Instituto Armado embistiendo les con su semirrígida.

No en vano, el fin de los clanes que operan en el Estrecho al permitir la entrega de estos criminales no es otro que el de rebajar una tensión en la zona que tampoco jugaba en su favor. En ese sentido, el asesinato de los dos guardias civiles de Barbate abrió un horizonte desconocido en un Estrecho de Gibraltar que lleva años sufriendo la actividad de los clanes de la droga. Ante este hecho, Interior no iba a ceder, y ha reclamado de Marruecos toda la colaboración posible y más.

La monarquía de Mohamed VIes un país que casi nunca entrega a sus nacionales a los países que los reclaman por sus crímenes. Uno de muchos ejemplos es el de Abdellah El Haj Sadek El Menbri, conocido como el Messi del Hachís.

La monarquía de Mohamed VI ha desoído las constantes peticiones de la Fiscalía Antidroga y de la Audiencia Nacional de los últimos años para extraditar a España a este gran capo, uno de los responsables de que la Península se haya convertido en la puerta de entrada de esa sustancia a Europa.

Sin embargo, esta vez ha sido diferente. La presión de los clanes a los que pertenecían sobre los individuos que iban a bordo de aquella mortífera goma ha resultado fundamental para su entrega, y eso parte de la intervención de las autoridades españolas y marroquíes. Todos ellos desde Karim, el conductor, hasta este último detenido, habían recibido amenazas de otros colegas dedicados a este turbio negocio.

Marroquí afincado en Ceuta

El Hichou, ciudadano marrroquí nacido en 1985 y afincado en la ciudad autónoma de Ceuta, es uno de los cuatro tripulantes que viajaba en la narcolancha que mató a los uniformados de Barbate. Contaba con una Orden Internacional de Detención. Con El Hichou capturado, todos los narcos de aquella lancha están en poder de las autoridades españolas.

Primero fue Karim El Baqqaly, el piloto de la narcolancha, quien también se entregó el 19 de septiembre. El marroquí de 32 años llevaba huido en Castillejos (Marruecos) desde que se produjeron los hechos el pasado 9 de febrero de 2024.

Más tarde, dos patas de la mesa cayeron al mismo tiempo. El 8 de noviembre de 2024 se detuvo a  Yassine El Moraben y Mohamed Laachiri. También se refugiaron en Marruecos y también regresaron a España para entregarse.

Se pone así punto y final a la investigación que desde el Juzgado de Instrucción nº1 de Barbate encabezó la juez María Eulalia Chanfreut. Como ya reveló este periódico, los traficantes y los clanes locales no se han acobardado pese al aumento de la presión policial, y han pasado a las amenazas. Concretamente, el pasado 27 de marzo, el vehículo de la instructora apareció vandalizado. 

El coche, un todoterreno, apareció con las cuatro ruedas pinchadas y manchas de pintura en su exterior, en el capó, el techo y los laterales. Fuentes de la comandancia del Instituto Armado revelan a este diario que los agentes investigadores ya han tomado muestras de la pintura y tratan de hallar alguna huella, tanto dactilar como de las pisadas alrededor del vehículo. No existen imágenes grabadas ni testigos oculares del suceso.

"Crimen atroz que marcó a todo el Cuerpo"

Las principales asociaciones del Instituto Armado, como son Justicia Guardia Civil (Jucil) y la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) celebran la detención de Abdennour El Hichou, dado que "fue un crimen atroz que marcó profundamente a todo el Cuerpo y a la sociedad española":

La AUGC expresa a EL ESPAÑOL su opinión con respecto al asesinato: "No olvidamos que este crimen fue consecuencia directa de la falta de medios, planificación y respaldo institucional que venimos denunciando desde hace años. Nuestros compañeros salieron a patrullar en condiciones inadecuadas frente a organizaciones criminales que actúan con total impunidad y con medios muy superiores.”

Por su parte, desde JUCIL mantienen a este periódico que "los sucesos, como el de Barbate, resaltan la necesidad urgente de dotar a las fuerzas de seguridad de los medios materiales y jurídicos adecuados. Hemos denunciado en numerosas ocasiones la falta de recursos y la inseguridad jurídica que enfrentan los agentes en su labor diaria".

Cuando se cumplió el primer aniversario de la muerte de los agentes David Pérez Carracedo y Miguel Ángel González Gómez, el Ministerio del Interior, desde la Dirección General de la Policía, impidió a los guardias civiles vestir de uniforme durante el homenaje. Sin embargo, miembros de la AUGC confirmaron a este diario que sí lo portarían.

Sin embargo, la Asociación Nuestro Corazón por Bandera, colectivo compuesto por familiares de los agentes asesinados, organizó de forma paralela un calendario de actos para despedir a Pérez y González. Además, se concentraron frente a la Comandancia de Cádiz en memoria de los agentes.

Los dos agentes asesinados llevaban toda la vida en el Cuerpo Armado. Pérez nació en Barcelona y tenía 43 años. Fue miembro del Grupo de Acción Rápida (GAR) destinado en la Comandancia de Navarra.

Tenía dos hijos y estaba casado. Ingresó en la Academia de Guardias Civiles de Baeza en 2008, según informa Europa Sur. Realizó sus prácticas en Torrevieja (Alicante) para más tarde pasar a las Islas Baleares.

Por su parte, González era natural de San Fernando (Cádiz) y tenía 39 años. VIvía desde hace pocos meses a la que sucediera la tragedia en Los Barrios y formó parte de la Comandancia de Algeciras. Tenía tres hijos.

Pertenecía al Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) del Cuerpo. Asimismo, el uniformado estaba vinculado al Club de Balonmano de San Fernando. Ingresó en Baeza en 2019 y realizó sus prácticas en la parte Fiscal y de Fronteras de Tarifa, para posteriormente marcharse a Mondejar (Guadalajara).