La encontraron en el siglo XVIII en el barranco de Herques, al sur de Tenerife. Estaba dentro de la Cueva de las 'Mil Momias', donde encontraron varias de ellas "envueltas en pieles primorosamente cosidas", según relataron entonces los historiadores. Ésta, sin embargo, era la "mejor conservada de su especie".
No tenía nombre, pero sí unos rasgos perfectamente definidos y un gesto reposado, como de dormir plácidamente el sueño eterno. Así que, ante la falta de identidad, la bautizaron como la 'momia guanche', uno de los mayores tesoros que se conservan de estos antiguos pobladores de las Islas Canarias.
Los restos de este hombre de unos 40 años, que presumiblemente vivió entre el siglo XI y XIII d.C., fueron trasladados a Madrid poco después de su descubrimiento como regalo al rey Carlos III. Y desde entonces han permanecido en la capital, hasta su actual emplazamiento en el Museo Arqueológico Nacional.
Allí se podía ver en una de sus salas hasta este lunes, ya que aprovechando la jornada de descanso del museo, sus funcionarios han procedido a su retirada, en cumplimiento de una "Carta de compromiso para el tratamiento ético de restos humanos" publicada por el Ministerio de Cultura.
El departamento dirigido por Ernest Urtasun informa de que los restos humanos exhibidos en los museos estatales dependientes de Cultura deben ser "tratados con respeto y dignidad, y de conformidad con los intereses y creencias de las comunidades y grupos étnicos o religiosos de origen".
La norma afecta a 16 museos, adscritos al Ministerio, y en algunos de ellos, como en el Arqueológico, ya han comenzado las tareas para adaptarse a esta normativa. Desde Cultura alegan que la decisión deviene del Consejo Internacional de Museos (ICOM), una organización que asesora a la UNESCO, aunque el texto al que se refiere el departamento de Urtasun data de 1986 y fue revisado por última vez en 2004.
Lo que hace ahora el ministro de Sumar es ponerlo en práctica. En dicha circular aclaran que "se entiende por restos humanos todos los restos físicos que pueden asignarse a la especie Homo sapiens, entre los que se incluyen cuerpos completos o partes de estos, sin transformar, transformadas o conservadas".
Por tanto, todos estos elementos no podrán ser expuestos teniendo en cuenta "declaraciones, intereses, prácticas y creencias de la comunidad o grupo étnico o religioso de origen, cuyas comunidades se opongan a su exhibición".
Tan sólo se hacen excepciones "cuando ésta [su exposición pública] resulte imprescindible para transmitir el conocimiento que se pretende mostrar, siempre que no exista otra alternativa en el discurso expositivo y estén correctamente documentados y contextualizados”.
Es decir, que si estos restos van acompañados de una cartela que respete la sensibilidad de la comunidad a la que pertenece y ésta no emite ninguna queja, sí podrían ser expuestos.
La momia guanche del Barranco de Herques sometiéndose a un TAC en el Hospital Quirón de Madrid.
Traslado frustrado e indignación
No hay constancia de reclamaciones por 'exhibicionismo' de la momia guanche de Madrid, pero sí una reivindicación histórica por parte de Canarias para que sea devuelta a las islas. En 2010 el Congreso de los Diputados aprobó su traslado, aunque dos años después lo rechazó porque la Comisión de Cultura consideró que la momia podía verse afectada.
Por el momento, ha sido llevada a los almacenes del Museo Arqueológico Nacional, a la espera de determinar su futuro. Por eso, en Canarias han visto una oportunidad para rectivar esta petición.
"Es inadmisible que el destino de los restos humanos de la momia guanche sea un almacén", afirmó la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila. La dirigente de Coalición Canaria calificó estos restos como un "símbolo" de su "cultura ancestral, con un valor histórico y cultural incalculable" para su pueblo y recordó que llevan reclamándolos "más de 50 años".
De ahí que la presidenta del Cabildo afirmara que todo lo que no sea devolver la momia a Tenerife significaría una "ofensa a todos los canarios". Allí sí podría ser expuesta, ya que la normativa aprobada por el Ministerio de Cultura afecta sólo a los museos estatales dependientes de este organismo público.