La Comisaría General de Información de la Policía Nacional tiene la certeza de que la operación antiterrorista llevada a cabo este lunes en Montellano (Sevilla) ha servido para salvar vidas esta misma semana.

Los agentes arrestaron a un joven sirio de 17 años cuya intención era inmolarse en su colegio. Para ello, ya había fabricado un potente explosivo conocido como La Madre de Satán, el que iban a emplear los terroristas de Las Ramblas en 2017.

Así lo señalan a EL ESPAÑOL fuentes de la investigación. Los policías llevaban varias semanas siguiendo los pasos del menor, que había logrado sintetizar el explosivo y que se preparaba para estallarlo antes del domingo. 

Las investigaciones sobre este joven radicalizado comenzaron el pasado mes de noviembre, pocas semanas después del ataque de Hamás sobre Israel, la posterior respuesta en Gaza y la llamada a la "yihad global" de líderes del terrorismo islámico.

El día 13 de ese mes, el menor acudió a un taller que organizaba el ayuntamiento de Montellano, donde vivía con su madre, ahora también arrestada. En ese taller enseñó a varios jóvenes un vídeo de un terrorista que hablaba francés y que había muerto tras cometer un atentado.

Tras mostrar las imágenes, dijo a sus compañeros que había fabricado "un detonador casero, con un teléfono móvil para activarlo a distancia". Ya sabía cuál era el mecanismo, porque incluso les explicó que el explosivo se activaba en cuanto él realizase una llamada.

Dos días después, el 15, alguien llamó a la Policía Nacional para alertar sobre lo que el joven sirio había revelado a otros menores. En concreto, en esa llamada se hacía referencia a que había comprado sustancias para la elaboración de explosivos: "Glicerina, ácido nítrico y otra sustancia que podría ser ácido sulfúrico o azufre". Se advertía también de que el menor había empezado a manifestar públicamente su adhesión a Daesh, el autodenominado Estado Islámico.

"Tremendamente homófobo"

El joven estaba obsesionado con la temática militar. Se había comprado ropa de camuflaje. También un chaleco táctico con el que subía retratos suyos a Instagram. Incluso había enseñado a gente cercana el material propagandístico de Daesh que tenía en su teléfono móvil.

"Es tremendamente homófobo y antisemita", señalan fuentes de la investigación.

Tras constatar que el presunto yihadista ahora detenido había realizado búsquedas en sus dispositivos relativas al tipo de explosivos que había comprado, los agentes procedieron a analizar sus redes sociales. 

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Fue sencillo comprobar que en ellas difundía con naturalidad y cierta frecuencia contenidos relacionados con Daesh. "Ya había asumido su papel de cibersoldado o yihadista virtual".   

El 20 de enero, los agentes vieron cómo salía de su casa para ir a tirar dos bolsas de basura. Dentro de ellas había una de caja de cartón azul y amarilla con el rótulo "Azufre en polvo". También una máscara desechable, unas gafas de protección y dos garrafas grandes.

Gracias a los pinchazos telefónicos, los policías supieron que la madre había comprado acetona a petición de su hijo.

Fue este pasado domingo cuando se precipitó la detención. Los investigadores le vieron salir de casa con una mochila, con ropa de color negro y amplia, pese al calor que hacía en la zona a esa hora del día. 

Un equipo de vigilancia le siguió. El menor se dirigía a una zona apartada, en medio del campo, donde ya había estado varias semanas atrás. Los policías escucharon varias detonaciones y vieron al joven probando los explosivos que había fabricado.

Cargos

Tras su detención ha trascendido que era este lunes cuando pretendía volar por los aires su colegio en nombre de Alá. En su casa se encontró acetona, recipientes con pólvora y agua oxigenada, entre otros elementos. También más restos de explosivos, incluso parte de una bomba montada con metralla adosada a la misma, "lista para su uso".

También apareció un cuaderno en el que había anotado la receta para fabricar La Madre de Satán.

En un armario había botellas de acetona, una de ácido sulfúrico, un machete de grandes dimensiones, un chaleco táctico militar, dos mosquetones de acero, una imagen de la bandera de Daesh enmarcada, y selfies con el chaleco militar en el que iba a instalar la bomba para luego haciéndose explotar llevándose a muchos por delante.

El menor pertenece, junto a su madre, a una familia de refugiados de Siria que llegó a España en el año 2022. Eran cuatro, los padres y su hermana pequeña. Sus progenitores se habían separado, así que ahora ya solo estaban su madre y su hermana en la casa de Sevilla.

La madre declarará este miércoles en la Audiencia Nacional, desde donde se ha dirigido la investigación, por presuntamente encubrir al joven. 

Él, entre tanto, será encerrado por orden del juez de Menores de la Audiencia Nacional José Luis de Castro en un centro de menores durante los próximos seis meses. Se le atribuyen los delitos de integración en la organización terrorista Daesh y tenencia de explosivos.

La facilidad de fabricación de ese inestable y extendido explosivo preocupa a los investigadores. Hace tan solo unas semanas, tres menores fueron arrestados por la Policía al descubrir que ya fabricaban esa misma bomba, con la que también pretendían lanzar un ataque. Fue la misma fórmula que consiguieron otros cuatro yihadistas detenidos en octubre por la Policía, poco después de la llamada de Hamás a cometer atentados en todo el planeta.