Valencia

Los incendios forestales se han adelantado a las primeras semanas de la primavera y están poniendo a prueba la defensa de los bosques del país. Parte de España arde y sólo en Asturias hay activos un centenar de incendios, al parecer todos ellos de origen intencionado.

El fuego ha llegado al monte Naranco, a las puertas de Oviedo, pero también amenaza a Galicia, Cantabria y Málaga, mientras el de Villanueva de Viver (Castellón) está a punto de darse por extinguido tras nueve días avanzando sin control y con llamas a temperaturas superiores a los 80.000 kilovatios por metro en el frente, cuando lo normal o lo soportable para una intervención son 10.000.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, alertó esta semana desde Castellón de las consecuencias del cambio climático y pidió a las comunidades mantener los contratos de los bomberos todo el año y no sólo en temporada estival. "No cabe ser neutral ante el negacionismo de la emergencia climática", consideró. Pero los expertos cuestionan la afirmación: no es solo el clima, es la gestión del bosque y voluntad política para aplicar la normativa nacional y de cada comunidad autónoma.

[Arde Asturias: ya hay 116 incendios y el fuego llega al monte Naranco, a las puertas de Oviedo]

El presidente de los Silvicultores de la Comunidad Valenciana, Adolfo Miravet, es contundente al respecto y reclama un aprovechamiento sostenible de los bosques: "Hay una masa forestal continua debido a que no se han aprovechado los pinos para madera o biomasa. Y mientras, importamos madera del Amazonas porque se ha extendido la idea de que cortar un pino es casi un asesinato. Talar árboles es hoy una medida impopular".

En declaraciones al programa de Carlos Alsina en Onda Cero, Miravet explicaba esta semana dónde está, a su juicio, el problema: "Si estos pinos como 4 o 5 edificios de altura se hubiesen cortado y aprovechado para madera y biomasa, no estaríamos ahora mismo con un fuego incontrolable".

Según explicó, los silvicultores sufren sabotajes, incluso robo de maquinaria para evitar los trabajos en el monte. Dijo también que esas agresiones, el bajo precio de la madera local y la "inseguridad jurídica" por la falta de decisión de la Administración, que ha llegado a "parar" trabajos en marcha, impiden una correcta gestión de los bosques. "Hoy por cortar un pino puedes ir casi a la cárcel, lo que supone que ninguna empresa quiera asumir riesgos", explica.

El alcalde de Montán (Castellón), Sergio Fornas, mostraba también su malestar con la Administración después de días y días de arder el monte: "Tras la nevada de 2017 denunciamos varias veces que el bosque estaba fatal, que había que limpiarlo, pero no nos dejaron ni dieron ninguna solución. Y lo que pasa aquí pasará en la mayoría de los pueblos. Por culpa del abandono de los montes y no dejar prácticamente actuar pasa lo que pasa".

Las competencias en materia forestal están cedidas a las autonomías, pero todas las leyes aprobadas en parlamentos autonómicos dependen de la ley nacional. Los ingenieros forestales consultados por EL ESPAÑOL creen que las normas actuales son suficientes, pero hay que dotarlas de suficiente presupuesto. "Lo que pasa es que se hacen leyes, pero no hay voluntad política para dirigir estos esfuerzos", advierten.

Hay tres factores fundamentales que inciden directamente en que se produzca un incendio. Uno es el combustible, la vegetación, y en este caso el depósito del coche está lleno por el estado en el que se encuentran los montes. La temperatura es otro factor, pues no hay ignición sin el calor. Y por último el oxígeno, cuanto más viento sople, más llamas.

Varios bomberos trabajan en las labores de extinción del incendio registradoen el Monte Naranco de Oviedo. EFE

Los ingenieros forestales consideran que, el que haya hecho viento y altas temperaturas impropias de un mes de marzo, incide en la expansión del fuego y su violencia. Pero la superficie forestal no se ha gestionado y la carga de combustible es descomunal. La consecuencia: el fuego se vuelve inabordable.

Juan Manuel Batiste es decano del Colegio de Ingenieros Forestales de la Comunidad Valenciana y cuenta con más de 30 años de experiencia. "Sobre el clima no vamos a poder incidir porque no controlamos la fuerza con la que sopla el viento o las temperaturas elevadas en un mes de marzo. Tampoco podemos influir en las características del terreno que se está quemando. Pero el combustible sí que podemos controlarlo". 

"No me vale que se desvíe la atención hacia el cambio climático", subraya Batiste, al tiempo que recuerda que "la gestión forestal consiste en controlar la vegetación que se convierte en combustible".

"La gestión forestal nos sirve para muchas cosas, porque su utilidad es transversal. Pero tangencialmente sirve para reducir esa cantidad de combustible y facilitar que los incendios no se propaguen de este modo".

Además de la gestión forestal, los ingenieros destacan la necesidad de impulsar de una vez la silvicultura preventiva. Se trata de una modalidad que se contempla en los planes locales de prevención de incendios forestales y consiste en la modificación, ordenamiento o eliminación de la vegetación viva o muerta para evitar que se produzca un incendio forestal

En el caso de la Comunidad Valenciana, los expertos admiten que se ha hecho un gran trabajo en materia de prevención de incendios forestales, pero "no se ha hecho nada" desde el punto de vista de la gestión forestal sostenible, esta última materia en manos de una dirección general gestionada por la cuota de Verds-Equo en el Gobierno del socialista Ximo Puig.

Un pino marcado en verde desde hace dos años para ser retirado y reducir combustible.

"La dirección general de Prevención de Incendios ha hecho un esfuerzo importante para que todos los ayuntamientos tengan ya un plan local de prevención de incendios. Ha hecho los deberes y se preocupó de que todos los municipios tengan esa herramienta, una hoja de ruta a 15 años vista que prevé la silvicultura preventiva como un punto incardinado dentro de la gestión forestal", señala Batiste.

Pero si no se retira ese combustible, el problema persiste y se agrava en el actual contexto de crisis climática.

"Es imprescindible gestionar los montes, que no significa limpiar, porque si no lo hacemos tenemos estas grandes masas que arden y no hay quien las pare", advierte el portavoz de los ingenieros forestales.

Restos de vegetación en un acceso a una zona de viviendas de Alicante junto a la N-332.

Gestión

Las formaciones de pinos del Mediterráneo crecen tupidas y densas, con un matorral en la parte inferior que incrementa la peligrosidad. "El tratamiento o control de esa vegetación es lo que nosotros llamamos gestión forestal y esa gestión incluye el desbroce y cortar los pinos de manera controlada para hacerlo sostenible"

"Cuando se dice limpiar, que es un concepto fácil de entender, pero que a nosotros no nos gusta, hablamos de gestión", precisa Juan Manuel Batiste.

Los ingenieros creen que no se necesitan nuevas leyes, sino voluntad para aplicarla. "Una de las trabas más importantes que tenemos es justamente la sobrecarga normativa, se solapan unas a otras, retarda y dificulta cualquier gestión. Las leyes están bien hechas y tiene buen contenido, ahora solo falta la voluntad política para aplicarla".

¿Significa esto arrasar los bosques? Los expertos dicen que no, al contrario. "La gestión forestal sostenible genera bosques sanos, ya que son un recurso renovable que nos abastece de madera, agua, paisaje, aire limpio, energía, setas... pero si hay demasiado combustible, se nos quema. Y esto, no es sostenible", publico en su cuenta de Twitter esta semana el divulgador e ingeniero valenciano Ferrán Dalmau.

Los expertos lamentan que se haya dejado crecer la vegetación "a su libre albedrío y ahora tienen una carga que emite una energía cuando se quema de hasta 80.000 kW por metro lineal. Es impensable".

"Una chimenea de una casa con dos troncos emite unos 4.000 kW y lo soportamos. Los bomberos forestales pueden aguantar con sus equipos de protección una carga de 10.000 kW, que es la que se prevé con un monte bien gestionado. En el incendio de Castellón las marcas han sido de hasta 80.000 kW y esto no lo soporta nadie", 

Otro problema que dificulta la gestión forestal es el "minifundismo exagerado que existe por una costumbre ancestral por la división de herencias". Según Batiste, se han ido reduciendo las parcelas hasta el punto que "el que tiene dos hectáreas es un terrateniente".

Incendio declarado en Navelgas, Asturias. EFE

Para los expertos, la gestión individual es inviable y "se necesita apoyo presupuestario". "En este sentido, se modificó la Ley Forestal valenciana y añadió un artículo en el que dota de capacidad a los ayuntamientos para que se conviertan en promotores de esa gestión forestal". Pero sin presupuesto, los proyectos de ordenación integral forestal no se desarrollan mientras los bosques siguen ardiendo sin control.