Diez años después de que la Audiencia Nacional condenase a los autores materiales del crimen, las víctimas de ETA celebran que Mikel Antza, jefe político de la banda terrorista entre 1993 y 2004, vaya a sentarse en el banquillo a declarar como investigado por su presunta participación en la decisión de matar a Gregorio Ordóñez: "Era el líder de ETA, le señaló para asesinarlo", aseguran.

"Su liderazgo [el de Gregorio] fue su sentencia de muerte", aseguran, desde la Asociación Dignidad y Justicia, una de las que están personadas en la causa. En ese procedimiento todavía se trata de localizar y acreditar quiénes estuvieron implicados en el asesinato del teniente alcalde del PP en San Sebastián, el 23 de enero de 1995

La declaración de Antza se va a producir el próximo 21 de diciembre. Llega cinco años después de que el juez Santiago Pedraz admitiese a trámite la denuncia presentada por la hermana de la víctima, Consuelo Ordóñez, e imputase a cinco jefes de la antigua cúpula de la banda por su presunta participación en la decisión de acabar con su vida.

El auto del magistrado del Juzgado Central de Instrucción Número 1, que ha dado luz verde a su declaración, es claro: para el juez existirían suficientes indicios de la presunta responsabilidad de Antza en la toma de decisión de asesinar al representante político. Por eso ha autorizado su declaración para esa jornada desde los juzgados de San Sebastián.

Por el momento, las víctimas de la banda han convocado una concentración para las 10.30 horas  de esa jornada, la de la declaración, ante las puertas de la Audiencia Nacional, en la madrileña Plaza de la Villa de París. 

"Idónea y pertinente"

Mikel Antza, de nombre real Mikel Albisu Iriarte, fue 12 años jefe de la banda terrorista hasta su detención en 2004 junto a Soledad Iparraguirre, alias Anboto, su pareja. En enero de 2019 regresó a España tras cumplir 15 años de condena en Francia al considerarle como el jefe político de la organización terrorista. Cumplió íntegra la pena. 

Antza y Anboto, su pareja, en una antigua ficha policial.

Antza fue puesto entonces a disposición de la Policía española en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas procedente de Francia. Se comprobó que no tenía causas pendientes con la Justicia española por lo que se procedió a dejarle en libertad.

En la cárcel se mantuvo fiel a las reglas que marcaba la banda, siendo uno de los referentes del ala dura, el ejemplo a seguir para muchos de los miembros del Colectivo de Presos de ETA.

El juez ahora considera "idónea y pertinente" su declaración como investigado en aquel asesinato. Como Antza ha permanecido en España durante más de 45 días desde su expulsión del país vecino, se le puede citar directamente, sin tener que recurrir a Francia para ampliar la entrega y poder acusarle en una nueva causa.

"Un líder que no pudo ser"

Fue en noviembre de 2015 cuando Pedraz dictó un auto en el que atribuía la autoría intelectual del atentado a cinco jefes de la banda: Ignacio Gracia Arregui, alias Iñaki de Rentería; Mikel Albisu Iriarte, Mikel Antza; Julián Achurra Egurola, Pototo; José Javier Arizcuren Ruiz, Kantauri; y Juan Luis Aguirre Lete, Insuntza.

Las víctimas, ahora, quieren seguir defendiendo la memoria de Ordóñez. Para ellos, Gregorio era "un líder que no pudo ser porque Mikel Antza decidió que debía morir asesinado".

En este contexto, la asociación ha destacado la "gran importancia" de la labor desarrollada por la Guardia Civil y la Policía Nacional a la hora de implicar al etarra en el asesinato del que fue dirigente del Partido Popular. "Su responsabilidad, como jefe del aparato político de ETA, fue crucial para señalar a este gran servidor de España en el País Vasco", han lamentado.

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