Bujalaro, en Guadalajara, es uno de los pueblos que ahora se llama "España vaciada". Algo menos de 50 habitantes censados, una edad media que supera (con creces) los 40 y un bar que hace de ultramarinos.

El pescado, la carne o la fruta se adquieren mediante vendedores ambulantes que acuden al pueblo semanalmente. Lo mismo ocurre con los servicios sanitarios. Un día de la semana es la consulta del médico y, al otro, viene la enfermera… hasta que llegó la Covid-19.

Y es que, al contrario que ha pasado con el resto de servicios, como el pescadero o el frutero, el médico ya no ha vuelto.

Bueno lo hace; pero sólo si ese vecino de Bujalaro (que en su mayoría tiene más de 80 años y patologías crónicas desarrolladas por su edad) es quien pide cita previa.

Así lo ha confirmado la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha a este diario tras preguntar por el consultorio de la localidad.

La técnica que utilizan (la de la cita previa en domicilio o consultorio) es la misma que se extiende por toda la zona y que, como adelantan desde la Organización Médica Colegial (OMC), "ha llegado para quedarse" en toda España.

Falta de médicos

A unos 30 kilómetros, Sigüenza se presenta como el segundo gran centro de Atención Primaria de la zona, el más cercano es Jadraque (localidad a la que está adscrito el consultorio de Bujalaro). Allí, sus médicos también han dejado de hacer este tipo de servicios en la mayoría de pueblos adscritos. Por lo menos, hasta octubre.

Así, la España vaciada se vacía. Y no por la inercia de los movimientos poblacionales de quienes buscan mejores oportunidades laborales (o, simplemente, cobertura telefónica), sino porque la Administración dejan a estos pueblos sin nada. La historia se repite en muchos rincones de España: Teruel, Soria, León, Burgos, Zamora, Palencia...

"Nos tienen abandonados", dicen los habitantes de Bujalaro a los que, con sus 90 años e intentando entender cómo funciona el TDT, les invitan a avanzar hacia la telemedicina.

Fachada del Ayuntamiento de Bujalaro en el que se puede observar el cartel del consultorio local. Gabriel Pérez

Precisamente, no son los médicos los que abandonan a su paciente. Es la Administración la que decide no cubrir bajas, plazas desiertas o vacaciones de verano. Los médicos, como explican representantes del gremio, hacen "lo que pueden" con las plantillas que tienen.

La situación en un centro de referencia como Sigüenza, a cuya área se adscriben decenas de estos centros de Atención Primaria, es la siguiente: hay seis médicos en plantilla, de ellos dos están de vacaciones de verano (sin cubrir) y uno libra porque estuvo de guardia la noche anterior.

Los tres facultativos que quedan deben pasar consulta en el centro, hacer consultas en los domicilios que han obtenido cita previa y acudir a aquellas localidades en las que haya habido una defunción para certificarla.

Jornadas maratonianas de 70 pacientes al día que se ven incrementadas con la llegada de todos aquellos que tienen en el pueblo una segunda residencia. Y es que muchos de estos municipios doblan sus habitantes durante la época estival.

Pero la situación no es algo que sólo se dé en la Alcarria. Ocurre por todo el territorio y lo confirman desde la Organización Médica Colegial.

Cobertura y brecha digital

El vocal de la OMC de Atención Primaria en el ámbito rural, Hermenegildo Marcos, vive la misma situación en Zamora.

Allí asegura que ya se ha manifestado la intención de mantener la cita previa perpetua. Es decir, que el médico sólo acuda a estas áreas cuando un paciente precise de una consulta y no de forma semanal, como ocurría hasta ahora.

"Antes, lo de pedir cita era algo que pasaba en las zonas urbanas, y ahora se va a extender en las zonas rurales pese a los problemas que puede acarrear, como la falta de cobertura telefónica o la brecha digital que existe en este tipo de poblaciones", explica.

En estos momentos, Hermenegildo Marcos está haciendo lo mismo que la mayoría de sus compañeros de Castilla-La Mancha y "del resto de la geografía española": atiende de manera telefónica o a domicilio, pero siempre mediante una cita previa. El conocimiento de sus pacientes (pocos y bastante envejecidos) le hace saber casi lo que necesita cada uno e ir citándoles.

Aun así, reconoce que si tuvieran que hacer consultas presenciales "no nos darían las manos". Marcos pone sobre la mesa el gran problema de las plazas de difícil cobertura (fuera del núcleo urbano y en zonas despobladas) donde no quiere ir "nadie".

El vocal de Primaria Rural de la OMC explica que a los residentes de Atención Primaria más jóvenes les atraen las Urgencias del Hospital y, si no, se decantan por grandes núcleos de población. De esta forma, quedan las plazas de los pueblos más pequeños sin cubrir.

A eso, hay que sumar el perfil del médico que suele trabajar en estas zonas: profesionales mayores que se van jubilando conforme pasan los años y cuyas plazas quedan sin cubrir. 

¿La solución? Premiar a los profesionales que cubran estos puestos con puntos en las bolsas de empleo públicas o pluses salariales. 

Según los cálculos de la OMC, en España hacen falta 2.500 médicos de Atención Primaria para poder dar una solución "rápida" a estos problemas. "5.000 a largo plazo". "España necesita tener un médico por cada 10.000 habitantes", insiste.

Patologías cronificadas

Pero, al final, por motivos de plantillas o por mala organización de la Administración, el perjudicado es el paciente. Desde el Foro Español de Pacientes denuncian que estos hechos se viven por toda la geografía española y que, cuando se trata de la España vaciada, existe un gran hándicap: la edad.

Andoni Lorenzo, presidente de Foro Español de Pacientes, insiste en que los residentes de esas zonas rurales -que ahora se quedan sin consultorio- son personas de edad avanzada con patologías propias de la edad como la hipertensión o la diabetes. "Esas patologías requieren de un seguimiento semanal que, ahora, no tienen", lamenta.

Además, desde el Foro Nacional de Pacientes insisten en que hay muchas barreras administrativas para pedir cita con el médico (hasta en los grandes núcleos urbanos) y que no entienden por qué si se ha normalizado el acceso a hoteles y supermercados "con nuevas medidas y rutinas", no se normaliza la actividad asistencial.

Desde el Foro, insiste, reciben centenares de llamadas de organizaciones de pacientes que denuncian que se han quitado muchos servicios y "que no saben cuándo se van a volver a prestar". "Si en las grandes ciudades estamos viviendo enormes trastornos para acceder al médico, en la España rural esto se acentúa más todavía", lamenta.

Por el momento, los habitantes de Bujalaro seguirán a la espera de que vuelva el médico. Es la enfermera, que sí va presencialmente al pequeño consultorio instalado en la primera planta del Ayuntamiento, quien les seguirá atendiendo. No tienen queja ninguna, ni ella de ellos. Las docenas de huevos y parte de la cosecha del huerto es la mejor de las recompensas en una sanidad pública que no es igual de accesible para todos.

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