En público, y también en privado, los dirigentes del PP no dejan de repetir que la del próximo domingo en la Plaza de Colón de Madrid es una manifestación de la "sociedad civil" a la que el primer partido de la oposición asiste simplemente por coincidir con la reivindicación de la misma, que no es otra que la oposición a los indultos, y ajena al diseño de la marcha.

Pero en la sala de máquinas de Génova se cuida con calculado mimo y esmero la manera en que se va a plasmar ese apoyo. 

Pablo Casado ha ordenado a los suyos no ir en bloque ni bajo una misma pancarta o cabecera. El líder de los populares pretende que la única foto de Colón sea, esta vez, la de la calle, presumiblemente inundada de nuevo de banderas nacionales.

No está previsto que coincida ni con los organizadores de la plataforma Unión 78, liderada por Rosa Díez y Fernando Savater, ni con el líder de Vox, Santiago Abascal, el primer dirigente nacional que respaldó la marcha. Pero tampoco lo hará con otros dirigentes del PP, algunos incluso de la dirección nacional.

"Él irá por su lado, y cada uno de nosotros por el nuestro. Yo voy a ir con unos amigos que han venido de fuera de Madrid" explica un importante miembro de la cúpula del partido para ejemplificar cómo transcurrirá la marcha para los populares.

Echando mano de la terminología impuesta por la pandemia, cabría decir que Casado irá en su propio 'grupo burbuja', que posiblemente compartirá con la presidenta y el alcalde madrileños, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, mientras que varios de sus principales colaboradores acudirán en el suyo propio. Un perfil bajo que no estará exento de una breve declaración de Casado ante los medios de comunicación.

Fuentes de la dirección nacional del PP admiten "contactos" con la plataforma cívica organizadora, en la que no en vano hay algunos antiguos dirigentes del PP vasco, como la que fuera lider de esa formación, María San Gil, o el ex delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo. Sin embargo, aseguran que simplemente por cuestiones logísticas y no por nada que tenga que ver con la manera en que se desarrollará el acto.

Casado y Rosa Díez, en una imagen de archivo. EFE

Nada que ver con lo que fue la manifestación de Colón de febrero de 2019, que reunió por primera vez en una foto a Casado, Abascal y Albert Rivera, entonces líder de Ciudadanos. En aquella ocasión fueron los populares y el partido naranja los convocantes, y Vox, entonces un partido que solo tenía representación en Andalucía, se sumó a la protesta contra la cumbre de Pedralbes entre Pedro Sánchez y el que era presidente de la Generalitat, Quim Torra

La foto de los tres líderes juntos hizo correr ríos de tinta y a posteriori, tras el triunfo del PSOE en las elecciones generales de abril de aquel año, suscitó para muchos en el centroderecha la impresión de que la ya célebre instantánea ayudó a movilizar el voto de la izquierda.

Firmas y mociones 

Dos años después, y con un poder orgánico mucho más asentado, entre otras cosas por el éxito arrollador de Ayuso en las elecciones madrileñas del 4-M, y el hundimiento de Ciudadanos, que había rozado el sorpasso en los citados comicios de 2019, Casado adopta un perfil más bajo en la movilización contra las "cesiones" del Gobierno al independentismo.

Además, limita la movilización contra los indultos a acciones donde el PP actúa en solitario, controlando la iniciativa y haciendo una demostración de fuerza política y "capilaridad" institucional.

Por un lado la recogida de firmas contra la concesión de la medida de gracia a Oriol Junqueras y el resto de líderes independentistas condenados por sedición, a la que esta misma semana se sumará Casado tras haber alcanzado ya el primer objetivo de superar a las 100.000 antes de la manifestación.

Y por otro lado, o en otro frente, las mociones en parlamentos autonómicos y ayuntamientos, que están forzando al PSOE a posicionarse sobre las intenciones del Gobierno de Sánchez.

Este mismo miércoles, las Cortes de Castilla y León aprobaban esa moción del PP, con el voto en contra del PSOE y de la procuradora tránsfuga de Ciudadanos, María Montero, de forma parecida a lo que había ocurrido días antes en el Parlamento de Cantabria. En Twitter, el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Montesinos, acusaba al PSOE de haberse retratado al votar "a favor de los indultos. Sánchez cada día está más alejado de los españoles" concluía.        

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