Con la salida de España del secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali, por voluntad propia, sólo se cierra un capítulo de la grave crisis diplomática entre España y Marruecos. El siguiente está decidido a escribirlo Rabat.

Para rebajar el malestar, y en consonancia a lo reclamado por las autoridades marroquíes, el Gobierno de Pedro Sánchez informó de la salida de Ghali horas antes de que embarcase en el avión francés fletado por Argelia que le trasladó al hospital de Argel.

Además, desde el Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid se insistió en que salió del país con su documentación argelina en regla, la misma con la que había entrado el 18 de abril para ser tratado de la Covid-19 “por razones humanitarias” en el hospital San Pedro de Logroño.

Pero el enfado de Rabat se extiende a Europa. “La Unión Europea, muy estricta en cuanto a las normas y condiciones de admisión de extranjeros en su espacio Schengen, pero muy poco preocupada por las repercusiones de que un país miembro reciba a un criminal de guerra”, publicaba la agencia de noticias oficial MAP tras conocerse que el magistrado Santiago Pedraz no había dictado medidas cautelares contra Brahim Ghali.

“El juez se limitó a pedirle un número de teléfono donde poder localizarle, mientras un avión argelino sobrevolaba secretamente el espacio aéreo español acechando el momento oportuno para exfiltrar a este invitado indeseado en el origen de la inextricable crisis diplomática entre Rabat y Madrid”, añadía.

La comparecencia de Brahim Ghali la consideran una “farsa judicial” o un “simulacro de juicio”, y tildan al abogado que le representó en la Audiencia Nacional, Manuel Ollé, de “un aficionado a los negocios jugosos pagados generosamente por Argelia”.

Enfado severo

Cerrado este episodio, Marruecos va más allá y menciona en sus últimos comunicados de Exteriores una “falta de confianza” hacia España por acoger a “su enemigo” sin avisar previamente. Además, siguen insistiendo en que Ghali entró con pasaporte falso, y que eso constituye un delito.

"Las autoridades marroquíes se reservan el derecho de dar, en su momento, respuestas adecuadas a las acusaciones infundadas del Gobierno español", adelantaron Exteriores e Interior en un comunicado conjunto la víspera de la declaración del líder saharaui. El tono es el mismo al empleado por la embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, al advertir a España el 27 de mayo que "Marruecos toma nota y actuará en consecuencia".

El enfado en Marruecos es severo. Sin embargo, el día después de la salida de Ghali ha optado por el mutismo. Tras un mes de llamadas a consultas a ambos embajadores, varios comunicados de diferentes ministerios y declaraciones de diplomáticos a la prensa, en Rabat reina el silencio.

Es sólo una calma aparente: algunas de las principales autoridades del país, tuteladas por Mohamed VI, llevan más de 24 horas de reuniones concretando su "dura respuesta", de la que aún no ha transcendido información oficial.

Muchos están pendientes de la reacción de Marruecos. El silencio institucional, tras la escalada de la crisis, tiene inquietos también a empresarios españoles con intereses en el país vecino. El propietario de una empresa de frutas en Huelva se puso en contacto telefónicamente con EL ESPAÑOL para mostrar su preocupación por las mujeres temporeras marroquíes que siguen atrapadas en España con el cierre de la frontera y el espacio aéreo.

Los empresarios onubenses han solicitado al Gobierno de Marruecos “que deje a un lado la crisis con España y que acepte la repatriación de las trabajadoras”. Y, al mismo tiempo, algunos están ya buscando alternativa para buscar de obra extranjera para próximas temporadas”, explica el mismo empresario.

El pulso militar

Por otra parte, desde que las tensiones diplomáticas se agravaron debido a la crisis migratoria y la entrada en Ceuta de más de 10.000 personas en sólo dos días, Rabat decidió aumentar el control y la vigilancia en las fronteras terrestres, cerradas a cal y canto desde el 13 de marzo de 2021 por la pandemia.

Desde entonces Rabat está trasladando material de espionaje, inteligencia, control y comunicación al norte del país. “Tienen radares que captan la señal hasta 400 kilómetros alrededor”, según explica la inteligencia extranjera a EL ESPAÑOL.

Las fuentes detallan que se trata de "radares multifunciones, capaces de detectar y rastrear automáticamente objetivos aéreos que van desde aviones de combate hasta objetivos en movimiento lento".

A la reunión en el Palacio Real de Fez, donde se trabaja en la respuesta a España, junto a consejeros y la inteligencia, han participado altos mandos de las Fuerzas Armadas marroquíes.

En estos momentos, Rabat está atento a todos los movimientos de España. Por ejemplo, han señalado como “peligrosas” unas “maniobras” del Ejército español realizadas cerca de la costa de Alhucemas el martes.

Hay que tener en cuenta que Marruecos cuenta con dos bases militares solo en el norte, además de otra aérea en proyecto de construcción cerca de Melilla y la frontera con Argelia. En la región norte oriental se encuentra Monte Arruit, y colindante con Ceuta se ha ampliado la base naval de Alcazarseguir.

En estos momentos, Marruecos cuenta con un arsenal de drones Wing Loong I, Wing Loong II, MQ9, MQ1, Harfang, Hermes 900, TB2 y UAV locales. Además, está en proceso de adquisición de varios chinos Wing Loong II.

El misil antibuque Harpoon AGM-84L Block II, que sobrevolaba recientemente la ciudad de Chef Chauen, fue adquirido por las Fuerzas Armadas marroquíes para armar el F-16 Blk 72, y en particular para proteger los corredores marítimos del Mar Mediterráneo.

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