Tánger

En la entrada masiva de ciudadanos a Ceuta de la semana pasada se han colado jóvenes adoctrinados que podrían continuar su adiestramiento radical en mezquitas ceutíes, según informa a EL ESPAÑOL la Inteligencia extranjera afincada en territorio español. Su entrada en la ciudad autónoma contó con la aquiescencia de Rabat.

Según estas fuentes, algunas de las personas que saltaron la frontera no tienen el perfil de migrante. Proceden de la región de Castillejos-Tetuán-Tánger, conocida como el Triángulo negro del yihadismo. De ahí han salido cientos de jóvenes para hacer la yihad en Siria e Irak.

Por el Tarajal pasaron la semana pasada porteadores, familias, menores y adolescentes con la vista puesta en Europa, pero también, confundidos entre ellos, jóvenes que han desaparecido. Ya no están en la calle, ni en los centros de acogida. El CNI busca ahí posibles perfiles de terroristas, según ha podido saber EL ESPAÑOL.

A los servicios de Inteligencia les preocupa una serie de mezquitas de carácter radical de Ceuta que podrían encargarse de su adoctrinamiento para entrar después a la Península. Por ellas ya pasaron terroristas que acabaron atentando en Europa.

La captación de jóvenes en el norte de Marruecos no sólo se nutre de ideas salafistas, también está el factor pobreza, ya que esta zona del país estuvo olvidada durante décadas. Hay pequeños barrios en el exterior de Castillejos de los que han salido a hacer la Yihad una quincena de jóvenes en muy poco tiempo.

Triángulo de captación

"Este triángulo de captación no solo sirve para que los nacionales se unan al yihadismo, sino que es el punto de recepción de extranjeros que buscan el mismo objetivo. En este grupo entran los españoles que han sido detenidos durante sus maniobras de aproximación al entorno yihadista”, según consta en el informe Lucha contra el Estado Islámico. Marruecos un caso particular del think-tank AICS.

El temor que existe ahora tanto en España como en la UE es que esta crisis diplomática con Marruecos afecte al terrorismo en el continente. Precisamente la baza que ha jugado siempre el régimen marroquí para presionar y firmar convenios con los países europeos es la colaboración antiterrorista. Rabat hace valer ahí su posición de puerta de África y puente con Europa.

El último acuerdo que firmaron España y Marruecos para "profundizar y desarrollar la cooperación en materia de lucha contra la delincuencia en sus diversas manifestaciones" es de febrero de 2019. El documento, rubricado por los ministros del Interior de España, Fernando Grande-Marlaska, y su homólogo marroquí, Abdelouafi Laftit, dispone de 15 artículos para combatir 18 tipos de delincuencia organizada, entre ellos el terrorismo.

Choque con Alemania

Sin embargo, Alemania se ha desmarcado de esta política tras descubrir que un individuo señalado por Rabat como yihadista, no lo era. Por petición de la Policía secreta marroquí, Berlín entregó al presunto terrorista a Rabat. El joven pasó varios años en las cárceles marroquíes, pero a su vuelta a Alemania ha podido demostrar su inocencia. A partir de ahí se inicia la crisis diplomática entre Marruecos y Alemania.

Los servicios de Inteligencia germanos sospechan ahora que la estrategia de Marruecos es crear una relación de confianza en materia antiterrorista para exigir después contrapartidas, como el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental.

Desde 2002, en Marruecos se ha desmantelado un total de 210 células terroristas, se ha detenido a 4.304 personas y se han frustrado más de 500 planes de atentado, según las últimas cifras facilitadas por la Oficina Central de Investigaciones Judiciales (BCIJ) en 2021.

Marruecos se sumó al proceso de lucha contra el terrorismo en 2003 tras los atentados suicidas de Casablanca, en los que fallecieron 45 personas, entre ellos 12 de los autores. El primer ataque y el más mortífero fue perpetrado en el restaurante de la Casa de España. 

Fueron los peores atentados de la historia de Marruecos. Y a partir de ahí, las autoridades adoptaron una política anticipatoria que ha permitido desmantelar varias células.  Además, Mohamed VI decidió controlar el movimiento religioso. Creó el Instituto Mohamed VI para la Formación de los Imanes y el Instituto Mohamed VI de los Oulemas Africanos, instituciones que sirven para controlar a los religiosos musulmanes de todo el mundo, incluidos Francia y España. De hecho, los imanes y mezquitas de las ciudades autónomas españolas de Ceuta y Melilla dependen de Marruecos.

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