La misión les condujo hacia una zona situada a 2.500 metros de altitud, en un poblado enclavado entre las montañas. Era pleno invierno de 2020 en Afganistán. Un frío inhóspito y las condiciones extremas eran otro factor que los 'boinas verdes' debían tener en cuenta en aquella peligrosa operación. Sus informaciones situaban en ese lugar ignoto, un territorio altamente hostil y cuyo nombre no se puede facilitar por motivos de seguridad, la resistencia de una célula de Daesh, el autodenominado Estado Islámico, que supuestamente colaboraba con miembros de Al Qaeda.

No conocían con exactitud la magnitud de la potencial fuerza hostil. Calculaban que podría variar entre 4 y 40 en el peor de los casos, yihadistas bien pertrechados y conocedores del terreno. La misión, combinada con lo mejor de las fuerzas especiales  estadounidenses y afganas, era la de asistir a estos últimos en la misión de capturar o eliminar a esos peligrosos objetivos de alto valor. Había que estar preparados para todo. Incluso para lo peor.

Operaciones como ésta han sido la tónica habitual para este militar, acostumbrado a dirigir y orquestar Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE) en distintos países a lo largo de los últimos 20 años. Centrado mayormente en labores de inteligencia y asistencia militar, bromea don que en realidad debería empadronarse allí, en Afganistán, después de haber acudido una y otra vez a lo largo de tantos años, desde 2005, la primera ocasión en que desembarcó en esa tierra sin salida al mar encajada en el corazón de Asia. . 

Este pasado jueves, el Rey Felipe VI abrochó casi dos décadas de presencia española en Afganistán al recibir en la base aérea de Torrejón de Ardoz a los últimos 24 militares destacados en ese país. Se cerraba así la operación militar más longeva de las Fuerzas Armadas. 

El último bastión del Ejército permanecía allí desde los inicios de la pandemia. Estaban ya dedicados exclusivamente al adiestramiento de tropas locales y respondían a las órdenes del Mando del Mando de Componente de Operaciones Especiales de la OTAN en Afganistán.

En una fecha tan señalada, y en un territorio por el que han pasado miles de soldados de élite de las Fuerzas Armadas, EL ESPAÑOL entrevista a uno de los mandos con más experiencia en estas dos décadas en la zona. Se trata de la vanguardia militar española en la región, y tanto él como sus hombres seguramente sean de los más preparados en el seno del Ejército de Tierra. Sus trabajos de adiestramiento, asesoramiento y asistencia en las operaciones de las fuerzas especiales afganas resultaron y resultarán claves para el desarrollo, estod años venideros, de las consecución de un entorno firme y seguro para ese castigado país. 

Una emboscada yihadista

El Jefe de Unidad 'Urraca' -su nombre de "guerra", que ofrece a EL ESPAÑOL para preservar su anonimato- del Mando de Operaciones Especiales (MOE), organiza, planifica, sigue y conduce la acción de sus hombres desde el puesto de mando de la Fuerzas de Operaciones Especiales Española. La operación se planifica al milímetro. Vía drones y otros medios consiguen, entretanto, información que les sirve para anticiparse y comprobar si los terroristas les están esperando. Emplean helicópteros Chinook estadounidenses, tiradores de precisión, medios de Mando y Control. Llevan apoyo aéreo cercano y equipos medicalizados.

Los mejores hombres se encuentran sobre el terreno, una importante Patrulla de Combate de operaciones especiales para hacer frente a las fuerzas que posiblemente les están aguardando. Al llegar al poblado, los 'boinas verdes' van asistiendo en asegurar  las zonas que no tienen controladas y logran avanzar.

"Ahí, como pasa a veces, entró a jugar lo que yo llamo la niebla de la guerra", explica 'Urraca', años después. Las fuerzas especiales afganas habían dado por seguro un punto determinado de la zona de objetivo sin rastrearlo por completo. Pero en realidad la zona no estaba "ni limpia ni controlada".

Los últimos días de las Fuerzas Armadas en Afganistán Ejército de Tierra

Justo en ese lugar, en una especie de baño subterráneo, permanecía oculto un nutrido grupo, un elemento terrorista que salió a la superficie, abriendo fuego contra la Patrulla de Combate. Estos ya estaban alcanzando los objetivos finales y creían haber tomado la posición sin mayores complicaciones. Comenzaba entonces un cruento combate próximo. 

Instrucción afgana

'Urraca' se ha entrevistado con Mullahs, terroristas, señores de la guerra, líderes locales, jefes de unidades afganas, centenares de ciudadanos de la zona, y por supuesto con los más reputados especialistas de las fuerzas especiales aliadas. Ha viajado por todo el mundo en esa clase de misiones: Senegal, Mauritania, Túnez, Mali, Irak, Kosovo, el Líbano. Pero es Afganistán el país que conoce realmente como la palma de su mano, al menos su evolución en los últimos 15 años.  

Cuenta el responsable de aquel operativo inicial en 2005 que lo que más le sorprendió la primera vez que llegó a Afganistán fue la orografía. Había acudido abriendo el despliegue en la provincia de Bagdhis con su Equipo operativo de Operaciones Especiales como unidad de enlace y observación y, en plena inspección de múltiples valles, se percató de que no había elementos que distinguieran unas zonas de las otras.

"Aquí, en España, la orografía te permite tomar referencias, pero allí todo era igual", recuerda. El segundo elemento que más le impactó fue la ausencia de enseres de plástico en los pueblos perdidos en un país cuyo territorio está formado en su gran mayoría por áreas de montaña. 

Pero han cambiado mucho las cosas desde que aterrizase por primera vez en el país. Las fuerzas locales con las que trabajaron se han especializado y han experimentado una mejoría descomunal. "El cambio es brutal, de la noche al día. Las fuerzas afganas en 2005 eran esqueléticas, en el sentido estructural y amplio de la palabra. Había muchas deserciones, analfabetismo, falta de profesionalidad, motivación...", abunda.

Pero ahora las capacidades de operaciones especiales de este ejército probablemente sean de las mejores de todas las que hay en esa zona de Asia. "Sinceramente, son los únicos que allí resultan efectivos en la lucha contra la insurgencia y contra el terrorismo".

Dice que en determinadas situaciones o escenarios, "la velocidad, a veces, es seguridad". La capacidad de anticiparse y responder a la adversidad. Y sobre todo la precaución. "La anticipación es fundamental, y eso lleva implícito la capacidad de adaptación a las circunstancias. Tienes que tratar de ir por delante, antes de que surja una nueva amenaza".

En tareas tan delicadas y quirúrgicas como la que él y sus hombres han desempeñado allí es preciso andar con mucha cautela. "En 2005, cuando llegas a un sitio como aquél porprimera vez lo que tienes que hacer es oír, ver y callar. Éramos una unidad de las que pasan de 0 a 100 en un segundo. Lo mismo estábamos reunidos comiendo cordero con un líder local o con un señor de la guerra como nos activábamos en disposición de afrontar una situación de combate. Nos poníamos a ello al instante".  

Operativo de los 'boinas verdes el 5 de septiembre de 2009.

Por eso, en una de estas últimas y arriesgadas operaciones de 2020, los soldados españoles reaccionaron con rapidez ante la emboscada y el ataque sorpresa de los yihadistas.

Cuenta que en esa zona Daesh y diversos representantes de Al Qaeda estaban actuando conjuntamente contra el gbierno afgano y la OTAN. Las dos organizaciones terroristas, enfrentadas entre sí en los últimos años, habían llegado a este acuerdo en la región para luchar contra una amenazax común. Por eso, dice 'Urraca', no es sorprendente si en una acción hostil deliberada participasen representantes de las dos principales organizaciones yihadistas. 

Intercambio de fuego

Pero lo cierto, pese a toda la planificación, es que esta vez les iban a poner a prueba. Y corrían un serio riesgo de ser abatidos bajo el fuego enemigo. En una acción de esas características, con la amenaza dentro del propio despliegue, los medios de apoyo aéreo cercano quedan restringidos por el denominado "Danger Close", peligro fratricida. Todo se reduce al combate próximo terrestre.

"Los medios aéreos no podían actuar porque podrían afectar a las fuerzas propias. Pero empleamos nuestras capacidades al cien por cien", dice el mando. El "On Scene Commander", el jefe de la acción sobre el terreno, desplegó entonces a los tiradores de precisión. Dio instrucciones a sus hombres. Ejerció el control aerotáctico de todo lo que estaba pasando en esa aldea perdida de las montañas de Afganistán. Se abrió fuego contra el enemigo a batir. Su experiencia les permitió, dada la situación, con un peligro tan inminente, actuar con una gran rapidez.

Los últimos días de las Fuerzas Armadas en Afganistán Ejército de Tierra

Cuenta el mando del MOE que al finalizar el enfrentamiento contabilizaron varios heridos entre las fuerzas especiales afganas. Las bajas cayeron, sobre todo, del lado enemigo, con heridos y fallecidos entre los integrantes de la célula terrorista: "La misión se cumplió, pese a esa situación orquestada por la ley de Murphy. Quiero decir que a veces, cuando menos te lo esperas, se tuercen las cosas, y si hay posibilidad de que se tuerzan, lo harán".

Por suerte cumplieron la misión. Lo importante era que habían neutralizado la amenaza y habían logrado, milagrosamente salir todos con vida. 

También los americanos y los afganos, en unas condiciones infernales, pudieron preservar la supervivencia sus integrantes en el contingente. 

Esa vez, 'Urraca' sabía que iba a ser una noche intensa con dos operciones simultáneas a controlar, seguir y apoyar desde el puesto de mando, donde los equipos operativos de las Fuerzas de Operaciones Especiales españolas en Afganistán forjaron el tridente del que han hecho gala los contingentes españoles: fiabilidad, eficacia y adaptación, trayéndole a la memoria otras situaciones críticas a lo largo de su dilatada experiencia. 

Citando entre otras, por analogía a la expuesta, lla que afrontó en la Fuerza de Operaciones Especiales en el Líbano, cuando él y sus hombres quedaron atrapados en la peligrosa "telaraña de trampas explosivas de uno de los principales grupos ilegales armados en la zona.

"Nos tendieron una trampa con explosivos. Me di cuenta de que yo y mi equipo de operaciones especiales nos habíamos metido en la boca del lobo. Solo la paciencia táctica y el buen hacer nos sacaron de allí". Afortunadamente vivió para contarlo. También para dirigir a sus 'boinas verdes' en Afganistán.

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