Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado cerraban este domingo la campaña electoral con un mensaje centrado en el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE. "El problema de Madrid es Pedro Sánchez, y no al revés" sentenciaba la candidata y presidenta autonómica, a la que el líder del PP cedía el último turno de intervención, tras ser precedidos ambos por el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida

Casado, por su parte, exigía al jefe del Ejecutivo el cese inmediato del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tras conocerse este fin de semana que ocultó que entre los detenidos en el mitin de Vox en Vallecas había dos personas vinculadas a Podemos. "¿¡Pero qué es esto de patear a policías!?" afirmaba indignado al inicio de su discurso, en el que el líder de la oposición definía a Ayuso, aprovechando la efeméride del dos de mayo, como "nuestra Manuela Malasaña".

La presidenta, por su parte, que dedicaba un amplio capítulo a los agredacimientos en el que incluía a su madre, muy emocionada, centraba su parlamento en solicitar a los madrileños una "amplia mayoría" para, entre otras cosas, evitar las "injerencias de La Moncloa". Algo que, relataba, se ha producido durante todo el año que dura ya la pandemia. 

Ayuso, durante su intervención con una foto detrás de la Puerta del Sol. EFE

La candidata del PP presumía de haber cerrado los colegios hace un año "ante la inacción del Gobierno" y de haberlos abierto después cuando, afirmaba, todo el mundo lo desaconsejaba.

"Nadie me chantajea"

Más adelante, en otoño, y dentro del relato cronológico de su gestión del coronavirus, levantaba el dedo acusador para decir que "nos intentaron obligar a cerrar la Comunidad de Madrid, los comercios, la restauración... nos exigieron un estado de alarma falso, sin informes médicos y por supuesto sin comité de expertos y dije que en absoluto". Una decisión en la que, desvelaba, el alcalde Almeida le mostró todo su respaldo. "Me dijo: 'Yo, Isa, contigo hasta el final'" aseveraba mientras el regidor asentía en la primera fila. 

En ese momento, afirmaba ante un público cada vez más entusiasmado, tuvo que sufrir "una presión mediática sin precedentes" con insultos como "sepulturera" o "asesina" a la que se sumaron, afirmaba sin citar en ningún momento a Ciudadanos ni al que fue su vicepresidente, Ignacio Aguado, "nuestros socios". Lo hicieron, decía, "porque como el carrito de la compra tienen querencia a la izquierda" pero ella les dijo, proseguía el relato, que "a mí nadie me chantajea".

Desde ese mes de otoño, en el que finalmente se estableció un nuevo estado de alarma para todo el país tras haberlo decretado primero solo para Madrid, Ayuso daba un salto temporal hasta el pasado diez de marzo, cuando la moción de censura presentada en Murcia por el PSOE y Ciudadanos le llevó a convocar sin dilación las elecciones. "Nos levantamos y volví a decir: a Madrid no se la chantajea, y por eso estamos en estas elecciones. Me niego a que se cambie el signo político de una comunidad sin que los ciudadanos sean consultados" concluía, con un púbico ya completamente entregado.

Casado, previamente, señalaba que la victoria del PP el martes será "el principio del fin de Sánchez" y se dirigía a los votantes tanto de Vox, Ciudadanos e incluso a algunos socialistas para garantizarles, por este orden, que el PP defiende mejor que nadie la seguridad, que "este PP" lucha contra la corrupción y, por último, que es la formación que mejor defiende el sistema público de pensiones. 

El líder de los populares, incluso, se dirigía a los jóvenes que salieron a las calles el 15-M, del que en unos días se diez años, para decirles que el PP es un partido que "defiende su futuro" frente a "líderes aburguesados" en clara referencia a Pablo Iglesias. Menos críptica, Ayuso mencionaba en varias ocasiones al líder y candidato de Podemos para llamarle "hipócrita" y para decirle, en referencia a su enfrentamiento en el debate de candidatos, que "yo sonrío porque quiero y porque no soy de Podemos". 

Al mitin asistía, con un mantón con la imagen de Ayuso, la madrileña Esperanza Aguirre, a la que Ayuso citaba elogiosamente junto a todos sus predecesores, incluido el socialista Joaquín Leguina, primer presidente de la Comunidad de Madrid.