En las últimas horas se ha puesto de manifiesto cómo el repunte de la pandemia tras la Semana Santa está desembocando en una cuarta ola anunciada pero con una magnitud que todavía no se concreta por el efecto de la vacuna. En Cataluña han empeorado este fin de semana todos los indicadores epidemiológicos, sobre todo la presión en UCI, que también se hace notar en comunidades como Cantabria y Galicia, y en Andalucía el avance de los contagios acerca la región al "riesgo extremo".

La llegada de una cuarta ola era un presagio incluso antes de la Semana Santa. El lunes 29 de marzo, Fernando Simón apuntó que el objetivo era conseguir que la festividad no tuviera "un impacto grande en la transmisión" para que la cuarta ola se quedara en una "'olita' más suave".

Ese día, el epidemiólogo afirmó que la pandemia en España ya estaba en una "fase de ascenso". La incidencia acumulada se encontraba entonces en 149,26 casos por cada 100.000 habitantes y habían pasado 12 días desde que este indicador había roto su tendencia a la baja -el 17 de marzo-. El pasado viernes, último día que Sanidad ofreció el dato, era de 182,09.

Sin embargo, la ministra del ramo, Carolina Darias, viene evitando en los últimos días aludir a este concepto. Este mismo sábado, afirmó que aún es necesario esperar un tiempo para ver la consolidación de los datos y comprobar si esas nuevas cifras "nos llevan o no a una nueva ola". "Hay que ser prudentes para valorarlo adecuadamente", dijo.  

Presión en UCI

Los retrasos en el suministro de vacunas, una cierta "relajación de medidas" en varias comunidades autónomas y la circulación de nuevas variantes del virus, han sido el cóctel perfecto para una "cuarta ola que podría haber sido evitable", según el presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias, Ricard Ferrer. 

Asimismo, el tiempo entre una ola y la siguiente es cada vez menor y esto impide que la ocupación en los hospitales baje por completo, apunta Ferrer, y "podría llevarnos de nuevo a necesitar unidades extendidas de cuidados intensivos".

Aunque todavía las regiones no están en ese punto, este fin de semana se han sucedido datos que señalan en esa dirección. En Cataluña, las Unidades de Cuidados Intesivos continúan la tendencia al alza emprendida a lo largo de la semana y este domingo eran ya más de medio millar los pacientes críticos ingresados, 15 más que el sábado -según el informe de Sanidad del pasado viernes, el porcentaje de camas ocupadas ascendía al 39,68%-.

La comunidad supera así la barrera de los 500, que avanza que la desprogramación de actividad no Covid puede comenzar a ser generalizada en los hospitales. La investigadora del BIOCOMS, Clara Prats, no descarta que a lo largo de los próximos días el repunte de la cuarta ola lleve a superar el pico de los 731 críticos hospitalizados marcada en la tercera. 

Además, junto a la presión hospitalaria, en Cataluña han empeorado este fin de semana todos los indicadores epidemiológicos: la velocidad de propagación del virus creció hasta el 0,91 y el riesgo de rebrote va al alza (226). Con todo, Prat considera que quizás las restricciones vigentes (el confinamiento comarcal) pueden ser insuficientes si continúa el crecimiento.

La presión hospitalaria también se ha hecho notar en las últimas horas en Madrid, donde el número de ingresados ha aumentado con respecto al día anterior hasta situarse en 2.010. Por su parte, en Galicia, por tercera jornada consecutiva, este domingo crecieron los casos activos, con 172 personas ingresadas; y en Cantabria y Aragón los hospitalizados son siete y doce más que el sábado, respectivamente, y ha amentado la positividad.

Riesgo extremo

Por otra parte, Andalucía, tras tres días consecutivos registrando más de 2.000 contagios diarios, superó este sábado los 200 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días (el viernes era de 189,9) y se acerca ya a la barrera de los 250, cifra a partir de la cual se considera "riesgo extremo". 

Según el último informe semanal del departamento de Carolina Darias, Navarra (371,7), Cataluña (217), Ceuta (368), País Vasco (275,6), Madrid (304,6) y Melilla (438,2) registran cifras superiores a esta y, otras, como Castilla y León, aunque se encuentran por debajo (192), han visto aumentar su incidencia en los últimos siete días hasta 30 puntos. 

El Sábado Santo, el presidente de comunidad, Juanma Moreno, ya anticipó que la cuarta ola comenzaba a notarse y advirtió de que en las siguientes semanas se vería cómo "otra vez se empieza a levantar un muro de infección". El popular vaticinó "dos meses o dos meses y medio complicados", y defendió el cierre de sus provincias, incluso durante la semana festiva. 

"Hemos sido muy prudentes, hemos recibido críticas y hay un sector de la economía al que no le han gustado esas decisiones, pero las hemos tomado pensando en el interés general y en el interés de los andaluces", mantuvo.

Lo cierto es que la mayoría de las comunidades han decidido prolongar las restricciones tras caer el plazo de vigencia de las medidas pactadas para la Semana Santa, como los cierres autonómicos, el toque de queda de 22.00 a 6.00, y la limitación de reuniones.

Mejora en residencias

De hecho, sólo Madrid levantó el cierre perimetral junto con algunas islas de Canarias -lo mantiene en Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura, donde residen dos de los 2,2 millones de habitantes del archipiélago-.

La comunidad registra una de las mayores incidencias del país (324,31) y la presión en UCI más alta (39,27%), una situación que su consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, atribuye precisamente al cierre perimetral de Semana Santa. 

El Gobierno madrileño viene defendiendo que esta medida provoca un aumento de los contagios y ha mostrado su rechazo en multitul de ocasiones, aludiendo a motivos "puramente técnicos". Según Escudero, está demostrado que la densidad de la población en Madrid juega un factor "determinante" en la mayor transmisión de patologías respiratorias como el coronavirus.

En el caso de Extremadura, la Junta dio marcha atrás en el último momento y decidió el viernes mantener el cierre de la región al menos durante dos semanas más ante el aumento de la incidencia acumulada en todo el país. Ese mismo día, Navarra prorrogó las restricciones de aforos y movilidad decretadas.

Estas medidas son, a juicio de la mayoría de expertos, la mejor vía para mantener la epidemia a raya hasta que la vacunación dé sus frutos. Por el momento, ya se aprecian resultados en los grupos de edad vacunados: en la última semana, por ejemplo, sólo se han registrado dos fallecidos en residencias. Dos meses antes, durante la semana del 25 de enero al 31 de enero, se registraron 771 fallecidos por Covid-19.

A la misma línea apuntan los cálculos del grupo de investigación en biología computacional BIOCOMSC según los cuales las vacunas inyectadas hasta este pasado 9 de abril en Cataluña podrán reducir en un 60% las muertes por coronavirus respecto a un escenario sin estos fármacos.

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