Teruel

Tres años y cuatro meses después de matar sin ningún motivo al ganadero José Luis Iranzo y los guardias civiles Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero, Igor el Ruso ha vuelto a la Audiencia Provincial de Teruel para rendir cuentas por este triple crimen que perpetró el 14 de diciembre de 2017. 

Escoltado por fuertes medidas de seguridad tras golpear este domingo a cinco funcionarios que le sacaban de la celda para ser trasladado, Norbert Feher intentó desmontar la teoría de que mató a sus víctimas con alevosía, que le conduciría a la prisión permanente revisable, y mantiene que disparó para protegerse y poder escapar.

El acusado reconoció en sede judicial que se quedó "en Andorra porque estaba esperando a una persona". La teoría que mantiene la Guardia Civil es que Igor el Ruso simplemente pasaba por ahí y que se cruzó con sus víctimas por casualidad.

A preguntas de la Fiscalía, Igor el Ruso aseguró que disparó a José Luis Iranzo "sin más", que "no tiene lógica", pero reconoce que le remató cuando el ganadero huyó corriendo tras recibir el primer impacto de bala. A continuación, le robó el coche, que "tenía las llaves puestas", y huyó hacia el pajar abandonado donde llevaba "día y medio" para recoger sus cosas y salir de la zona.

Mientras metía en la pick up de Iranzo sus pertenencias, vio llegar "tres todoterernos" y "a quinientos metros uno se dio la vuelta". Eran Romero y Caballero, que habían recibido la orden del capitán, Horacio Requena, para que se desviaran a inspeccionar las luces de un vehículo que había en un camino a la izquierda. 

Según el testimonio del acusado, cogió en la mano derecha una pistola y en la izquierda la otra, antes de empezar a disparar "con las dos pistolas a la vez: disparos como una metralleta, muy rápidos". Igor el Ruso asegura que disparó a los guardias civiles 17 veces, pero mantiene que no les atacó por la espalda, sino de frente. Su intención, asegura, no era matarles: "Si no, les hubiera disparado en la cabeza".

El delincuente serbio defiende que no huyó antes "porque tenía la biblia allí y no quería irme y dejarla. Si no hubiera sido así, hoy estas dos personas estarían vivas. Pero quería recuperarlas". La fiscal, Carmen Continente, repreguntó al acusado si "merece la pena matar a dos personas por una biblia", a lo que Feher respondió un rotundo "sí". "¿Qué tenía esa biblia que era tan importante?", le preguntó un abogado de la acusación. "La salvación", remató.

La detención

Una vez ya muertos Romero y Caballero, Feher asegura que intentó llegar hasta Valencia, porque tiene amistades en Catarroja. El acusado asegura que no conocía la carretera por la que iba, pero entre sus cosas le encontraron mapas de Italia, España, Aragón y la provincia de Teruel. En la carretera de Mirambel, a ochenta kilómetros del lugar del crimen, pinchó una rueda. "Me bajé y cargué todo en la bicicleta para escapar. Pero tuve que pararme a descansar". 

Habían pasado ocho horas desde el ataque mortal cuando "me quedé dormido. Me desperté y los agentes que me detuvieron estaban allí".

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