Las críticas en público y privado de militares en activo propiciaron que el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Miguel Ángel Villarroya, renunciara a su cargo. Tomó la decisión tras filtrarse que él y otros mandos se vacunaron contra la Covid-19 sin formar parte de los llamados grupos priotarios. Todo ello envuelto en una ola de insultos proferida por miembros de Unidas Podemos.

La noticia copó los medios en plena ola de indignación por la prematura e irregular vacunación de políticos de PSOE y PP. A la cabeza, el consejero de Salud de la Región de Murcia recién dimitido. En esa tesitura trascendió que Villarroya y otros mandos habían recibido la primera dosis de Pfizer.

Según apuntan a este periódico fuentes próximas al JEMAD, Villarroya tuvo conocimiento de los reproches, tanto velados como en público, vertidos por sus compañeros. Para muchos, no había cumplido con las normas del "honor militar".

Los mensajes críticos de sus compañeros de armas fueron cayendo a lo largo del viernes. Poco después de conocerse la noticia, el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados, Pablo Echenique, lanzó un mensaje en Twitter que decía: "Los sinvergüenzas que se han vacunado saltándose la cola desde el privilegio de ser cargos públicos (cada día aparecen más) por supuesto deben dimitir todos, desde luego no pueden recibir la segunda dosis y posiblemente hayan cometido delitos de malversación y/o prevaricación".

No fue el único político perteneciente a la órbita de la formación morada en hacerlo. También exigió su dimisión el portavoz de Defensa de Unidas Podemos en el Congreso, Enrique Santiago, aumentando a su vez la presión sobre Margarita Robles: "Debe dimitir o ser cesado por el Presidente. Si el Mininsterio de Defensa ha elaborado un protocolo que ha permitido a esos mandos vacunarse antes que la población o que otros militares en riesgo, Robles debe dar explicaciones".

Tras una caldeada jornada de viernes en la que leyó y escuchó las críticas de muchos militares (entre ellos las de algunos compañeros de armas), Villarroya tomó la decisión de dimitir.

La presión de Marlaska

El viernes por la noche, el todavía JEMAD empezó a advertir que algunas de las críticas provenían del seno de las propias Fuerzas Armadas y de sus propios compañeros de armas.

En la mañana de este sábado, ya había tomado la decisión, y por ello se la comunicó a la ministra, quien se enteró de la noticia de la vacuna a través de los medios de comunicación. Tras consultarlo convenientemente con Moncloa, Robles decidió aceptar la dimisión; y que él mismo, el JEMAD, fuera el encargado de comunicarla. 

Mientras tanto, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, aumentó la presión sobre Margarita Robles, con la que mantiene habituales desavenencias y desencuentros desde que comenzó la andadura del Ejecutivo socialista.

Antes de trascender la dimisión del JEMAD, Marlaska fulminaba al teniente coronel de la Guardia Civil que hace de enlace con el Mando de Operaciones (MOPS) de Defensa. También él había recibido la vacuna a la vez que el resto de la cúpula próxima a Villarroya. 

De ese modo, el titular de Interior colocaba nuevamente al Ministerio de Defensa y a la titular de esa cartera en el disparadero. Sin embargo, fuentes próximas a Robles confirman que para cuando trascendió esa noticia el JEMAD ya había comunicado a la ministra su intención de abandonar el cargo.

Críticas de las asociaciones

Desde que este viernes se conoció la notica publicada en primera instancia por El Confidencial Digital, todas las asociaciones que representan a militares de los distintos ejércitos se lanzaron en tromba. La Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME) pidió explicaciones a la ministra, y exigió que tomara medidas al respecto.

"Hacemos nuestras las palabras tanto del presidente del Gobierno, como del ministerio de Defensa o de los portavoces encargados de gestionar esta terrible pandemia: 'Esto es una guerra'", explicaron.

Por lo tanto, añadieron desde ATME, "quienes lógicamente deben vacunarse primero son las personas encuadradas dentro de los grupos de riesgo y aquellos que luchan en primera línea de batalla". También recordaron palabras del JEMAD en sus ruedas de prensa: "En esta guerra todos somos soldados".

Fue la misma línea seguida por la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), cuyos representantes también afearon a Villarroya la decisión de vacunarse junto a otros mandos del Estado Mayor. "Es totalmente reprochable que se utilicen, como privilegios, el mando o el empleo por delante de las prioridades sanitarias. Resultaría increíble que ciertos mandos, haciendo prevalecer privilegios de empleo o posición, se 'cuelen' por delante de aquellos que prioritariamente lo necesitan y, en todo caso, lo hagan por delante del resto del personal de las Fuerzas Armadas".

"¿Cuánto tardará la ministra en cesar al JEMAD?", afirmaron desde la Asociación de Militares y Red45+ el propio viernes al trascender su vacunación.

En su carta de despedida, Villarroya dice que "ha tomado recientemente decisiones que considera acertadas". Que "nunca ha pretendido aprovecharse de privilegios no justificables". Y que, pese a ello, cree que esas decisiones "están deteriorando la imagen pública de las FAS" y poniendo en duda su honradez. Es la primera vez que ocurre algo así, la dimisión de un JEMAD, desde que se creó el cargo en 1984.

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