Tánger

En plena madrugada, poco antes de las cuatro en Marruecos, con la oración de la noche y el comienzo del ayuno para los musulmanes, el rey Mohamed VI emitió una orden real para repatriar a los 320 ciudadanos marroquíes alojados en la plaza de toros, el complejo V Pinto y la mezquita de Melilla. Allí se encuentran desde que cerraron las fronteras el 13 de marzo para hacer frente a la Covid-19.

Las autoridades marroquíes han habilitado un pasillo humanitario en el paso fronterizo de Beni Ensar para sacar en dos fases a las personas atrapadas en Melilla, entre este viernes y el sábado. La decisión del rey, por las circunstancias en que se ha tomado, se ha interpretado como un gesto de rabia.

Además, en un claro intento por buscar responsabilidades, una vez que los repatriados llegaron a la parte marroquí fueron sometidos a interrogatorios por las autoridades sobre el trato recibido estos dos meses en Melilla y sobre la mujer fallecida el jueves. 

Los primeros 200 marroquíes, principalmente mujeres, niños y ancianos, comenzaron a salir a las 17 horas. En el lado marroquí estaba todo preparado desde mediodía con varios autocares para transportar a los repatriados a la residencia de estudiantes de Zeluán y a hoteles de las localidades de Saidia y Nador, donde guardarán la cuarentena durante dos semanas.

Un equipo sanitario del Hospital El Hassani de Nador se trasladó igualmente a la frontera “para tomar la temperatura a esos dos centenares de ciudadanos y someterlos a los test de la Covid-19”, según explicaron a EL ESPAÑOL fuentes de la Delegación de Nador.

La mujer fallecida

En la última rotonda antes de alcanzar la frontera, se han ido acumulando marroquíes a lo largo del día. “Hay mujeres con bebés recién nacidos y personas que se han desmayado. Un policía nacional con una lista en mano mandó que se pegaran a un lado los que iban pasar a Marruecos, y están entrando a goteo”, describía telefónicamente un testigo melillense la tarde del viernes.

En la ciudad quedan otros dos centenares de marroquíes en viviendas particulares o con familiares que “no podrán salir por la frontera porque en Rabat no tienen sus datos”, informan a este medio desde Beni Ensar.

El Ministerio del Interior marroquí trabajaba en la repatriación de los ciudadanos atrapados en Ceuta y Melilla desde el pasado lunes con intención de trasladar a las personas en barco a la península y desde allí a Marruecos, siempre que España lo solicitara y no supusiese una expulsión.

Sin embargo, la muerte el jueves de una mujer de 34 años de la región de Driuch, alojada en la plaza de toros, hizo que el rey Mohamed VI emitiese esta orden real y que se precipitase la repatriación por la frontera terrestre. La mujer fallecida era una empleada doméstica, estaba interna e iba una vez cada dos semanas a Marruecos.

Un vigilante de seguridad encontró el cuerpo de la joven sin vida en un aseo a las 20 horas del jueves. Se desconoce el motivo de la muerte. Aunque los medios locales hicieron alusión a un infarto cerebral, el juez ha ordenado que le practiquen la autopsia para determinar las causas del fallecimiento.

También en Ceuta

La operación se iba a realizar con la máxima discreción, hasta que un diputado del PJD en Nador filtró la noticia. Por su parte, la Delegación de Gobierno de Melilla emitió una nota de prensa después de que la Cadena Ser lo difundiese.

Desde el gobierno autónomo aseguran que “la delegada Sabrina Moh se reunió con los máximos responsables de la Policía Nacional, de la Guardia Civil y autoridades sanitarias organizando la salida” y que “el Gobierno marroquí ha facilitado un listado con los ciudadanos a repatriar, que ascienden a 200 personas”.

Sin embargo, en Marruecos mantienen que la orden real la envió el Ministerio del Interior marroquí al Gobierno de Madrid, y la lista de repatriación fue confeccionada por la Delegación de Melilla. “En Rabat quieren los datos de las personas por temas de seguridad para conocer, por ejemplo, que no tienen antecedentes penales”, detallan a este medio autoridades locales.

Mientras, en Ceuta siguen atrapados otros 350 marroquíes, 170 aproximadamente en el pabellón La Libertad, y el resto en pensiones y casas particulares.

Alrededor de 28.000 marroquíes se han quedado fuera del país tras el cierre de las fronteras por la epidemia. El gobierno de Rabat ha asegurado en repetidas ocasiones que trabaja en la repatriación de los conciudadanos atrapados en el extranjero, y que lo hará cuando las circunstancias lo permitan.