Desde la última -y única- vez que Felipe VI se dirigió a los españoles por la crisis del coronavirus, considerada por el presidente del Gobierno como una guerra, han pasado muchos días. Exactamente, 36. Pero lo más destacado no es el tiempo, sino la cifra devastadora de muertos en tan corto espacio de tiempo. Sin embargo, el Jefe del Estado no ha vuelto a hablar a la nación pese a que aquel 18 de marzo 'sólo' había 623 fallecidos por la pandemia y este miércoles 21.717. Muchísimas nuevas bajas. Ni está prevista una nueva aparición del monarca en televisión ni tan siquiera, como sucede en Gran Bretaña con la reina Isabel II, servirá su imagen para insuflar ánimo a los españoles de cualquier plaza pública. El silencio del Rey, mudo seguramente a la fuerza, no deja de resultar extraño en una monarquía parlamentaria.

Fue el pasado 18 de marzo cuando el monarca pronunció un discurso de 7 minutos ante las cámaras, tras reunirse con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y con el Comité Técnico de Gestión del coronavirus. En ese momento, en España había algo más de 600 muertos y unos 14.000 españoles contagiados. Felipe VI, en aquella intervención, se adelantó en gran medida a los luctuosos acontecimientos, con enormes pérdidas humanas, que iban a precipitarse en los días siguientes.

El jefe del Estado, en la referida intervención, calificó la crisis del coronavirus como “nueva y distinta” de todas las conocidas, y vaticinó que alteraría nuestras vidas, empleos y devenir de las empresas de manera desconocida. Treinta y seis días después, a las decenas de miles de muertes oficiales y los 208.389 contagiados, hay que sumar cientos de miles de parados temporales (los ERTE) y definitivos, camino del millón de personas.

"Nosotros no somos Apple"

Felipe VI guarda un silencio público obligado. Las intervenciones del Jefe del Estado siempre han de contar con la aquiescencia o el estímulo de Presidencia de Gobierno. El 18 de marzo el Rey también utilizó un tono guerrero cuando habló de “vencer y superar” al enemigo vírico y al destacar que los sanitarios “sois nuestra primera línea de defensa”.

Los siete minutos de gloria de Felipe VI, en lo que fue su segunda discurso extraordinario a la nación desde que es Rey –el primero fue pronunciado el 3 de octubre de 2017, tras los sucesos en Cataluña-, tuvieron 15 millones de espectadores. Desde aquel 18 de marzo, las intervenciones en televisión del presidente del Gobierno, en prime time, suman siete veces setenta, como mínimo, sin contar las sesiones televisadas en el Congreso de los Diputados, como la de este miércoles.

No está previsto que el Jefe del Estado se dirija a la nación en los próximos días pese a que España está viviendo la situación más extraordinaria desde el final de la Guerra Civil. Tampoco se contempla la utilización de su imagen –muy bien valorada por los españoles en todas las encuestas- para reforzar el estado de ánimo nacional de los cerca de 47 millones de habitantes abatidos por los acontecimientos.

Una de las imágenes de Isabel II Hannah McKay Reuters

Tan es así que resulta impensable poder imaginar en la capital de España vallas panorámicas como las que han visto los londinenses en la céntrica plaza de Picadilly Circus y en otras partes de Londres y de Gran Bretaña. Un enorme cartel ocupa la fachada entera de uno de sus edificios emblemáticos en Londres con la foto de la Reina Isabel II de Inglaterra. Junto a la imagen, puede leerse una frase-eslogan entrecomillada en la que la soberana británica agradece a otros los miembros de la sanidad de su país la labor que están haciendo en estas semanas de lucha contra el coronavirus. En otras vallas, la soberana anima a sus conciudadanos porque pronto volverán a estar con sus familias y sus amigos.

Felipe VI, en el discurso de marzo, cuatro días después de la declaración del estado de alarma, mucho tiempo antes de la campaña publicitaria británica, destacaba “la admiración y el respeto” que toda la sociedad española siente por sus sanitarios. Todavía no habían muerto decenas de ellos, con finalmente ha sucedido en España.

Fuentes próximas al Palacio de la Zarzuela rechazan entrar en cualquier polémica sobre si la figura de Felipe VI está desaprovechada en una crisis como la actual. O, peor aún, si el Jefe del Estado está en cierto modo amordazado o mudo, como si no tuviera nada que decir a los españoles. Una persona próxima a la Jefatura del Estado disuadía a EL ESPAÑOL para que no llegáramos a determinadas conclusiones: “Estamos donde tenemos que estar. ¿Crees que una pancarta con la cara del Rey en la Puerta del Sol nos vendría bien? Nosotros no somos Apple”, afirma esta fuente, refiriéndose a que la multinacional americana abrió su gran tienda en este céntrico lugar de Madrid.

Efectivamente Zarzuela no es una manzana tan famosa mundialmente como la de Apple, pero también pudiera ocurrir, opinan algunas expertos, que si no tiene más visibilidad en situaciones como la vivida estos días por España, la imagen de la corona se deteriorará por aparente inoperancia. A Newton le cayó una manzana en la cabeza, en un retiro debido a una peste en Londres, y a Felipe VI se le puede caer la corona.

Perfil bajo y sin foco internacional

“Estáis muy pesados con que el Rey tiene que hacer grandes gestos. Queremos hacer todo y más. Pero sin perder la perspectiva. Es un momento delicado y el Jefe del Estado debe mantener su imagen de imparcialidad, calma y defensa del bien común de los españoles. Y eso es lo que estamos haciendo”, añade el consejero monárquico. Sobre la relación personal entre Felipe VI y Pedro Sánchez se han hecho todo tipo de cábalas, además de informaciones en la línea de que el presidente del Gobierno es cicatero con el papel del Rey. Eso sí, siempre sin alterar los límites del papel que la Constitución marca para ambos.

Recuérdese que Pedro Sánchez, durante la pasada legislatura, potenció su imagen internacional, menoscabando en numerosas ocasiones la del mismo Rey. Por ejemplo, Felipe VI no intervino en la Cumbre Mundial del Clima, celebrada en España en enero pasado, ni estuvo en la conferencia de Davos, como en 2018, donde participan los grandes mandatarios del mundo. Quien no faltó a ninguno de estos dos acontecimientos fue el presidente del Gobierno.

En la sorda crisis de confianza entre Felipe VI y Pedro Sánchez, situación que el Rey ha asumido casi como un deber constitucional –“Un rey lo es unas veces con un presidente y otras con otro”, manifiesta una persona próxima a Zarzuela- destaca un acontecimiento enormemente relevante. Felipe VI se enteró del acuerdo de Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos, partido firmemente republicano, urdido por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, al aterrizar en La Habana el 12 de noviembre de 2019, dos días después de las últimas elecciones, el 10-N de 2019. De aquellos polvos, estos lodos. Felipe VI, por cierto, no quería ausentarse de España 24 horas después de aquellos comicios decisivos, pero fue obligado por Moncloa.

Aplausos en Zarzuela sin fotos

El Rey y la Reina siguen los acontecimientos del coronavirus confinados en el Palacio de la Zarzuela, con una gran teleactividad, con conferencias con mandatarios extranjeros, dirigentes empresariales nacionales y extranjeros. Visitados, también, por varios ministros del Gobierno de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias. Muy activos, pero para la sociedad española desaparecidos.

No ocurre lo mismo, por pintoresco que parezca, con todos los miembros los familiares reales, porque ya no se puede hablar de la infanta Elena como Familia Real. Cualquiera que a las 8 de la tarde pasee el perro o vaya a la compra por el Barrio del Niño Jesús, de Madrid, podrá ver a la hermana del Rey aplaudiendo desde su balcón a los sanitarios españoles, nuestros guerreros contra la pandemia. “Aquí lo hacemos cada tarde también. La Familia Real aplaude como los demás españoles”, afirma una fuente en Zarzuela, con tono de cierto desagrado. No parece reparar en que todo lo que no se ve de un personaje público, no existe.

La infanta aplaudiendo y animando a los vecinos y sanitarios con un dibujo y la bandera de España.

Las fotos publicadas de la hermana mayor del Rey en apoyo a los sanitarios le han valido una corriente de simpatía de la que no disfrutaba desde hacía años. En toda la crisis de confinamiento desde el 14 de marzo, no se han visto cálidos gestos de comprensión de la Reina Letizia ni de sus hijas Leonor y Sofía ante tanto sufrimiento.

Este 23 de abril está previsto que la Infanta Sofía debute en público, a través de una videollamada, acompañando a la heredera, en la lectura del primer capítulo de El Quijote con motivo de la celebración del Día del libro. De no estar confinadas, el acto se habría celebrado con profusión de fotos en el Círculo de Bellas Artes, de Madrid. Será un bonito acto público, pero nada que ver con el coronavirus.

"Letizia no es una estrella de cine"

La Reina Letizia ha estado muy activa durante estas semanas en la crisis sanitaria, a través de videollamadas con el Rey o a solas, con afectados por la pandemia. Su gesto serio, como corresponde a la situación, adusto y estático contrastan, en cualquier caso, con las imágenes difundidas por otras reinas europeas. “La Reina no está para dar paseos por los hospitales, eso no ayuda a nadie. ¿A su imagen? Pues igual sí, pero ella no es una estrella de cine y así no va a ayudar a que las cosas mejoren. Interrumpiría la vida normal de los hospitales. Está trabajando muchísimo desde su despacho, ayudando y hablando con todos los sectores afectados”, manifiesta la misma fuente.

Sin embargo, ante la falta de entendimiento entre los políticos y los más de 21.000 muertos, hay ciudadanos que se preguntan dónde está el Rey. Felipe VI ha realizado pocas salidas tras el mensaje televisado que dirigió a la nación el 18 de marzo, como la visita al hospital de campaña instalado de urgencia en la Feria de Madrid, el 26 de marzo, o, el 3 de abril, al Mando de Operación en la base de Retamares, desde donde se dirige la Operación Balmis, que coordina las actuaciones de las Fuerzas Armadas contra la pandemia. El 14 de abril, el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, aprovechó el aniversario de la proclamación de la II República para lanzar un venablo contra la figura institucional del monarca.

La reina Letizia durante una de sus reuniones en Zarzuela. Casa Real

En una reflexión difundida a través de redes sociales, el líder de Podemos menoscababa la figura de Felipe VI deseando que en España “no viéramos a un Jefe del Estado vestido con uniforme militar, porque es un representante del pueblo”. Acto seguido, le recriminó que su papel como jefe de los ejércitos es algo simbólico, arguyendo que las Fuerzas Armadas deben estar subordinadas exclusivamente al poder civil.

“Nosotros vamos a seguir con la política de no entrar en nada que no sea lo que la sociedad y el Gobierno requieran. No vamos a caer en provocaciones ni en las reclamaciones populistas. El Rey está a lo que tiene que estar. Los de Podemos pueden decir e intentar lo que quieran. Nosotros, a lo nuestro. Al servicio de España. Y lo estamos demostrando con nuestro trabajo. No necesitamos más, salvo satisfacciones como la llegada del avión del otro día”, dice un conocedor de la estrategia de Zarzuela.

El avión al que se refiere es el que aterrizó en Madrid la semana pasada con material sanitario enviado por el presidente y fundador de Huawei, el chino Ren Zhengfei, tras una conversación con el rey Felipe VI. El aparato de carga de una línea comercial china trajo a España un millón de mascarillas, 20.000 gafas de protección integral, 20.000 trajes de protección individual (EPI) y 100.000 pares de guantes. “Y eso es lo que hacemos aquí. No nos dedicamos a hacernos fotos aplaudiendo, nos dedicamos a buscar soluciones, a trabajar. Esperamos que la gente lo entienda y lo respete”, finaliza dicha fuente.

El perfil bajo de Felipe VI en la gran crisis del coronavirus no se sabe de quién es decisión. No está prevista una nueva intervención televisiva del monarca ni tampoco hay espacios publicitarios reservados en el corazón de la capital de España. Muchos menos en otras autonomías, como la catalana, declarado el anticristo por el independentismo. El Rey, así como la reina, trabajan contra el coronavirus y se preocupan, pero el confinamiento les aísla de los españoles. Malo para los monárquicos y bueno para los republicanos.

Felipe VI, con mascarilla y guantes como medida de prevención, en IFEMA EFE

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