-Xabier Arzalluz Antia (Azcoitia, Guipúzcoa, 1932) falleció en Bilbao el 28 de febrero.

-Fue presidente del PNV (1987-2004) y diputado en el Congreso (1977-1979).

-Licenciado en Derecho y Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza. También estudió Teología.

-Casado con María Begoña Loroño, con quien tuvo tres hijos: Asier, Usoa y Miren.

Para recordar

Fue un hombre de partido. El único cargo público que tuvo fue el de diputado, que dejó para ser presidente del PNV. De hecho, fue el artífice de la dicotomía que siguen practicando los nacionalistas: los cargos del partido y del gobierno vasco son incompatibles, y mandar, manda el partido, mientras que el gobierno gestiona. Ésta fue de hecho una de las razones de su enfrentamiento con el entonces lehendakari, Carlos Garaikoetxea, entonces en la cima de su popularidad. La cosa acabó como el rosario de la aurora, con Garaikoetxea creando la escisión Eusko Alkartasuna.

Fue entonces cuando Arzalluz aguantó el tirón, sostuvo al PNV y se convirtió en el jefe indiscutible del partido durante quince años. Dejaba gobernar a José Antonio Ardanza, que "se maneja muy bien entre tanto papel", decía Arzalluz. Sus adversarios le temían por sus conocimientos, e incluso le tachaban de soberbio, pero sus compañeros de partido le adoraban por lo mismo, y porque en los mítines se remangaba la camisa hasta el codo, como si estuviera todavía en la plaza de Azcoitia, alzaba las manos y enardecía a las masas con su verbo afilado.

Un espectáculo en los mítines, un pragmático en los despachos: pasó de negociar con Felipe González a lograr un pacto con José María Aznar cuando éste llegó al poder, entre elogios mutuos que hoy suenan tan lejanos.

Fue a finales de los noventa cuando Arzalluz, que había apadrinado la subida de Juan José Ibarretxe a la presidencia vasca, asumió las tesis de éste y apostó por la autodeterminación. Fueron años muy complicados y Arzalluz dejó la política en 2004. Él, que lo había sido todo, fue aparcado por una generación joven. Una escena en un Alderdi Eguna resumió el relevo: Ibarretxe le dio una abrazo y le dijo "Xabier, te queremos". Arzalluz le miró atónito, incrédulo. Se retiró desencantado. No ejerció ninguna tutela y sus apariciones públicas y sus entrevistas fueron contadas.

Su vida en diez frases

1. "No estoy diciendo que los vascos tengan derecho a quién sabe qué supremacía. La cuestión de la sangre con el RH negativo confirma sólo que este pueblo antiguo tiene raíces propias, identificables desde la prehistoria como sostienen investigaciones de célebres genetistas" (2000).

2. "En Europa no hay tanto granuja por metro cuadrado como en Madrid. Madrid es un zoco moruno" (2000).

3. "¿Que qué pasaría si nos separáramos de España? En primer lugar, un enorme alivio; además, económicamente viviríamos mejor" (1999).

Arzalluz: "Lo que más he sufrido es el desprecio"

4. "No conozco de ningún pueblo que haya alcanzado su liberación sin que unos arreen y otros discutan. Unos sacuden el árbol, pero sin romperlo, para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas" (1991).

5. "Nosotros, los nacionalistas, no somos leales a la Constitución ni lo seremos, porque no es nuestra Constitución" (1996).

6. "El Rey es tonto, porque aunque le escriban los discursos, que los lea antes, para no decir tonterías" (2001).

7. "Yo no soy racista. Yo prefiero a un negro, negro, que hable euskera que a un blanco que lo ignore" (1994).

8. "No creemos que sea bueno para Euskal Herria que ETA sea derrotada" (1992).

9. "Los presos de ETA no son delincuentes porque no matan para enriquecerse, ni para beneficiarse personalmente, sino por un ideal político" (1994).

10. "En Madrid prefieren soportar a una ETA más o menos lánguida que exponerse a la ruptura de la unidad de España por la vía política" (1998).