Albert Donaire Malagelada es uno de los Mossos d'Esquadra más activos en la defensa del separatismo. Es coordinador de Mossos per la República (MxRC), miembro de la ANC, Òmnium Cultural y Plataforma per la Llengua. El mosso suele acumular comentarios incendiarios en su perfil en Twitter y este fin de semana ha cargado contra los jueces y fiscales.

En un tuit publicado este viernes, Donaire escribe: "Ninguna pena estos jueces y fiscales que dicen se sienten atemorizados tras defender posicionamientos cargados de odio y prevaricación hacia una determinada ideología política. Ninguna pena después de sus abusos de poder y sus actos delictivos".

Donaire es conocido por suscitar polémicas en las redes sociales. Uno de sus mensajes más controvertidos fue el de difundir la idea de cerrar los accesos a Cataluña en el marco de las protestas por las acciones policiales y judiciales contra el independentismo. El policía autonómico también generó otro conflicto con los no-nacionalistas cuando llamó “colonos” a los ciudadanos que defienden Tabarnia.

En otra ocasión, el coordinador de los Mossos por la Independència (MxI), llamó a la insurrección y pidió “abrir las cárceles” de Cataluña para “sacar” a los líderes separatistas. Algo que -según el mosso- no podría impedir el Gobierno porque “no tiene el control del territorio”: "Los tenemos en las prisiones catalanas, y si proclamamos la república y dejamos los lazos, tenemos las llaves de las cárceles para abrirles y sacarles de allí”.

El policía, denunciado e investigado en otras ocasiones por delitos de odio e injurias, ha impregnado sus redes sociales con ataques hacia la Policía Nacional y la Guardia Civil.

El pasado mes de abril declaró en el juicio del procés como testigo. Antes, se encargó de anunciar en su blog que iría al Tribunal Supremo "con toda la fuerza que me da poder ser la voz de millones de catalanes. Con la que me da poder hablar en nombre de la democracia. Con la que me da la posibilidad de desmontar todas las mentiras". Unos propósitos muy enfáticos que, en la realidad, se tradujeron en un balbuceo ("sí, sí, perfecto") cuando el presidente del tribunal, Manuel Marchena, le recordó sus obligaciones como testigo y las consecuencias judiciales que podían tener sus salidas de tono.