Toda la abstención se centrará en las dos principales posibilidades para que Pedro Sánchez sea investido: bien un Gobierno de coalición con Unidas Podemos favorecida por partidos nacionalistas e independentistas o bien un pacto con el PP, cuyo "sí" sellaría una mayoría más que suficiente de 208 diputados. 

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Hay otras opciones y, en tiempos de bloqueo, no merece la pena pasar ninguna por alto. PSOE y Ciudadanos suman exactamente los mismos diputados que tras las elecciones del 20 de diciembre de 2015, en las que España dejó de ser bipartidista, llegaron los nuevos partidos y la inestabilidad institucional. Son 130. Se conoció como el Pacto del Abrazo entre el centroizquierda que Podemos, entonces con 71 diputados y que buscaba superar al PSOE, acabó torpedeando. 

El reparto entre ambos ha cambiado mucho. En marzo de 2016, Sánchez se presentó a la investidura con el apoyo de su grupo y su socio electoral Nueva Canarias: 90 escaños en total. Ciudadanos había logrado 40, cuatro veces más los que tiene desde este domingo. El 4 de marzo de 2016, en la segunda votación, Sánchez sumó el voto de Coalición Canaria, que entonces tenía una diputada, Ana Oramas. Pidió en vano a Pablo Iglesias que le dejase gobernar. 

La abstención del PP

Si hoy Sánchez lograse el apoyo de Ciudadanos y Coalición Canaria, bastaría la abstención del PP para que fuese investido. Se trataría, en principio, de un Gobierno muy frágil, pero en todo caso una alternativa posible y, sobre todo, podría evitar unas terceras elecciones.

Discurso Pedro Sánchez

Ni que decir tiene que el PSOE sería absolutamente preponderante en ese pacto. Por cada 12 diputados socialistas habría uno naranja. Por otra parte, el PP no tendría que votar a favor ni compartir programa con el PSOE sino que podría argumentar que es la opción posible y menos mala para desbloquear la situación sin perder el liderazgo de la oposición. 

Sánchez necesita 132 síes y la abstención del PP para ser elegido. Los 10 de Ciudadanos son la opción más obvia para acercarse, ya que su debacle le ha colocado en una posición de absoluta debilidad. Además, Albert Rivera ha prometido ayudar a desbloquear la situación y una fórmula en la que él fuese imprescindible y el PP la favoreciese desde fuera podría tener muchas ventajas. Podría ser su último servicio al partido o, incluso, la posibilidad de quedarse al frente o incluso en alguna responsabilidad gubernamental. 

Otros dos fáciles de conseguir

Sánchez necesita otros dos diputados: podrían ser los de Coalición Canaria, y reeditar así la experiencia de 2016, pero también los dos de Navarra Suma, coalición que integran PP y Ciudadanos. O incluso el PRC y Teruel Existe. Las opciones son varias. 

La gobernabilidad no sería sencilla, pero Sánchez podría volver a poner en práctica sus propuestas a izquierda y a derecha en función de la materia. Su investidura no dependería de partidos que promueven la autodeterminación. 

¿Sería un "Gobierno progresista" el del PSOE apoyado por Ciudadanos? Las medidas del conocido como Pacto del Abrazo están ahí. También el título del documento rubricado por Sánchez e Iglesias con gran publicidad: "Acuerdo para un Gobierno reformista y de progreso". 

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