El PSOE da por hecho que Ciudadanos apoyará al socialista Luis Tudanca como nuevo presidente de Castilla y León. Lo dicen sus dirigentes en público y en privado. Este jueves, el secretario de Organización socialista, José Luis Ábalos, se mostró "convencido" de que Tudanca, que logró 35 escaños frente a los 29 de Alfonso Fernández Mañueco, del PP, logrará el respaldo de los 13 de la formación naranja. Con una abstención es más que suficiente, en realidad. "Ahí hace falta cambio", dijo Ábalos en Antena 3. 

Muchos son los motivos que llevan al PSOE a estar convencidos de ese apoyo. Para empezar, unos incipientes contactos con Francisco Igea, el líder de Ciudadanos en la comunidad, que ha tenido un muy buen resultado y que, según los socialistas, les ha manifestado en privado su disposición a apoyarles

"El pacto está hecho. Habrá que negociarlo, pero sabemos que Ciudadanos no va a apoyar al PP", explican, muy seguras, fuentes socialistas. Tanto es así que comienzan a correr quinielas sobre los consejeros. Tudanca tiene un núcleo duro y personas de confianza en las nueve provincias, pero la Junta de Castilla y León debe hacer frente a numerosos retos en una enorme extensión de territorio que hace que el Ejecutivo regional tenga muchas delegaciones. En otras palabras: Tudanca podría no contar con personal de confianza para cubrir todos los puestos, algo que podría suplir con una coalición con Ciudadanos, si Igea lo exige. En cualquier caso, Tudanca ya piensa en el diseño de su Gobierno. 

El principal escollo al Gobierno en la región, tal y como lo ven los socialistas, no son las reivindicaciones de Igea, que tienen que ver con una financiación justa, la eliminación de los aforamientos o el cierre de estructuras superfluas (o chiringuitos) sino Albert Rivera. En el PSOE creen que lo único que puede frustrar el pacto es un duro posicionamiento estratégico de Ciudadanos en todo el país que opte por pactar con el PP para no ser acusado de beneficiar a la izquierda. 

Pero aún así, en el PSOE son optimistas. Ciudadanos es llave en tantas comunidades que puede combinar una estrategia de pactos recuperando su carácter bisagra, ese que reclaman los más centristas en la formación. En ese sentido, Castilla y León lleva siendo gobernada por el PP desde que un joven José María Aznar accedió a la presidencia en 1987 y el PSOE ha ganado ampliamente las elecciones. Es más fácil que sean los socialistas quienes puedan llevar a cabo una regeneración política que los populares, con quien además el partido naranja ha mantenido fuertes tensiones durante la campaña. 

Según los socialistas, si en alguna comunidad pueden gobernar con Ciudadanos, es en Castilla y León. Y creen que, tras estos días de gesticulaciones de unos y otros, las cartas acabarán cayendo sobre la mesa por su propio peso. El carácter de Tudanca y la necesidad de conquistar la plaza harán que el PSOE no tenga problemas en hacer importantes concesiones a Ciudadanos, incluso en cuanto a alcaldías se refiere. 

Posibilidad en Aragón

Más difícil es en Aragón, donde el presidente, Javier Lambán, tiene un liderazgo más deteriorado por la propia gestión. Es el presidente autonómico socialista menos sanchista con diferencia, algo que gusta a Rivera en su pretensión de apuntalar sólo a dirigentes que estén distanciados del presidente del Gobierno.

Sin embargo, las relaciones entre el líder regional de Ciudadanos y el del PSOE son más difíciles y un acuerdo con PP y Vox para hacer presidente a un popular podría tener como contrapartida que Ciudadanos lograse la alcaldía de Zaragoza, también pendiente de pactos. 

Lambán recibió este jueves un vital apoyo a su continuidad: el de Arturo Aliaga, presidente del PAR, que con tres escaños podría completar una mayoría progresista. La apuesta de Aliaga es PSOE+Ciudadanos, pero esa suma ya obtiene la mayoría absoluta sin necesidad de los regionalistas. La virtud de su toma de posición para los socialistas es que descarta un pacto de derechas y se abre a pactar sólo con el PSOE, sin Ciudadanos. Si Lambán es capaz de sumar a la Chunta, a Podemos o a Izquierda Unida (no le harían falta seis de los nueve que suman esas tres formaciones), la investidura estaría hecha.