¿Se sabrá algún día con plena certeza lo que ocurrió en el interior de la embajada de Corea del Norte en Madrid el pasado 22 de febrero? Los hechos apuntan a un asalto violento, la retención del personal diplomático y el robo de material sensible. Pero, ¿quién está realmente tras estos movimientos? ¿Qué motivación pudieron tener? Frente a estas hipótesis, los investigadores tienen encima de la mesa una sola certeza y, al menos, tres hipótesis para justificarla.

La dureza con la que se desempeñaron los asaltantes a la embajada de Corea del Norte en Madrid es doblemente inquietante. Primero, por las presiones -incluso físicas- a las que se vio sometido el personal diplomático de la legación; segundo, por las consecuencias diplomáticas de un caso de espionaje que ha estallado a un kilómetro escaso de la sede principal del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

Guerra sucia de espías que estalló en un momento crucial. Las pesquisas que han recaído en la Policía Nacional y en el propio CNI se sostienen en torno a una certeza: no es casual que el asalto se produjese en vísperas del encuentro que Donald Trump y Kim Jong Un iban a celebrar en Vietnam. Como adelantó EL ESPAÑOL, las primeras investigaciones se centraron en este punto.

Hay una figura clave en este rompecabezas. Se trata de Kim Hyok Chol, ex embajador norcoreano en Madrid. Él fue el máximo responsable de la legación desde su apertura, en 2014, hasta septiembre de 2017, cuando estalló una crisis diplomática Madrid-Pyonyang a raíz del lanzamiento de una serie de misiles del régimen de Kim Jong Un. El Ministerio de Exteriores, con Alfonso Dastis a la cabeza, optó por expulsar al personal diplomático norcoreano de España.

Pero Kim Hyok Chol ha seguido siendo un hombre de confianza de Kim Jong Un. Hasta el punto de que asumió la responsabilidad de las negociaciones entre Washington y Pyongyang que condujeron a la cumbre de Vietnam -a la postre, sin acuerdo entre los líderes de EE.UU. y Corea del Norte-. No es de extrañar que en la embajada norcoreana de Madrid hubiese información sensible del propio Kim Hyok Chol sobre ese encuentro histórico.

Las tres hipótesis

Una vez trazada esa línea, se trabaja con tres hipótesis principales para determinar qué ocurrió en esa guerra sucia de espías que estalló en Madrid. Son estas, ordenadas de más a menos según la fuerza que actualmente tienen para los investigadores.

1.Una injerencia extranjera para obtener información sobre la cumbre: Había mucho en juego y no es de extrañar que hubiese injerencias extranjeras para tratar de obtener claves que inclinasen la balanza a un lado u otro del encuentro. Y en esta ecuación entran desde los servicios secretos estadounidenses hasta los surcoreanos. Los investigadores trabajan incluso con la posibilidad de que trabajasen codo con codo en esta operación.

Según afirma El País, se ha identificado a dos de los asaltantes como personal vinculado a la CIA estadounidense. Fuentes próximas al caso consultadas por este diario afirman que la opción de las injerencias extranjeras es la que más fuerza tiene dentro del abanico de posibilidades, aunque es "extremadamente difícil" encontrar una verificación al cien por cien.

Es en este punto, con los primeros mimbres de las pesquisas, cuando arrancan las conversaciones a nivel diplomático con los diferentes países sobre los que se puede tener una cierta sombra de sospecha.

2.Movimientos internos de Corea del Norte: Los investigadores también miran a la otra orilla del encuentro de Vietnam. O lo que es lo mismo, a los movimientos internos de Corea del Norte. Bien sea de la oposición o del propio régimen. Hay antecedentes sobre el papel. Como por ejemplo, la muerte en extrañas circunstancias de Kim Jong Nam, hermano de Kim Jong Un. Perdió la vida por envenenamiento en Malasia. Voces diplomáticas apuntaron entonces a que agentes próximos al propio régimen de Pyongyang podría estar tras el crimen.

Es uno de los ejemplos que los investigadores tienen en su dossier. El telón de acero que recubre la política norcoreana hace difícil saber qué se mueve entre sus bambalinas; quién está en auge, quién ha perdido la confianza de Kim Jong Un. El ex embajador norcoreano en Madrid se la había ganado y por eso había marcado el ritmo en el diálogo con Washington.

Fuentes diplomáticas creen que esta opción tiene menor fuerza que la de la injerencia de un tercer país, detallada anteriormente. Pero no por ello puede eliminarse del tapete de los investigadores.

3.Un asalto perpetrado por delincuentes comunes: A día de hoy es la opción que tiene menos fuerza y se considera prácticamente residual. Los investigadores no creen en las casualidades. Los asaltantes apenas se llevaron bienes de valor, más allá de los coches diplomáticos norcoreanos que posteriormente abandonaron; su objetivo era la información que contenían los ordenadores y el equipamiento informático que se llevaron.

Además, se estudia un incendio en un repetidor de telefonía los días previos al asalto, así como la manipulación de las farolas próximas a la embajada para que se iluminasen con menor intensidad. Antecedentes que hacen pensar en un asalto perfectamente planificado.

La única posibilidad que sostienen los investigadores en torno a estos delincuentes comunes es que se tratase de criminales altamente especializados y que operasen bajo encargo. Pero la operación es extremadamente sensible y es difícil creer que se le pudiese confiar a una banda de criminales, por muy capacitados que estuvieran.

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