La mochila de Vallecas, la pieza clave para resolver los atentados del 11-M esconde un código manuscrito que 15 años después sigue siendo una incógnita para los agentes. Una frase alfanumérica que aparece recogida en el informe elaborado por la Brigada de Resolución de Casos, dependiente de la dirección de la Policía Nacional, diez años después de los ataques y con la sentencia del caso ya dictada. 

Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, sólo un documento policial habla con anterioridad de esas letras escritas a mano en el asa de la bolsa de deportes que portaba una bomba que nunca pudo explotar. Fue una nota informativa de los TEDAX, el cuerpo de desactivación de explosivos de la Policía Nacional, que describía la mochila como una bolsa "de loneta color azul marino, con asas de cuero marrón con una inscripción "E FS M g (puede que la última letra sea una y o el número 9)", refleja el documento policial. 

Diez años después y con el caso ya cerrado, los agentes de la dirección de la Policía retoman ese enigma y explican que "aparte de las menciones a esta inscripción en los informes de TEDAX, no se ha encontrado entre la documentación estudiada ninguna otra alusión a la misma. No puede descartarse que se trate de algún tipo de código utilizado por los terroristas para singularizar cada bolsa de deportes o mochila, pero no es posible cotejarla con ninguna otra para intentar obtener un patrón que explique su significado". 

Así, como la bolsa de deportes es la única de los 12 explosivos preparados para los atentados que se rescató intacta, la Policía no tiene un solo elemento de cotejo para intentar descifrar el significado de estas letras y números. 

ADN sin identificar

Además, la mochila tiene todavía un enigma más: una muestra de ADN que después de la investigación del caso, tras el juicio y pasados tres quinquenios desde los atentados, permanece sin identificar. 

Según el informe de la BARC sobre la mochila, la principal tesis sobre ese ADN es que se trate de una contaminación por parte de alguno de los efectivos que la tocó durante las tareas de desescombro de los trenes o mientras fue introducida en una bolsa de basura para su traslado. Pero es simplemente una hipótesis. Una línea de trabajo sin posibilidad de confirmación, ya que a día de hoy, no existe siquiera un listado de las personas que trabajaron en las labores policiales y de emergencia en la estación de El Pozo, donde supuestamente fue localizada esta mochila. 

De hecho, el informe policial explica que por el momento, hay localizados más de 70 agentes que pudieron estar en contacto con la prueba, pero se desconoce el número exacto, además de sus identidades.

De hecho, solo cinco agentes de esos 70 donaron de forma voluntaria su ADN para que fuera cotejado con el de la mochila, con resultados negativos. Por eso, la muestra biológica está sin identificar 15 años después. Y sin confirmar o desmentir que se trate de una contaminación policial o de una prueba sin valorar que tenga relevancia para los atentados.