"Mi tierra no merece la inestabilidad que hay en el resto de España". Susana Díaz convocó este lunes y con ese argumento contra la oposición elecciones en Andalucía para el 2 de diciembre. Lo hace disolviendo la mayor estabilidad de un presidente socialista en toda España y arriesgándose a perderla en un resultado electoral que, de momento, se antoja incierto.

En el Parlamento de Andalucía, el PSOE dispone ahora de 47 de los 109 escaños, ocho menos de la mayoría absoluta. Los socialistas ocupan el 43,1% de las butacas de la cámara gracias a unos buenos resultados en 2015, los primeros comicios a los que Díaz acudió como cabeza de cartel. Entonces, el PP obtuvo 33 escaños, hundiéndose al perder 17 respecto a la legislatura anterior.

Esa clara distancia entre Díaz y el presiente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, permitió a Díaz gestionar un escenario muy favorable. Salvo que se unieran PP, Ciudadanos y Podemos, ella sería presidenta. Así sucedió, aunque le costó más de dos meses ("80 días me tuvieron", suele decir la presidenta) sellar un acuerdo de investidura. Fue Ciudadanos y no con Podemos, partido dirigido por Teresa Rodríguez, con quien Díaz mantiene una tensa relación.

Una ruptura teatralizada del pacto 

Andalucía, la comunidad autónoma más poblada de España, se convertía así en el baluarte de la estabilidad en tiempos de fragmentación. Pero esa estabilidad se rompió recientemente, con la ruptura del pacto de investidura por los incumplimientos de Díaz, según denunció el líder de Ciudadanos en Andalucía, Juan Marín. Pocos se lo creyeron.

La ruptura del pacto podría convenir tanto a Díaz como a Ciudadanos y la puesta en escena parecía demasiado teatralizada. Las encuestas dan un claro repunte a Ciudadanos, que podría pasar a ser la segunda fuerza en la comunidad, por delante del PP. Al partido naranja puede convenirle una nueva cita electoral que confirme su pujanza, especialmente para tratar de neutralizar una posible recuperación del PP con nuevo líder, Pablo Casado. 

Último sondeo de SocioMétrica para EL ESPAÑOL.

Fuentes cercanas a la presidenta andaluza reconocen que hay motivos de peso para no esperar a marzo, que es cuando tocarían los comicios. Ninguno tiene que ver con la estabilidad interna en Andalucía. Por una parte, aprovechar el momento político, con unas encuestas favorables y mientras aún dura, según estas fuentes, el efecto de Pedro Sánchez, positivo sobre las expectativas electorales de los socialistas en toda España. Cuanto más tiempo pase, menos durará ese plus por la erosión del Ejecutivo central, sostienen. La segunda es evitar que la sentencia del conocido como caso de los ERE, que se conocerá en los primeros meses de 2019. Que coincidiera con la campaña podría ser demoledor para los socialistas. El tercero es evitar que la inestabilidad en Cataluña, donde Sánchez mantiene un cuestionado diálogo con la Generalitat, dé alas a la oposición para castigar la estrategia socialista. 

Si Sánchez fuese Díaz

Si Sánchez utilizase el argumento oficial esgrimido este lunes por Díaz, ni siquiera habría accedido a la presidencia del Gobierno con una moción de censura. El PSOE tiene 84 diputados de los 350 que componen el Congreso de los Diputados. Es decir, un 24%, menos de uno de cada cuatro. En el Senado, el PP tiene mayoría absoluta. Depende de una compleja artculación de partidos, desde Unidos Podemos a ERC y PDeCAT, pasando por el PNV. 

Sánchez tiene muy difícil aprobar los presupuestos. Sus adversarios y sus socios han bloqueado incluso sus objetivos de déficit y deuda y los partidos independentistas catalanes ya han advertido de que no debe contar con su apoyo. Es precisamente el argumento de los Presupuestos el que lleva a Díaz a convocar. Según ella, con una cámara renovada en diciembre, Andalucía podrá dotarse de unos presupuestos para comenzar 2019 con unas nuevas cuentas cuanto antes. Con esa lógica, Sánchez debería convocar cuanto antes elecciones para ver si, tras un resultado electoral que no es quien de anticipar, las cuentas públicas del Estado son más fáciles de aprobar. 

La campaña se prevé muy agitada por la presencia de líderes nacionales. Rivera y Casado acudirán a apoyar a sus candidatos para tratar de lograr un impulso que los sitúe como principal alternativa al PSOE, no sólo en Andalucía sino en el conjunto de España. Y no hay que descartar que el que gane de los dos en Andalucía suceda a Díaz como presidenta si ambos suman la mayoría necesaria. 

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