Se suele hablar de ella como una decisión personalísima y habitualmente lo es. Aunque el presidente del Gobierno escuche a todos, al final la convocatoria anticipada de elecciones se acaba de perfilar en solitario o con un reducidísimo equipo de confianza, tras valorar un sinfín de elementos.

Entre los que Pedro Sánchez tiene sobre la mesa están el efecto positivo que ha tenido su llegada a la Moncloa tras los mandatos de Mariano Rajoy, pero también la posibilidad del desgaste de esa estela. El también líder del PSOE tendrá que valorar el impacto de hechos concretos, como el otoño caliente en las calles que promete Quim Torra, que podría tener un aperitivo el próximo día 17, cuando Felipe VI viaje a Barcelona para participar, con todas las instituciones, en un homenaje a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils del año pasado. 

Otro de los elementos clave será la posibilidad de llegar a acuerdos con otros partidos para sacar la agenda legislativa adelante. En septiembre se verá si el Gobierno es capaz de aprobar sus objetivos de déficit y deuda, vitales para unos Presupuestos que visibilicen el "cambio de época" que según Sánchez supone su presidencia. Pero hasta con los Presupuestos del PP prorrogados en 2019 el PSOE está dispuesto a aguantar, según ha dicho Cristina Narbona, presidenta del partido, este viernes.

Casado tiene la "absoluta tranquilidad" de haber hecho lo correcto en máster

El frente Casado

Esta semana se ha añadido un nuevo elemento, y no menor, que Sánchez tendrá que considerar. En el PSOE se comienza a analizar ya la posibilidad de que la investigación sobre el máster en Derecho Autonómico de Pablo Casado se dilate en el Tribunal Supremo, donde fue remitido el lunes por una jueza de Madrid

"Con un líder del PP enfangado en los tribunales, Pedro tendría un argumento perfecto para justificar el adelanto. La campaña estaría casi hecha", explica un veterano dirigente. "¿Alguien se imagina al PP designando candidato a alguien investigado por el Supremo?", se pregunta esta voz en el PSOE. 

Los tiempos del Supremo pueden acompañar a este argumento en pro de la convocatoria. Pasarán alrededor de dos meses antes de que el Alto Tribunal decida si abre una causa contra Casado. La Justicia descansa en agosto, por lo que el caso llegará en septiembre al tribunal que juzga a aforados (Casado lo es, por ser diputado). 

Entonces, la Sala de Admisiones preguntará a la Fiscalía sobre los méritos del caso. El fiscal podría tardar entre dos semanas y un mes en responder. Y la Sala de Admisiones sería la encargada de decidir qué hacer: si archivar el caso, devolverlo a la jueza o abrir una causa en el Supremo contra Casado. Cualquiera de las dos últimas opciones es demoledora para el presidente del PP, porque prolongaría su situación de nervios y seguiría alimentando las críticas de la oposición.

Sin embargo, no hay que descartar que el Supremo lo archive pese a la contundencia del escrito remitido por la jueza de instrucción Carmen Rodríguez-Medel. De cualquier manera, lo habitual es que la Sala de Admisiones siga el criterio de la Fiscalía. Archivarlo contra el Ministerio Fiscal no es lo habitual. Para el archivo, el Supremo no se tomaría menos de dos meses, atendiendo a las causas que trata habitualmente. Y probablemente fuesen más. 

La pesadilla del líder del PP

Si el Supremo abre una causa a Casado, el líder del PP pasará a estar en una situación delicadísima. Ahí los plazos se dilatan, tendría que acudir a declarar como investigado (algo que no hizo Mariano Rajoy por Gürtel, ya que acudió como testigo) y el desgaste político sería inevitable.

Sánchez no tiene, por el momento, previsto convocar elecciones, pero si no logra aprobar los Presupuestos y Casado tiene que responder a un caso en el Supremo, podrían confluir varios motivos para no esperar mucho más y tratar de asegurarse una mayoría en el Congreso que le deje gobernar con más margen durante una legislatura entera.