Rodeando la cáscara del hotel de las afueras de Madrid donde se ha producido el breve encuentro entre Obama y Pedro Sánchez, un ejército de guardaespaldas. En el auditorio: luz baja, silencio y cientos de personas con el móvil en alto a la espera de su primera vez con un presidente de los Estados Unidos. Trajeado, con la sonrisa incrustada en el rostro, se ha dejado caer sobre el asiento y ha gritado: “¡Hello!”. Primera ovación. Unos segundos después, ha añadido –consciente de que iba a cosechar una segunda–: “España es uno de mis países favoritos en el mundo”.

Obama ha aterrizado en Madrid para espolear a los jóvenes y afanarse en explicar las bondades de la ciencia y la educación; objetivo de la Advanced Leadership Foundation, entidad que preside el canario Juan Verde, al que llegó a nombrar subsecretario adjunto de política europea. Como si meciera al público que ya tenía en el bolsillo, ha añadido: “La primera vez que estuve aquí fue en 1987 y dormí en hoteles un poco peores”. Aquella vez, pelo a lo afro y veintitantos, Obama recaló en España de camino a Kenia, adonde viajó en busca de sus orígenes.

Este viernes, a las afueras de la capital, ha sellado su primera visita a Madrid desde que dejó la Casa Blanca. Obama se ha definido “fascinado” por el “cambio” y una transición hacia un sistema que pasa por “difuminar fronteras”. En esa línea, ha lamentado el “auge del nacionalismo” tanto en Europa como en su país: “Hace que unas personas se teman a otras y causó las peores guerras mundiales”.

Convencido, ha relatado: “Las desventajas de esta forma de Gobierno son mucho mejores que el extremismo. Una democracia nunca será suave, pero merece la pena”. Obama sabe que el público conecta con la anécdota concreta, cuando el ponente baja al barro y pone carne y hueso a lo vivido, más allá de lo abstracto: “Es verdad que la política debe ser razón y lógica, pero yo también me enfadaba bastante… En la Casa Blanca, me di cuenta de que la mayoría de problemas que gestionamos tienen que ver con las emociones. Los celos, la envidia, el resentimiento… Es muy peligroso”.

Consciente del clima que acogía sus palabras y del desafío europeo, Obama se ha dicho “preocupado” por “aquellos políticos que prefieren separar a las personas por raza y religión en lugar de unirlas”: “Es entonces cuando la democracia comienza a erosionarse y rebrotan las tendencias peligrosas”.

“La mayoría de la gente sólo busca salir adelante”

A pesar del Ejecutivo de Donald Trump, Obama ha elegido Estados Unidos como ejemplo del objetivo logrado: “Nuestra gran fortaleza es la asimilación de las diferencias. Casi todas las familias llegamos allí con el objetivo de salir adelante”. El expresidente se ha mostrado radicalmente optimista y, tras haber conocido los dientes más afilados de la política, ha aseverado: “La gran mayoría de la gente es decente y tan sólo quiere trabajar, labrarse un futuro mejor”.

El problema se tercia, según Obama, cuando el Gobierno es “corrupto”: “Eso nos convierte en escépticos, en cínicos y nos aleja de la participación. A veces damos por garantizadas las libertades y eso es muy peligroso porque se genera un vacío que llenan aquellos a los que no les interesa la implicación del ciudadano”. Para zanjar este capítulo, ha empleado la mítica cita de Churchill. Aquello de que la democracia es tan sólo el menos malo de los sistemas conocidos.

Aunque ante un público predominantemente político y empresarial, el 44º presidente norteamericano ha pretendido zarandear a los jóvenes, despertarlos y atraerlos hacia la participación: “Si no os involucráis, alguien tomará las decisiones por vosotros. Hace años, los poderosos no querían que votara la gente como yo”.

 El consejo de Michelle Obama a los jóvenes

El ejemplo más gráfico de los brindados por Obama se refiere a su mujer, Michelle: “Ella suele decir a los jóvenes: ‘¿A qué no dejáis a vuestros abuelos que elijan vuestra ropa? Entonces, ¿por qué permitís que elijan a quienes os gobiernan?’. Tiene toda la razón”.

El presidente afroamericano ha presumido de haber dado, en su día, “poder” a los jóvenes: “En campaña, les decíamos que fueran a una ciudad y que organizaran todo ellos. Lo hacían genial, mucho mejor que las consultoras más caras”.

Obama, que sabe disparar tuits y sonríe cuando está a punto de brindar un titular, ha decidido despedirse con una de esas frases que luego inmortalizan las redes sociales: “El progreso puede ser dolorosamente lento, pero la trayectoria de la humanidad nunca ha sido mejor que ahora”.