En la decisión de Alberto Núñez Feijóo de no concurrir a la carrera por la sucesión de Mariano Rajoy estaba el argumento fundamental de no fallarle a los gallegos que le han dado tres mayorías absolutas consecutivas. No ha sido esa, sin embargo, la interpretación que muchos otros le han dado a su elección, vinculándola directamente con el responsable de la filtración de aquellas fotos suyas junto al narco Marcial Dorado. ¿Podría haber más filtraciones? Es probable, aunque ahora el miedo esté en la candidatura de Pablo Casado, que ha aprovechado su primer acto de campaña, precisamente en la Galicia de Feijóo para denunciar el juego sucio subterráneo que podría aflorar en cualquier momento.

No podría ser más significativo el comienzo de campaña del vicesecretario de comunicación del Partido Popular. Casado estrechó las primeras manos y dijo sus primeras palabras de campaña en el lugar donde Mariano Rajoy se hizo fuerte y donde el que todos consideraban su delfín se proyectó hacia el liderazgo del PP hasta su renuncia voluntaria -y probablemente condicionada-. Quizás por eso aprovechó el candidato para salir al paso de los últimos datos sobre sus estudios, que hablan de supuestas irregularidades de la Universidad Rey Juan Carlos a la hora de convalidar asignaturas.

"Me hace reflexionar", argumentó Casado. "Tenemos que ocuparnos de lo importante y no de si un político convalidó tres asignaturas hace 15 años. Me lo tomo con humor", explicó antes de lanzar su auténtico mensaje: "Voy a intentar ser irónico. No existen las casualidades en la vida cuando se habla de cosas que eran de sobra conocidas, de sobra explicadas, absolutamente irrelevantes y se habla cuando presento mi candidatura a presidir el Partido Popular".

"Por un lado pienso que hay alguien interesado en que no me vaya bien y, por otro lado, pienso que mal no lo habré hecho en quince años si solo pueden eso después de haber estado quince años en político", reflexionó antes de dirigirse directamente a quien pueda ser ese personaje "interesado": "No voy a permitir que me aparten de mi camino. Nadie ha dado tantas explicaciones de un tema tan menor, nunca".

Pedro Sánchez y la defensa del PP

Muy diferentes han sido, sin embargo, las líneas argumentales de las dos grandes candidatas a suceder a Mariano Rajoy. Así, mientras Soraya Sáenz de Santamaría ha centrado su primer discurso en Pedro Sánchez y en ganar elecciones, María Dolores de Cospedal ha optado por atacar directamente la necesidad de cuidar al propio partido, de impedir que el PP salga herido en la lucha fratricida.

La exvicepresidenta del Gobierno no ha hecho ni una sola mención en la corrupción en su discurso inaugural en Málaga ante unos 500 afiliados, pero sí se ha referido al actual presidente del Gobierno en una clara referencia a cuál será el eje central de su campaña: "Me presento porque creo que puedo ganarle las elecciones a Pedro Sánchez". Es más, Sáenz de Santamaría ha señalado que quiere "ganar este Congreso porque, sobre todo, quiero que el PP gane elecciones", de las municipales y las autonómicas a las generales con la convicción que le da su partido, "el de los principios y valores de la unidad de España y de la igualdad de todos los españoles".

Por su parte, Cospedal, secretaria general del partido, sí se ha preocupado por la imagen del PP en su primer acto, en Barcelona. De hecho, sus primeras palabras delante de los afiliados han sido para recordar que dentro del PP "somos muchos y hay otros que quieren ser presidentes, todo es legítimo, pero no hay que olvidar que primero va el partido". Por eso también ha hecho referencia a los valores del PP en su apuesta por una "España unida, fuerte y plural, sin ningún complejo", porque el PP es "el gran partido de centroderecha español".