Pedro Sánchez lo dijo casi de pasada, en una respuesta a una pregunta de una senadora de Coalición Canaria, este martes en el Senado. Muchos parlamentarios y periodistas ni siquiera se percataron. Habían sido un par de frases nada más. Nadie las esperaba pero 24 horas después ya han contribuido a crear el primer gran frente institucional contra Sánchez, integrado, en primer lugar, por los presidentes autonómicos socialistas.

"El objetivo fundamental y la voluntad de este Gobierno no va a ser renovar el sistema en su conjunto porque no va a haber tiempo material a lo largo de esta legislatura, pero sí vamos a hacer mejoras de financiación para todas y cada una de las comunidades autónomas a lo largo de los próximos meses".

Este miércoles, en el Congreso, el presidente del Gobierno las repitió, casi con idénticas palabras, ante un crítico Joan Baldoví, portavoz de Compromís, partido socio en el Gobierno de la Generalitat Valenciana que preside el socialista Ximo Puig. "¡No nos haga un Montoro", le advirtió, pidiéndole que aborde la reforma del sistema. Lleva pendiente desde 2013. La hemeroteca está llena de declaraciones de Sánchez donde critica la inacción de Mariano Rajoy para renovarlo. Y, lo que es más problemático, todas las comunidades autónomas presididas por el PSOE, siete en total, reclaman la reforma.

Una explicación inverosímil

El mensaje de Sánchez apela al realismo, pero su explicación es sencillamente inverosímil. El lunes, Sánchez anunció que agotaría la legislatura y convocaría elecciones en junio de 2020 para llevar a cabo las reformas prioritarias. Al día siguiente aseguró que lo que hasta ahora era urgente no podía ni tan siquiera intentarse en dos años. 

Eso, la falta incluso de un propósito, es lo que ha alarmado a la mayoría de las autonomías, comenzando por las socialistas, que entenderían que las negociaciones entre comunidades no concluyesen, pero no que ni siquiera se inicien.

"Es evidente y todo el mundo ha reconocido que Andalucía está mal financiada, que nos faltan cuatro mil millones para nuestra Educación, nuestra Sanidad y nuestra Dependencia, y que tenemos un mandato de nuestro Parlamento que voy a seguir defendiendo", advirtió la presidenta de la Junta, Susana Díaz.

La papeleta de Montero

Para colmo, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que es a quién le correspondería liderar las negociaciones, era antes de tomar posesión consejera de Hacienda de la Junta. Su inicio no podría haber enviado un mensaje peor a Andalucía. 

"No se puede renunciar en absoluto a cambiar el modelo lo más rápidamente posible, porque el modelo es injusto", dijo Ximo Puig, presidente de la Comunidad Valenciana, que lleva años haciendo de la reforma de la financiación uno de los ejes de su política. Hasta ahora tenía en Sánchez un aliado, aunque fuese como líder de la oposición. Ahora recibe largas desde el Gobierno.

Reproches al Gobierno por el aplazamiento de la reforma de la financiación autonómica



Emiliano García-Page exigió a Sánchez que "tome las riendas" de la negociación. La vicepresidenta extremeña, Pilar Blanco-Morales, anunció que la Junta seguirá reclamando la reforma. "Lo que exigimos es de justicia", ha advertido. El consejero de Presidencia de Asturias, Guillermo Martínez, reclamó al Gobierno una reunión "cuanto antes" del Consejo de Política Fiscal y Financiera, el órgano que reúne al Gobierno y las autonomías.

Baleares, próxima a Sánchez, también crítica

Las quejas no sólo son por renunciar a la reforma sino por anunciar unas medidas comunidad a comunidad, negociadas bilateralmente, que los barones creen que no son la solución. Podría pensarse que las comunidades socialistas citadas hasta la fecha tienen algún motivo extra para la crítica: haber apoyado a Susana Díaz como nueva líder del PSOE. Pero hasta la presidenta balear, Francina Armengol, muy próxima a Sánchez, ha creído imposible justificar al presidente. "No renunciamos para nada a la negociación de un nuevo sistema de financiación autonómica", dijo este miércoles. 

Las comunidades gobernadas por el PP han sido mucho más duras y han acusado a Sánchez de mentir, de desdecirse y de no dar las explicaciones oportunas. 

La falta de consenso

En Hacienda se recuerda que el asunto es muy complejo, que el único informe disponible contiene "votos particulares por más de un 40% del volumen". "No hay consenso para asuntos como la reestructuración de la deuda o la armonización de algunos impuestos", explican. "Y tampoco hay mucho margen presupuestario", explican sin aclarar a qué medidas concretas se refiere Sánchez. 

Algunas comunidades aseguran que Moncloa quiere neutralizar cualquier expectativa ahora, que la popularidad del Gobierno está al alza, antes que hacer promesas que no pueda cumplir y resulten más lesivas para la imagen del Gobierno en el futuro. Pero el temporal parece que sólo acaba de comenzar.