Carmen Lucas-Torres Juan Sanhermelando

Pedro Sánchez y su gabinete recién constituido han dado una muestra de solidaridad y rapidez ante la crisis de migración del barco Aquarius, a bordo del que se encuentran 629 personas en aguas internacionales, generada por el también estrenado gobierno antieuropeísta italiano. Sin embargo, la grave situación de estas personas, la falta de provisiones y la situación meteorológica, augura que será difícil aguantar un trayecto que se alargaría hasta cerca del próximo viernes. De hecho, el buque descartaba el lunes a última hora de la noche viajar a España por la inseguridad que generaría semejante trayecto.

Ante esta situación, el Gobierno de España se está planteando la posibilidad de ofrecer el puerto de Palma de Mallorca para que atraque el Aquarius, según han informado a Europa Press fuentes del Ejecutivo de Pedro Sánchez.

En Moncloa barajan esta opción después de que el buque haya descartado la posibilidad de dirigirse al puerto de Valencia, como inicialmente le ha ofrecido el Ejecutivo español, "por la inseguridad de viajar" entre tres y cinco días hasta esa ciudad española.

Aquarius

El Gobierno no ha confirmado haber recibido una notificación oficial por parte del buque de su rechazo a viajar a Valencia, sin embargo está sobre la mesa el ofrecimiento de este puerto de las islas Baleares, que está más cerca de la ubicación actual del Aquarius.

La nave se encuentra a 27 millas de Malta, a 34 de Italia y a alrededor de 700 del puerto de Valencia.

Representantes de las dos asociaciones que se encuentran al frente del barco, Médicos Sin Fronteras (MSC) y SOS Mediterranée coinciden en que la decisión de Matteo Salvini, el ministro de Interior italiano que no permitió atracar el barco en Italia, es un aviso de la que será su línea de actuación a partir de ahora, pues se trata de una decisión arbitraria y totalmente excepcional.

La reacción del Gobierno de Sánchez, después de que Malta se negara también a aceptar la entrada del buque tras pedir Italia que lo hiciera, es una declaración de intenciones no sólo para los españoles, sino también para el resto de la Unión Europea. 

Tras conocerse que Italia negaba la entrada del barco cargado de personas a la deriva, algunos con graves problemas médicos, los alcaldes de Barcelona y Valencia, Ada Colau y Joan Ribó, ofrecían este lunes sus ciudades para acoger a los migrantes. Previamente, los representantes políticos de Nápoles y Mesina, entre otras ciudades italianas, también desafiaban al gobierno de los eurófobos y xenófobos de Liga Norte y Movimiento Cinco Estrellas.

Pedro Sánchez ha dado un paso al frente y ha ofrecido el puerto de Valencia para la entrada del barco, siendo el primer gobierno europeo que ofrecía tal gesto. "Es nuestra obligación ofrecer a estas 600 personas un puerto seguro. Cumplimos con los compromisos internacionales en materia de crisis humanitarias".

Una decisión que Italia aplaudía pronto, incluso afirmando el ministro de Interior, Matteo Salvini, que la decisión era una "victoria" de España por el "buen corazón de Pedro Sánchez". Una reacción que ha sonado a alivio por haber repartido el problema.

MSF PREFIERE OTRO PUERTO

Sin embargo, las dos ONG que se ocuparon del rescate este fin de semana explican que, a la espera de lo que diga el Centro de Coordinación de Rescate Marítimo de Roma, sería mucho más seguro atracar en un puerto más próximo.

Para entender la excepcionalidad y gravedad de la situación conviene recordar el papel del propio ejecutivo italiano en estas operaciones de rescate. El pasado viernes, el barco Aquarius partió de Sicilia, como estaba previsto. Las dos organizaciones a bordo se encargaron del rescate de unas 200 personas, pero otras 400 procedieron de un barco mercante y otro barco de la Armada Italiana en coordinación con Salvamento Marítimo de Italia. 

Un portavoz de MSC se pregunta en conversación con EL ESPAÑOL: "Si Italia pensaba rechazar la entrada de todos estos migrantes rescatados, por qué organizó los transfer desde los otros dos barcos?". Considera que, claramente, "hay una motivación política de Italia tras la decisión".

UN ALIVIO PARA EUROPA

La decisión del Gobierno de Sánchez de acoger a los migrantes del Aquarius ha supuesto un alivio para la Unión Europea, que de momento evita otra crisis humanitaria en el Mediterráneo. Desde el domingo, Bruselas ha intentado mediar en la disputa que ha enfrentado a Italia y Malta a propósito del país en que debía desembarcarse a las personas rescatadas. Lo ha hecho de forma discreta, sin tomar partido y evitando en todo momento criticar abiertamente al nuevo Gobierno euroescéptico italiano o a su ministro del Interior, el ultra Matteo Salvini, el que ordenó el cierre de los puertos a los refugiados. Ni al Gobierno maltés, que también se negó a recibir a los inmigrantes. Sus gestiones no han tenido éxito.

A mediodía del lunes, la Comisión Europea lanzaba un llamamiento público dirigido tanto a Italia como a Malta para que colaboraran en el desembarco de los migrantes. "Pedimos a todos los implicados que contribuyan a una solución rápida, de forma que las personas que están a bordo del Aquarius puedan ser desembarcadas con seguridad lo antes posible", clamaba el portavoz del Ejecutivo comunitario, Margaritis Schinas. "Para la Comisión hay ante todo un imperativo humanitario. Estamos hablando de personas, más de 600 personas, entre ellos menores no acompañados. La prioridad para las autoridades italianas y maltesas debe ser garantizar que estas personas reciban la atención que merecen", ha insistido el portavoz.

Para Bruselas, ni el derecho internacional ni el comunitario establecen claramente a qué país le corresponde acoger a los migrantes en un caso como este. Lo que sí está claro es que Italia y Malta estaban obligadas a colaborar para encontrar una solución. Pero Salvini alega que Italia ya ha acogido a un número desproporcionado de refugiados procedentes de Libia y llegados a través del Mediterráneo Central en los últimos meses, sin la solidaridad del resto de socios de la UE. Por su parte, Malta, una pequeña isla que también ha sufrido una gran presión migratoria, sostiene que no le corresponde la responsabilidad de acoger a los pasajeros del Aquarius.

Precisamente, ha sido el primer ministro maltés, el socialista Joseph Muscat, el primero en agradecer a Sánchez su intervención. Muscat acusa a Italia de "vulnerar las reglas internacionales y provocar un pulso". "Tendremos que sentarnos y discutir cómo evitar que esto se repita. Es un problema europeo", ha escrito Muscat en Twitter. Antes de su salida hacia Valencia, Malta ha enviado provisiones frescas al Aquarius.

Con su ofrecimiento, el presidente del Gobierno español ha ganado muchos puntos en la escena europea. También le ha elogiado el comisario de Inmigración, el conservador griego Dimitris Avramopoulos. "Esto es auténtica solidaridad puesta en práctica, tanto hacia esas personas vulnerables y desesperadas como hacia el resto de Estados miembros de la UE", ha resaltado Avramopoulos.

También le ha agradecido su gesto a Sánchez el primer ministro italiano, Giusseppe Conte. Sin embargo, Salvini ha interpretado la intervención de España como una "victoria". "629 migrantes a bordo del barco Aquarius en dirección a España, primer objetivo conseguido! Cerramos nuestros puertos", ha escrito en su cuenta de Twitter.

Para el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, la actitud de España es también una señal dirigida a la UE para que acuerde una auténtica política migratoria y de asilo común. Se trata de que "de una vez por todas" los europeos dejen de "mirar para otro lado" y afronten "de forma solidaria y coordinada un problema que es de todos, no un año de Grecia, otro de Italia" y al siguiente quizá de España.

El pleno de la Eurocámara tiene previsto celebrar este miércoles un debate sobre el cierre de puertos en el Mediterráneo y la situación de emergencia humanitaria en estas aguas. "Es una profunda vergüenza que varios Estados miembros hayan denegado a cientos de mujeres, hombres, niños y bebés, con necesidad de asistencia urgente, desembarcar en un puerto seguro. Va en contra de los derechos fundamentales, de nuestros valores comunes y de la propia humanidad", ha dicho el eurodiputado de Iniciativa per Catalunya-Verds, Ernest Urtasun, cuyo grupo ha pedido el debate.

La reforma de la política de asilo de la UE se abordará durante la cumbre que se celebra el 28 y 29 de junio, la primera de Sánchez como presidente del Gobierno. Pero las perspectivas de acuerdo son mínimas. Los países del Este, encabezados por Polonia y Hungría, mantienen su oposición frontal a cualquier sistema de cuotas obligatorias de demandantes de asilo. A ellos se ha sumado Austria, en cuyo Gobierno de coalición participa el partido de ultraderecha FPO. Incluso el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, se rinde con el reparto de refugiados. "La protección de las fronteras exteriores es la prioridad", dijo la semana pasada.