Un repaso a la hemeroteca permite comprobar que el PSOE se ha referido a Ciudadanos de maneras muy diversas. Cuando pactó con él la investidura de Pedro Sánchez, en 200 medidas conocidas como el Pacto del Abrazo, era un "centroderecha" comprometido con el progreso y la modernización del país. En campaña electoral y desde hace meses, Pedro Sánchez ha hablado del partido naranja como las "nuevas generaciones del PP" o "el VOX de la política" que está "más a la derecha del PP". 

Ciudadanos apoyará los Presupuestos porque son "buenas noticias"

Mientras que Podemos siempre ha arremetido contra Ciudadanos, llegando Pablo Iglesias a hacerlo hasta en el plano personal contra Albert Rivera, el PSOE ha ido modulando su mensaje hasta ahora, un momento en el que el nuevo partido está por delante de las socialistas en casi todas las encuestas de ámbito general.

El PSOE tiene un problema con Ciudadanos: es, a la vez, aliado y alternativa al PP. Los equilibrios de Rivera son cuidadosos. En Andalucía ha dado el Gobierno a Susana Díaz y en la Comunidad de Madrid ha encumbrado primero y fulminado después a Cristina Cifuentes, aunque el detonante haya sido la negativa del PP a arriesgarse a perder el poder en una moción de censura. Y en Cataluña es el líder absoluto del constitucionalismo, algo que le beneficia en comunidades autónomas con una menor conciencia nacional o regional.

El discurso ambivalente de Ciudadanos

De esa manera, Ciudadanos puede mantener un discurso ambivalente y proyectar centralidad y que por encima de su ideología está el proyecto de país y la capacidad de pacto. Ese discurso, y su enmienda al pasado de los demás partidos, especialmente el PP y el PSOE, le está permitiendo crecer electoralmente a costa del PP, pero también a costa de los socialistas, aunque sea en menor medida.

Hay votantes socialistas en Ciudadanos y eso es algo que no niegan los dirigentes autonómicos ni Ferraz, aunque les cueste admitirlo. "Hace tres años, todo era Podemos. Pero ahora, mis hijos me hablan cada vez mejor de Ciudadanos. Espero que no les voten", explicaba en conversación con este periódico un presidente autonómico socialista.

El problema es que el porcentaje de voto que reste al PSOE, aunque sea mucho menos que a un PP en caída libre, puede empeorar de forma determinante la posición estratégica de los socialistas. Especialmente si cae a la tercera posición, cerca de Podemos, donde lo sitúan muchos sondeos. Ciudadanos aspira a duplicar sus votos, de un 13% en 2016 a entre un 23 y un 28% que le dan distintos sondeos de opinión. 

Las alarmas de Ferraz

Las alarmas suenan desde hace tiempo en Ferraz, empeñada en situar a Ciudadanos en la derecha, en vincularla al PP como cooperador necesario en sus políticas y en criticar su falta de principios o fondo político. Eso sí, Rivera parece seguir imponiendo muchas de sus tesis sin que los socialistas hayan designado a ningún rottweiler político, a ningún dirigente con una buena retórica que sistemáticamente vaya desmontándolas.

Este jueves, el secretario de Organización y número tres del PSOE, José Luis Ábalos, se refirió a las alianzas y al mismo tiempo críticas que unen a Ciudadanos con el PP como una "relación sadomasoquista" en la que Rivera quiere ser "socio y oposición". 

El PSOE lucha por capitalizar la dimisión de Cifuentes y por desgastar a Rivera por apoyar, como ha dicho que hará, a un nuevo candidato para la Comunidad de Madrid del PP que considera "podrido" por la corrupción. ¿Cómo se puede decir que el PP está podrido, apoyar a uno de sus candidatos y que encima los ciudadanos crean que Rivera es tan exigente que ha hecho dimitir a Cifuentes?, se preguntan en Ferraz. 

Ángel Gabilondo dio un paso al frente este jueves para proponerse como candidato en la próxima investidura, aunque la presidenta de la Asamblea, Paloma Adrados (PP), propondrá con seguridad a alguien de su partido al contar con el respaldo de Ciudadanos, que completa su mayoría. 

En Ferraz, Ábalos recordó que Ciudadanos sólo endureció su postura por la moción de censura presentada por el PSOE, ya que se vio atrapada entre el apoyo a Cifuentes y forzar su dimisión mientras promovía una comisión de investigación vista por casi todos como una táctica dilatoria para no mojarse. 

Rivera comunica

Rivera no quiere saber nada de Sánchez, aunque en el debate de Presupuestos dedicó buena parte de su discurso a criticar al PSOE, al que llegó a acusar de estar en contra de la subida de las pensiones, la conciliación familiar o hasta votar con "golpistas" como los independentistas catalanes. Según Rivera, el PSOE está "en el no es no", "podemizado" y "radicalizado". El discurso sonó inusitada y extemporáneamente duro en la bancada socialista.

Pero Sánchez quiere retratar al líder naranja y por eso está dispuesto a hacer de Madrid uno de los ejes de su estrategia. El miércoles, Sánchez se puso en contacto con Rivera a través de un mensaje y pidiéndole hablar para que piense en investir a Gabilondo. "Rivera le ha trasladado que después de la dimisión de Cifuentes por la trama de la universidad Rey Juan Carlos no hacía falta ya que hablaran. Por tanto, no se ha producido ninguna reunión ni ninguna conversación telefónica", explicó el equipo de Rivera. 

Si el PP sigue en caída libre, en 2019 la contienda electoral puede ser cosa de dos. Y de abrazarse han pasado a no hablarse.