La empresa Ambulancias Alerta fue objeto de presiones por parte de la Administración para que abandonara su oferta sobre un contrato millonario en la Comunidad de Madrid. Incluso llegó a sufrir el impago, sin relación aparente según la Administración, de varias facturas que encontraron financiación 48 horas después de que decidiera abandonar su oferta. Pero además, recibió un mensaje claro. El palo y la zanahoria. La certeza de que, si aceptaba salir de forma voluntaria del contrato, su gesto sería considerado "casi como un favor personal para el viceconsejero".

Las palabras, según las grabaciones a las que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, fueron pronunciadas en mayo de 2016 por el jefe de contratación del SUMMA, Santiago Cortés. En una reunión en la sede del servicio de emergencias, Cortés explica a los responsables de Ambulancias Alerta que tiene "línea directa" con el viceconsejero, Manuel Molina. Y que la renuncia de la empresa al contrato que terminó después en manos de Ferrovial sería vista por el número dos de Sanidad como un gesto de buena fe. Una decisión que, lógicamente, no podría ser gratificada con otro contrato público, ya que sería ilegal, pero que Molina "guardaría -no sin cierta sorna-en un lugar de su corazoncito".

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Por su parte, fuentes de la Consejería han reiterado a EL ESPAÑOL que todos los procedimientos que se dieron para conseguir la renuncia de Ambulancias Alerta y la posterior licitación del contrato a Ferrovial (la segunda empresa mejor posicionada) fueron completamente legales y no revisten de irregularidad alguna. Y se desligan además de cualquier palabra o reunión que no se mantuviera en las sedes de la Consejería, al considerar que quedan fuera de cualquier procedimiento administrativo.

Salir con dignidad

El conflicto entre la Comunida de Madrid y Ambulancias Alerta arrancó el 12 de enero de 2016, cuando la administración autonómica abrió las ofertas para el concurso que regula el transporte de pacientes urgentes. Tras conocer las ofertas y con el 90% de los puntos del contrato centrados en la oferta económica, Ambulancias Alerta parecía ya la clara ganadora, al presentar la propuesta más ventajosa, por 72 millones de euros. 

Sin embargo, desde ese mismo momento la Administración autonómica comenzó a poner pegas y verbalizó en varias ocasiones sus dos principales miedos: que la oferta económica fuera inviable para dar un buen servicio a los ciudadanos, y que los recortes de plantilla generaran un conflicto sindical y protestas a la puerta de la Consejería. Pitidos y caceroladas que acaparan titulares y que tienen un evidente riesgo reputacional para los responsables públicos. 

En un primer momento y tras amenazar con un escenario plagado de sanciones, Sanidad pactó de forma confidencial con al empresa su salida del procedimiento: la Administración enviaría un requerimiento de información que Ambulancias Alerta debía incumplir para quedar fuera del concurso. Bastaba con que mandara la documentación, pero tarde.

El viceconsejero anunció incluso a los sindicatos tras una protesta que la empresa estaba ya fuera del concurso por este motivo. Pero eso dejaba la puerta abierta a una posible reclamación. Es por eso que hacía falta una renuncia expresa de la empresa que impidiera posteriores reclamaciones. 

En mayo de 2016, cuando la Administración le adeudaba ya más de tres millones de euros en facturas impagadas, es el responsable del SUMMA Santiago Cortés quien les llama a una nueva reunión y asegura tener "línea directa" con el viceconsejero Molina. Después, Cortés traslada la nueva propuesta a los licitadores: que tras el tiempo transcurrido y para salir todos "con honra y con la mayor dignida que sea razonable", la empresa presente directamente su renuncia de manera oficial, con sello y firma y como un derecho.

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La nueva medida tiene una repercusión evidente para los licitadores. Algo que nunca se pone de manifiesto en estas conversaciónes pero que es vital para la marcha del contrato. Su salida voluntaria y de forma expresa imposibilita que legalmente, Ambulancias Alerta pueda recurrir después cualquier aspecto de esta misma licitación. "Esta gente se ha retirado de forma voluntaria y le estamos dado palos de todos los colores", llega a reconocer Cortés en un punto de la grabación. 

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Entre los argumentos para que Ambulancias Alerta abandone el contrato, el responsable del SUMMA vuelve a reiterar el riesgo de movilizaciones. "Se van a poner como la niña de el exorcista", llega a decir de los trabajadores cuando se den cuenta de que, de forma independiente a quien sea entregado, el contrato no va a ser modificado". 

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Cortés mantiene en varias ocasiones que considera la oferta de Ambulancias Alerta "irrealizable" pero que su renuncia al contrato sería apuntada por el viceconsejero "en un lugar de si corazoncito". "Creo que tenéis vías indirectas para contrastasrlo", llega a afirmar el responsable del SUMMA, presidente además de la mesa de contratación.

Al día siguiente, tal y como informó EL ESPAÑOL, se produce una nueva reunión en la Consejería de Sanidad, y es el propio viceconsejero quien se reúne para cerrar ese pacto. En esa conversación, Molina reconoce que el primer método que acordaron en enero ha sido mal mirado por los letrados de la Administración, que solicitan una reuncia expresa para que no haya problemas. La empresa aceptó entregarla y se formalizó el 5 de mayo de 2016. Dos días después, la Administración comenzó a abonar los retrasos de las facturas impagadas.