Barcelona

Si muchos mítines en el conocido como "Estado español" son una fiesta, el de Junts pel Catalunya de este lunes pareció casi la oración de los cristianos perseguidos en las catacumbas del temido imperio romano. Y eso que ya no se presentan con Unió. En esta plegaria, de tanto invocarlo, al final se apareció Carles Puigdemont en plasma desde Bruselas. 

Puigdemont llama a "votar y ganar"

La épica se impuso a las propuestas. La lucha heroica contra el enemigo, al balance de gestión. La autoafirmación a la convivencia. La puesta de largo de la candidatura de Puigdemont fue en el edificio de Mediapró, el imperio de Jaume Roures, en la Diagonal barcelonesa. Tampoco él apareció, quizás soñando con la alianza entre Ada Colau y Oriol Junqueras.

Iniciamos una serie de testimonios para probar que se puede sobrevivir a los mítines electorales de los partidos que se presentan a las elecciones del 21 de diciembre. O al menos intentarlo. 

1.- Miniurnas del 1-O a 10 euritos. "¿Con porra dentro?", se pregunta uno de los militantes que han acudido al mitin. Son como las que se le escaparon al CNI en la votación del 1 de octubre, que según Puigdemont tiene su "segunda vuelta" el 21 de diciembre. Más pequeñas, eso sí, pero también traslúcidas y no transparentes.

Miniurnas de plástico del 1 de octubre, recuerdo del primer mitin de Junts per Catalunya. D. B.

2.- Un héroe por plasma. Qué larga se le va a hacer la campaña a los militantes del PDeCAT a los que Junts per Catalunya recurra para llenar sus mítines. El partido, que sirve de base lógística, fue marginado por Puigdemont a la hora de confeccionar la lista. Ahora le aplauden por plasma, sin poder tocarlo, hacerse selfies o gastarle una broma, porque no las oye con el retorno. Puigdemont hizo su discurso, pero su sonido llegaba un segundo antes que la imagen. 

3.- Ni una estelada y banderas europeas para aparentar. La organización puso en las sillas varias decenas de señeras (la bandera estatutaria de Cataluña) y de la Unión Europea a la que Puigdemont ha criticado con fiereza. Las azules no las cogió nadie hasta el final. Parecía que estaban para disimular. Llamaba la atención la ausencia de esteladas. Los asistentes no las llevaron.

4.- "¡He visto la tierra prometida!". Ni un mitin sin un poco de épica. El sociólogo Salvador Cardús citó un discurso de Martin Luther King sobre la tierra prometida que él veía desde la cima de la montaña. Por momentos parecía que hablaba de Moisés. En ese caso, estaba a punto de llegar y era Carles Puigdemont, que no portaba las tablas de la ley sino un lazo amarillo. La filóloga Laura Borràs prefirió compararse con "los irreductibles galos" de Asterix y Obelix.

5.- ¡Fascista tú! ¡No, tú! A medida que un debate se alarga, la probabilidad de que haya una comparación con los nazis o Hitler tiende a uno, dice la Ley de Godwin. De eso, en España, y por lo tanto en Cataluña, sabemos un poco. El candidato Francesc de Dalmases hizo una referencia a Pablo Iglesias, que el domingo advirtió del despertar del fascismo independentista en Cataluña. Después llegó Eduard Pujol, exdirector de Rac1, el más político entre los no políticos, para hablar sin ambages del "franquismo o, si les molesta, el neofranquisto" de España, de la nueva "inquisición" y de los "decretos de nueva planta". "Su normalidad es nuestra desaparición", dijo Borrás. En su programa llevan dialogar con todo lo anterior. 

6.- Consejos de una polémica entrenadora de natación. ¿Se acuerdan de Anna Tarrés, la seleccionadora española de natación sincronizada? Estuvo en el centro de una controversia por la denuncia de 15 de sus nadadoras, que la acusaron de numerosas vejaciones y motivaron su despido. Ocupa el 14 por Barcelona. "No hay éxito sin paciencia. No se llega si no hay perseverancia", aseguró. La independencia de Cataluña es "el partido más importante". 

7.- Enemigos: España y el PSC. El PSC estuvo en el centro de las críticas. "El PSC es colaborador necesario de la represión que estamos viviendo. Hay más socialistas fuera del PSC que dentro", dijo Elsa Artadi, jefa de campaña. Otros criticaron que se hubiesen aliado "con las sobras de Unió" que durante décadas fueron santo y seña con la Convergència que late en Junts per Catalunya. El partido de Miquel Iceta parece cada día una amenaza más creíble, a tenor de los ataques que recibe, superiores en virulencia a los que les caen a Ciudadanos o al PP. 

8.- Mediad de edad: unos 45-50 años. En el acto había pocos jóvenes idealistas que sueñan con la república catalana. Tampoco la media de edad era muy juvenil entre los miembros de la candidatura. En total, acudieron unas 1.200 personas, según la organización, que vibraron al son de la banda Sopa de Cabra, de Girona. 

9.- Propuestas concretas: ninguna. En toda la noche no se escuchó ninguna propuesta concreta. Ni sobre la independencia (qué hacer después del 21-D, con quién pactar, cómo negociar con el Estado, a qué renunciar para lograr un acuerdo) ni sobre temas sociales o económicos. Este lunes por la mañana, Junts per Catalunya presentaba su programa, pero que el Supremo mantuviese a cuatro referentes independentistas en prisión hizo que tampoco hubiera tiempo para las propuestas.

En el mitin todo fue épica, incluyendo Els segadors al final. Con puntualidad, unos minutos después de las 12, se descubrió el cartel de la campaña. El resto de la noche, se supone, fue para soñar con la tierra prometida que toca construir el 21 de diciembre. 

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