Barcelona

Los partidos independentistas dicen estar de acuerdo en lo fundamental, que es la independencia y su oposición al Estado por no permitírsela. Todo lo demás es objeto de confrontación. 

El punto más importante es el del reparto del poder. Aunque el PDeCAT (la antigua Convergència) lo pidió hasta el final, la negativa de ERC frustró una lista electoral conjunta y, por lo tanto, los dos partidos concurren esta vez por separado, al igual que la CUP, que ya lo hizo en 2015.

Ambos partidos aún no han dado una explicación común y convincente del por qué. Y eso casa mal con el mensaje con el que presentan las elecciones del 21 de diciembre: como unos comicios en el peor momento del autogobierno de Cataluña  y con los que llaman "presos políticos" en la cárcel. Es decir, que el peor momento no ha unido a los partidos independentistas que sí se unieron en 2015. Al contrario.  

Desde ERC se culpó en un primer momento a la CUP, pero los antisistema y el PDeCAT acabaron señalando a la ambición electoral del partido de Oriol Junqueras, por primera vez primero en todas las encuestas. El propio Junqueras, cabeza de lista de su partido, puso sobre la mesa el nombre de su número dos, Marta Rovira, como posible presidenta de la Generalitat. 

Y en este punto es donde más difieren los dos principales partidos. Ambos aseguran que, junto a la CUP, volverán a gobernar y reclamar la independencia si mantienen la mayoría absoluta, que se sitúa en los 68 diputados (ahora tienen 72). Lo que no está claro es quién sería el presidente ni cuál sería el programa. 

"El president debe volver al Palau de la Generalitat. Prioritariamente y mi deseo es que volviese a formar el mismo Gobierno que hay, que es el Gobierno legítimo de Cataluña", dijo este viernes Elsa Artadi, jefa de campaña de Junts per Catalunya, la candidatura de Carles Puigdemont en la que se ha integrado el PDeCAT.

Junts per Catalunya presiona

"El presidente lo escoge el Parlament en función de lo que desean sus diputados. Me cuesta creer que haya diputados independentistas que invistieron al president Puigdemont que no le den continuidad. Porque él es el president de la Generalitat. Me parecería extraño que a través del 155, de las decisiones de Mariano Rajoy, Puigdemont dejase de ser president", explicó Artadi en una entrevista en Catalunya Radio. 

Su tesis es clara: Puigdemont debe ser president aunque Junts per Catalunya sea el segundo, tercer o cuarto partido de la cámara, puestos donde lo sitúan las distintas encuestas, no muy coincidentes, entre otras cosas, por lo reciente que es la creación de la candidatura. Junqueras no podría aspirar más que a la vicepresidencia, porque el objetivo es hacer como que el 155 no existiese, no aceptar unas elecciones que son "ilegítimas" e "ilegales", como repiten ambos partidos. 

Los dos Gobiernos de ERC

En ese caso, el partido más votado, ERC, se quedaría en una posición subalterna que en modo alguno Junqueras y Rovira están dispuestos a aceptar. Por ese motivo, los dirigentes del partido hablan ya de dos Gobiernos: uno simbólico, de carácter moral, al que ahora llaman legítimo (con Puigdemont, los exconsellers en Bruselas y los que están en prisión provisional) y otro Ejecutivo, que tomaría las riendas del día a día y que ocuparía de forma efectiva el poder.

En otras palabras, una estructura con dos niveles, similar a la de países que cuentan con un presidente de la república de poderes limitados y un primer ministro ejecutivo. Junts per Catalunya lo descarta. 

Campañas 100% separadas

Aunque Junts per Catalunya y ERC debaten fórmulas para seguir gobernando juntos, las campañas serán completamente separadas. Ambas listas sólo coincidirán en un concierto este sábado, organizado por entidades independentistas para recaudar fondos que sirvan para pagar fianzas de los encausados por el proceso independentista.

Después, una manifestación en Bruselas reunirá a las dos formaciones. Será el día 7, pero es altamente improbable que pueda acudir Junqueras y los otros siete exconsellers, aunque sean puestos en libertad, porque seguramente no estarán autorizados a dejar el país. Será un acto en el que el protagonismo de Puigdemont será prioritario. 

Sin estrategia común

Pero además de disputarse el poder y hacer campaña por separado, el inicio de la campaña electoral llega este lunes sin que haya una estrategia común a partir del 21 de diciembre, si es que mantienen la mayoría. ¿Ratificarán en el Parlament la república proclamada el 27 de octubre? ¿Pedirán un nuevo referéndum? ¿Negociarán con el Gobierno central y, si es así, qué?

PDeCAT primero y Junts per Catalunya después, lleva semanas hablando con ERC y CUP sobre una serie de puntos en común, muy demandados por los republicanos, que no acaban de llegar. Ahí debería estar buena parte de la estrategia para después de los comicios. 

La semana pasada, Nació Digital publicó una lista de nueve puntos. Artadi los limitó este viernes a tres. De ellos, uno era la petición de que se libere a los exconsellers en prisión provisional por violar la Constitución y el Estatuto de autonomía, algo que no depende de ellos. Los otros dos aún no han sido explicados, pero tienen que ver con la ratificación del 1 de octubre y un proceso constituyente que los partidos quieren iniciar, según fuentes de una de las campañas. 

Ese punto también es clave. Si Jutns per Catalunya y ERC consideran que el 1 de octubre y las elecciones del 21 de diciembre son un indicador que debería forzar al Gobierno a negociar, el escenarios será distinto que si dan total validez al 1 de octubre como referéndum. De ese mandato sólo puede desprenderse la exigencia de que se haga efectiva la autodeterminación. 

Según los mensajes que emiten Junts per Catalunya y ERC, en estos momentos Puigdemont es el que se muestra más exigente y defensor de la secesión, algo que contrasta con voces dentro de su partido, el PDeCAT, que piden volver al pactismo. Por el contrario, Junqueras podría ser partidario de quitar el pie del acelerador, iniciar un proceso intermedio en el que buscar una mayoría contundente y, más adelante, reclamar de nuevo la independencia al Estado.