TV3 vuelve a estar en el centro del debate político sobre Cataluña. Si la cadena pública catalana ha sido protagonista desde el atentado de Las Ramblas de Barcelona hasta la consumación del procés con la votación secreta del Parlament el pasado 27 de octubre, ahora ha inaugurado las hostilidades en el contexto de la precampaña del 21-D.

La chispa la ha puesto Xavier García Albiol, candidato del PP en la comunidad autónoma. "En el PP vamos a proponer cerrar TV3 y abrir la televisión con gente normal, que sea plural", dijo en una cena de precampaña en Cerdanyola del Vallés. El audio lo ha recogido el semanario Tot Cerdanyola. "Soy partidario de que se cierre TV3. Es una máquina de generar independentistas y tiene que haber un cambio de arriba a abajo porque es impresentable lo que está haciendo con el dinero de todos los catalanes", se le escucha decir de la cadena pública, que cuesta al erario 250 millones de euros al año.

Este dinero se utiliza, entre otras cosas, para informar de la huida de Puigdemont. Fue muy criticada la cobertura de la rueda de prensa del expresident en Bruselas: hasta allí se desplazaron varios efectivos de la cadena de televisión y Catalunya Ràdio.

Albiol refleja con estas declaraciones a una parte crítica de su partido, que vio en la aplicación del 155 la oportunidad perfecta para entrar en TV3. Esa opción se descartó en el Consejo de Ministros que decidió cesar al Govern, ganando el argumento de Soraya Saénz de Santamaría. La vicepresidenta creía que sería contraproducente intervenir la cadena preocupada por la imagen de España en el exterior. Desde entonces sí ha habido presión para hacerlo de manera indirecta con denuncias a la Junta Electoral, que prohibió, por ejemplo, a los presentadores catalanes decir, entre otras expresiones, "Govern en el exilio".

"No a la campaña del odio"

Gabriel Rufián, portavoz de ERC, ha utilizado las palabras de Albiol para darle la vuelta al argumento de la normalidad. "Enorgulleceos de ser los anormales de esta normalidad", escribió en Twitter acompañando sus palabras de un mapa electoral de España con casi todas las provincias coloreadas de azul.

El comité de empresa de TV3 también ha reaccionado. En la misma red social ha pedido al dirigente popular que explique "qué es el odio". "Hemos preguntado a los abogados", dijeron. "No a la campaña del odio".

Albiol ha respondido a este tuit justificando su comentario. "Odio es lo que viví yo en Cerdanyola", empezó diciendo. En esa localidad, antes de entrar en el restaurante en el que fueron captadas sus palabras, fue recibido con esteladas y gritos. "No te queremos aquí", le dijeron. Le cantaron Els Segadors y tiraron agua por la cabeza cuando salió a la calle.

"La expresión 'normal' no tiene ninguna connotación ni referencia alguna al ámbito personal, que quede claro este malentendido", explicó Albiol en Twitter.

Rivera responde

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, contestó también a las declaraciones del líder del PP catalán. "No se trata de cerrarla al antojo de Albiol", dijo, sino de hacer una televisión "plural, diversa, que reconozca la neutralidad a la hora de informar e informe de lo que es un marco constitucional y democrático".

"Yo me conformaría con que TV3 sea una televisión pública, de calidad y si puede ser que nos cueste un poco menos, que es la televisión más cara de España", ha comentado Rivera en una entrevista en el programa La Sexta Noche, refiriéndose a ella como el "NO-DO de Cataluña".

Sobre la posibilidad perdida de controlar de TV3 insistió Alfonso Guerra, que comparte la teoría del ala más contundente del Partido Popular. El exvicepresidente del Gobierno cree que Rajoy debería haber incluido esta medida en la aplicación del 155. Definió en una columna de opinión a la cadena pública como "vergonzosamente sectaria del nacionalismo" y cree que "seguirá falseando la realidad en la campaña electoral".

El bloque constitucionalista

La intención de los socialistas cuando todavía negociaban la aplicación del 155 y el paquete de medidas a aplicar no estaba definido era que los medios públicos catalanes siguieran funcionando con normalidad y que los directivos, Núria Llorach, presidenta de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales y Vicent Sanchis, director de TV3, mantuvieran sus puestos.

La tesis de Guerra está en las antípodas, por lo tanto, de la posición de Pedro Sánchez en este extremo, que a pesar de mantener una postura de Estado en el desafío independentista, sigue viendo como le llueven puyas, más o menos explícitas y directas, por parte de la vieja guardia del PSOE.

La convocatoria del 21-D está provocando nervios y muchos quieren coger posiciones, adelantarse a lo que pueda ocurrir. Guerra aprovechó el artículo para anticiparse a los resultados de las elecciones autonómicas.

Así, advirtió al PSOE y al PSC de que los ciudadanos no entenderían que no pactaran con PP y Cs para formar un bloque constitucionalista que frenara "un Govern de partidos independentistas", a los que se refirió como "culpables del golpe institucional". "Hemos oído que no lo facilitarán", escribió en Tiempo, "pero también que no aunarán sus votos en los de los partidos constitucionalistas".

"Tal panorama desembocaría en una situación sin salida [...] Y tal desistimiento no sería perdonado por la mayoría de los españoles".

Guerra quiere confiar en "la sabiduría del pueblo catalán" para dar la vuelta a las encuestas y conjurar "una solución diferente a la de los renegados separatistas". Sin embargo, parece no hacerlo en sus compañeros de partido: "Hay que poner toda la esperanza para que actúen consecuentemente".