El independentismo eleva el listón. Marta Rovira, número dos de Esquerra Republicana y, según sugirió Oriol Junqueras, posible presidenta de la Generalitat, acusó este viernes sin aportar pruebas al Estado de planear episodios de "violencia extrema con muertos en la calle" si los independentistas trataban de poner en marcha la república que proclamaron unilateralmente el pasado 27 de octubre. 

"El Gobierno español nos hacía llegar por múltiples vías que, si continuábamos por este camino, habría escenarios de violencia extrema", dijo en una entrevista en el programa estrella de la emisora catalana Rac1. "Directamente nos decían esto: que habría sangre y que teníamos que parar porque no dudarían esta vez, y que esta vez no serían pelotas de goma sino que la cosa sería claramente contundente".

Rovira no explicó en ningún momento quién fue el supuesto autor de esas amenazas tan directas ni cuándo se profirieron, aunque aseguró estar dispuesta a revelarlo.

Una acusación que cambia el foco

No es la primera vez que los dirigentes independentistas recurren al fantasma de la violencia del Estado en los últimos días. El exconsejero Antoni Comín, huido a Bélgica, aseguraba recientemente: "El gobierno de Cataluña estaba preparado al cien por cien para desplegar la república, y por eso lo asumimos en sede parlamentaria. Para lo que no estábamos preparados era para la guerra a base de cuerpos armados que está llevando a cabo el Estado español".

El martes, Lluís Llach, se hacía eco en Twitter de una entrevista a Marcel Mauri, portavoz de Òmnium Cultural, y aseguraba: "[Mauri] explica por qué no estábamos preparados ante una raya roja que los dirigentes políticos se habían marcado. No poner en peligro la integridad y la vida de la gente. Lo puedo atestiguar". 

Pero lo explícito de la acusación de Marta Rovira enrareció el clima. De repente, la supuesta violencia del Estado volvió a ser noticia. Un sinfín de reacciones gubernamentales, comenzando por el presidente del Gobierno, calificaron de "vergüenza" y "absolutamente falso" lo dicho por la dirigente de ERC. 

Pistoletazo de salida de la campaña

La polémica se producía además, el mismo día que los partidos cerraban sus candidaturas del 21-D, que para los separatistas supone concurrir a unas elecciones que consideran ilegítimas, pues suponen la vuelta a la legalidad constitucional.

Rovira, que posiblemente llevará el peso de la campaña de ERC salvo que Junqueras salga de la cárcel, iniciaba así la cuenta atrás para el 21-D. La carrera estará marcada probablemente por la denuncia de la supuesta violencia que, según Rovira, oprime a los catalanes. Incluso la hipotética y no contrastada que, según su acusación, el Estado estaba dispuesto a infligir.

El recurso al agravio infundado no es nuevo en las tesis independentistas. Hace años se hizo popular la expresión "España nos roba" referida al supuesto expolio que el Estado hacía de Cataluña a través de los impuestos y la falta de inversiones.